En noviembre pasado una reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) aceleró la caída en el precio del petróleo. En esa ocasión, el grupo de países decidió mantener sin cambios su producción, a pesar de una clara sobreoferta en el mercado. El movimiento obedeció a un deseo de mantener su participación de mercado y evitar que otros nuevos productores, principalmente estadounidenses, les robaran clientes.
Tal decisión tuvo implicaciones en todo el mundo, desde los productores hasta los importadores netos. En Costa Rica la inflación se encuentra por debajo del 1% gracias, en gran parte, a dicha corrección en los precios.
Esta semana la OPEP vuelve a reunirse y existe un consenso en el mercado de que la producción se mantendrá sin cambios. Debido a que no se cumplió con el objetivo de sacar a los productores estadounidenses del mercado. De hecho, muchos de estos lograron hacerse más productivos, gracias a técnicas como las perforaciones horizontales, las que permiten explotar varios “pozos” desde una misma plataforma.
Quizás lo más interesante de la reunión sean las perspectivas a largo plazo de la OPEP. Hace unas semanas el Wall Street Journal, un periódico estadounidense, tuvo acceso a un documento que tentativamente se presentaría esta semana a los miembros. En este no se observaban escenarios donde el precio del barril estuviera por encima de los US$100, ni siquiera en el más optimista, durante los próximos 10 años.
Lo anterior evidencia que la entidad reconoce la competencia de los productores estadounidenses y necesita que los precios se mantengan bajos por un tiempo prolongado, si verdaderamente desea sacarlos del mercado.
Este escenario seguirá presionando las finanzas de los países miembros, de hecho según la EIA, la agencia de energía estadounidense, solo Qatar y Kuwait logran balancear sus finanzas con un petróleo en los US$65.
De esa forma, el documento que se presentaría este viernes podría poner sobre la mesa la posibilidad de revivir las cuotas de producción dentro del grupo. Es decir, mantener la producción total, pero permitir que los países más golpeados puedan vender más, por ejemplo Venezuela o Libia.
Esta situación respalda nuestra expectativa de que el barril de referencia Brent promedie este año los US$60. Tal coyuntura es positiva para Costa Rica, ya que mantiene la inflación sin presiones, lo que le sigue dando espacio al Banco Central para mantener una política monetaria más relajada, algo primordial debido a la desaceleración que experimenta la economía local.