Como advirtió la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados en los primeros días de septiembre, la tasa de mortalidad de los refugiados que intentan llegar a Europa ha aumentado. Eso suena aún más cruel si se tiene en cuenta que los números que tratan de hacer la travesía han caído.Por cada 18 personas que cruzan a Europa por el Mediterráneo central entre enero y julio de 2018, muere una persona. Esto es dos veces más que en el mismo período de 2017, cuando hubo una muerte por cada 42 refugiados e inmigrantes que intentaron cruzar la frontera.El verano en los Estados Unidos trajo el escándalo con la Agencia de Inmigración y Aduanas de los Estados Unidos (ICE) y la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP). Ambos organismos fueron acusados de tener una política de cero tolerancia y de separar a los niños inmigrantes ilegales de sus padres. Los arrestos anuales de inmigrantes se han disparado desde enero de 2017, de 110 568 en 2016 a 143 470 en 2017.
Aunque las palabras de moda "crisis de los refugiados" se dejaron en el año 2015, el problema de la migración masiva sigue siendo uno de los temas centrales en el siglo XXI, dado el gran número de crisis económicas y sociopolíticas -desde Siria hasta Venezuela- e incluso la crisis de la migración climática mundial, esperada por los científicos. Dada la importancia y la dificultad de una política de migración decente, ¿podemos confiar en las tecnologías descentralizadas para mejorarla? De hecho, sí.