El Congreso Astronáutico Internacional (IAC), un acontecimiento fundamental para las agencias espaciales mundiales, ha comenzado esta semana en Milán, en un contexto de creciente competencia geopolítica en la exploración espacial. El encuentro, centrado en la órbita terrestre y las actividades lunares, cuenta con una importante presencia del sector privado, que se esfuerza por igualar el ritmo marcado por SpaceX, la empresa dirigida por Elon Musk.
El IAC de este año destaca especialmente por reunir bajo el mismo techo a expertos espaciales de Estados Unidos y China, dos de los principales competidores en la actual carrera espacial. Sin embargo, la ausencia de la rusa Roscosmos, marginada por los países occidentales tras la invasión de Ucrania en 2022, subraya la cambiante dinámica de la cooperación espacial internacional.
El congreso, organizado por la Federación Astronáutica Internacional (IAF), cuenta con la cifra récord de 7.197 resúmenes técnicos presentados, y el 37% de las ponencias correrán a cargo de estudiantes y jóvenes profesionales. El Presidente de la IAF, Clay Mowry, expresó su entusiasmo por el congreso, comparando el periodo actual de la exploración espacial con la era Apolo de los años sesenta.
Entre los temas clave que se prevé debatir figuran la exploración lunar, el programa lunar Artemis de la NASA, que está creando una coalición de países asociados, y la urgente necesidad europea de un acceso independiente al espacio.
Se espera que Bill Nelson, administrador de la NASA, consiga apoyos para la estrategia de la agencia de involucrar a empresas privadas en la sustitución de la Estación Espacial Internacional (ISS) tras su retirada prevista en 2030. La ISS ha sido un símbolo de la diplomacia espacial internacional, liderada principalmente por Estados Unidos y Rusia. La NASA, que invierte miles de millones en el programa Artemis, pretende mantener una presencia en la órbita terrestre baja para competir con la estación espacial china Tiangong, que alberga astronautas chinos desde hace tres años.
Tanto Estados Unidos como China persiguen ambiciosamente el objetivo de llevar seres humanos a la Luna en esta década, por primera vez desde la misión estadounidense Apolo en 1972. Sus esfuerzos incluyen la formación de alianzas con países socios y el aprovechamiento de las capacidades del sector privado, influyendo en los objetivos espaciales de las agencias más pequeñas.
El IAC coincide con los trámites parlamentarios en Italia para aprobar el primer marco legislativo del país para la industria espacial, que incluye normas para la inversión privada. El Ministro de Industria italiano, Adolfo Urso, destacó el domingo la importancia de este marco, subrayando su papel en la consecución de los objetivos nacionales y la garantía de una utilización sostenible del espacio.
Italia, importante contribuyente a la Agencia Espacial Europea, ha comprometido 7.300 millones de euros para proyectos espaciales nacionales y europeos hasta 2026. Europa está reevaluando sus prioridades en materia de lanzadores y satélites debido a las tecnologías espaciales disruptivas, la competencia de empresas privadas como SpaceX y las tensiones geopolíticas.
El Falcon 9 de SpaceX se ha convertido en un elemento básico para el acceso occidental al espacio, lo que ha llevado a Estados Unidos y otros países a animar a las empresas espaciales emergentes que pueden ofrecer cohetes más asequibles. SpaceX también ostenta el título de mayor operador de satélites del mundo con su extensa red de Internet Starlink.
Tras una pausa, Europa reanudó el acceso sin tripulación a la órbita con el vuelo de prueba del lanzador Ariane 6 en julio. Sin embargo, la capacidad de Europa en materia de satélites es limitada debido a la ruptura de lazos con Rusia, cuyos cohetes Soyuz eran integrales antes del conflicto en Ucrania.
La industria europea de fabricación de satélites se está adaptando a medida que disminuye la demanda de grandes satélites geoestacionarios personalizados en favor de constelaciones de satélites de órbita terrestre baja como Starlink. La empresa italiana Leonardo, anfitriona del evento, aboga por una nueva estrategia en la que participen su socio francés Thales (EPA:TCFP) y su competidor Airbus (EPA:AIR).
Las tres empresas están manteniendo conversaciones preliminares para combinar sus actividades en el sector de los satélites, aunque el resultado depende de la postura de la Comisión Europea, que ya ha bloqueado iniciativas similares de consolidación.
Los estrategas europeos ven el espacio como un mercado global, y sugieren que obligar a las empresas europeas a limitar su competencia dentro de la región pasa por alto el contexto más amplio de la competencia mundial.
La iniciativa de la NASA de fomentar sustitutos privados para la ISS ha fomentado colaboraciones transatlánticas, incluida una empresa conjunta entre Airbus y la empresa estadounidense de operaciones espaciales Voyager, destinada a satisfacer la demanda europea de investigación y operaciones en órbita terrestre baja.
Reuters ha contribuido a este artículo.
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