En medio de los cambios económicos mundiales, el Banco Central Europeo (BCE) se dispone a aplicar un segundo recorte de los tipos de interés antes de la esperada relajación monetaria de la Reserva Federal el mes próximo, con planes para una tercera reducción en octubre.
Esta postura proactiva del BCE contrasta con el enfoque más comedido de la Fed y refleja la profundización de las relaciones comerciales entre la Unión Europea (UE) y China.
Análisis recientes indican que mientras Occidente, en particular Estados Unidos, ha ido reduciendo su dependencia de las importaciones chinas, la UE ha visto aumentar su comercio con China.
Los datos del Peterson Institute for International Economics (PIIE) revelan que la importación de productos chinos por parte de la UE, especialmente productos manufacturados, ha crecido en los últimos cinco años. Esta tendencia se pone de manifiesto por la mayor participación del yuan en el índice ponderado de comercio del euro en comparación con su presencia en el equivalente del dólar.
La divergencia en las relaciones comerciales queda subrayada por el informe PIIE, que señala que la UE se ha hecho más dependiente de las importaciones chinas mientras que Estados Unidos ha avanzado hacia la reducción de tales dependencias.
Este cambio podría complicar futuros acuerdos entre EE.UU. y Europa sobre políticas de seguridad nacional y tecnología en relación con China.
La ralentización económica de China, marcada por el debilitamiento del mercado inmobiliario, las presiones deflacionistas y las continuas tensiones comerciales, ha suscitado inquietud a escala mundial. El simposio de Jackson Hole de la Reserva Federal, celebrado la semana pasada, reconoció el posible lastre para la economía mundial debido a estos problemas.
Por otra parte, el banco de inversión UBS ha revisado su previsión de crecimiento para China en 2025 al 4%, significativamente por debajo tanto del objetivo del 5% de Pekín como de la proyección del 5,1% del Fondo Monetario Internacional.
Las decisiones de política monetaria del BCE parecen estar influidas por la importante exposición económica de Europa a China. Aunque los mercados financieros suelen alinear las políticas monetarias del BCE y de la Reserva Federal, el ciclo actual muestra una divergencia, con el BCE tomando medidas preventivas. Los tipos de referencia del BCE son más de 150 puntos básicos inferiores a los de la Fed.
A pesar de estos acontecimientos, los inversores no han valorado plenamente las implicaciones de la dependencia europea de China. Los mercados monetarios prevén una mayor relajación de la Reserva Federal que del BCE para el próximo año, y el euro ha alcanzado recientemente su máximo de un año frente al dólar.
Mientras la economía mundial navega por estas incertidumbres, los retos económicos de China podrían tener un efecto más pronunciado en Europa, dadas sus conexiones comerciales más estrechas.
Así pues, la política monetaria del BCE podría seguir divergiendo de la de la Reserva Federal al abordar el singular panorama económico configurado por su relación con China.
Reuters ha contribuido a este artículo.Este artículo fue traducido con la ayuda de inteligencia artificial. Para obtener más información, consulte nuestros Términos de Uso.