México, 8 ago (EFE).- El principal partido de la izquierda mexicana confió hoy en que la reforma energética surja del consenso, pero insistió en que es "inaceptable" un cambio a la Constitución para entregar el petróleo a las grandes empresas extranjeras.
"Le apuesto a la fuerza de nuestros argumentos y a la voluntad de seguir construyendo acuerdos" en el Pacto por México, que ya ha sacado adelante otras reformas clave, dijo el presidente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Jesús Zambrano, en un encuentro con corresponsales extranjeros.
El Gobierno y los principales partidos políticos se comprometieron en el Pacto por México a impulsar las reformas estructurales necesarias en el país, entre ellas una que modernice a la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) y la saque de su actual rezago.
En ese acuerdo, firmado el 2 de diciembre pasado, quedó establecido que los hidrocarburos seguirán siendo propiedad de la nación y que Pemex permanecerá como una empresa pública.
Se trata de una reforma compleja que va a impactar al país "en las próximas décadas", afirmó hoy Zambrano, y señaló que aún desconoce la iniciativa en materia energética que el presidente de México, Enrique Peña Nieto, presentará la próxima semana.
Aunque el mandatario ha insistido en que Pemex no será privatizada, sí ha destacado la necesidad de modernizar la petrolera e incrementar la participación del capital privado en el sector, algo en lo que coincide el conservador Partido Acción Nacional (PAN).
"No estamos en contra de la participación del capital privado", pero es necesario que se regulen bien los contratos, explicó el dirigente izquierdista, quien rechazó un cambio a la Constitución para dar garantías jurídicas al capital privado.
El PRD fue el primer partido que puso sobre la mesa a fines de junio pasado los criterios de su propuesta energética, que busca la modernización de Pemex con la reforma de 12 ordenamientos legales y la creación de una nueva ley.
Un mes después el conservador PAN presentó al Congreso su iniciativa de reforma, que prevé la incorporación de empresas privadas en la explotación del petróleo y de sus derivados, así como de la distribución de las gasolinas, mediante un esquema de concesiones.
La propuesta del PAN exige cambiar tres artículos de la Constitución, el 25, el 27 y el 28, pero el PRD sostiene que es posible hacer reformas profundas sin tocar la Carta Magna.
Con mayor autonomía de gestión y sin "la enorme carga fiscal (el 70 % de sus ingresos van a Hacienda), se puede transformar a la petrolera, insistió Zambrano, quien rechazó que su partido se ubique "en una suerte de principio de intocabilidad de la Constitución por sí misma".
El político, convencido de que el "debate real" apenas va a comenzar, dijo que una vez que Peña Nieto presente su iniciativa, probablemente el próximo lunes, los integrantes del Pacto buscarán avanzar en las coincidencias para alcanzar una reforma energética de consenso, como la de telecomunicaciones y la educativa.
Sobre la posibilidad de que el PAN y el PRI hagan valer su mayoría calificada para sacar adelante una iniciativa conjunta en la que el PRD quede marginado, destacó el peso de su partido, que gobierna a 25 millones de mexicanos, y la oposición de la mayoría ciudadana a una reforma constitucional.
Desde la nacionalización del petróleo, decretada en 1938 por el entonces presidente Lázaro Cárdenas, para los mexicanos la propiedad de los hidrocarburos se ha convertido en un tema de soberanía nacional.
Con 52 % de los mexicanos que viven en la pobreza, hay una "enorme cantidad inflamable en el cuerpo de la nación" y "cualquier chispa puede encender la pradera", advirtió el dirigente, quien apeló a la sensibilidad de los tomadores de decisiones.
En el caso de que queden dos propuestas de reforma distintas tras las negociaciones en el Pacto por México, señaló la posibilidad de que sean llevadas a un referendo nacional. EFE