7 jul (Reuters) - El COVID-19 se ha infiltrado en varios centros de poder y así es como cada gobierno se ha ocupado de ello:
BRASIL
El presidente Jair Bolsonaro dijo el martes que dio positivo en la prueba de coronavirus, pero que su salud era buena pese a tener fiebre. El populista de derecha, que ha minimizado la gravedad del virus, al que ha llamado "pequeña gripe", se hizo la prueba el lunes después de desarrollar síntomas.
En una entrevista televisiva, Bolsonaro dijo que empezó a sentirse mal el domingo y que ha estado tomando hidroxicloroquina, un medicamento contra la malaria cuya eficacia contra el COVID-19 no ha sido probada.
Brasil tiene el segundo brote más grande del mundo después de Estados Unidos con más de 1,6 millones de casos confirmados y 65.000 muertes por COVID-19.
Bolsonaro ha desafiado abiertamente el consenso de los expertos en salud pública brasileños para frenar el brote. Ha criticado las órdenes de cierre y distanciamiento social de los gobernadores y alcaldes regionales, diciendo que el daño económico es peor que el de la enfermedad.
REINO UNIDO
El primer ministro Boris Johnson pasó dos semanas recuperándose de un ataque de COVID-19 en Chequers, su residencia de campo, antes de volver a la sede del gobierno en Downing Street el 26 de abril.
Johnson, de 56 años, había pasado tres noches en cuidados intensivos en un hospital de Londres con la enfermedad. Dejó el hospital de St Thomas el 12 de abril, agradeciendo al personal por haberle salvado la vida.
ESTADOS UNIDOS
El presidente Donald Trump ha hecho caso omiso sistemáticamente de las orientaciones de las autoridades sanitarias que instan a las personas a llevar mascarillas protectoras cuando están en compañía para tratar de frenar la propagación del coronavirus.
No ha usado una mascarilla en público e incluso se ha burlado de Joe Biden, su rival demócrata en las elecciones del 3 de noviembre, por llevar una, y tampoco ha practicado el distanciamiento social en varios eventos públicos. En abril, Trump dijo que no podía imaginarse usando una mascarilla mientras saludaba a "presidentes, primeros ministros, dictadores, reyes, reinas".
Varios asesores de la Casa Blanca, miembros del personal de la campaña de reelección de Trump y agentes del Servicio Secreto han dado positivo para el coronavirus, al igual que su ayuda de cámara personal y Kimberly Guilfoyle, la novia de su hijo Donald Jr., que es una funcionaria para la recaudación de fondos de su campaña.
RUSIA
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo en mayo que había dado positivo y recibido tratamiento en el hospital, antes de recuperarse.
El presidente Vladimir Putin trabajó a distancia desde su residencia en las afueras de Moscú y mantuvo reuniones por videoconferencia desde marzo hasta finales de mayo, cuando regresó al Kremlin.
Putin se somete a pruebas de COVID-19 cada tres días, se han instalado túneles especiales de desinfección en el Kremlin y en su residencia oficial por los que deben pasar los visitantes.
Entre los altos funcionarios rusos que han sufrido el virus están el primer ministro Mikhail Mishustin y otros tres ministros del gabinete.
CANADÁ
El primer ministro Justin Trudeau, de 48 años, entró en cuarentena en marzo después de que su esposa fue diagnosticada con el coronavirus. Daba conferencias de prensa diarias en el jardín delantero de su residencia, con reporteros que le hacían preguntas a distancia.
Con su esposa aislada en un área de la cabaña Rideau de 22 habitaciones, y sin personal debido a la cuarentena de la familia, Trudeau recurrió a Lego para entretener a sus tres hijos mientras presidía las reuniones del gabinete por teleconferencia y hablaba con líderes mundiales.
Las comidas diarias se dejaban en la casa de 150 años en los terrenos boscosos de la residencia del gobernador general cerca del centro de Ottawa. Trudeau divide ahora su día de trabajo entre su casa y su oficina principal en el centro de Ottawa.
HONDURAS
El presidente Juan Orlando Hernández, de 51 años, dejó el hospital la semana pasada donde se sometió a un tratamiento para la neumonía después de dar positivo en la prueba de COVID-19. (Compilado por Mark Heinrich Editado en español por Javier López de Lérida)