Investing.com - El rendimiento de la deuda soberana de Estados Unidos sigue adelante con su imparable ascenso y la rentabilidad del bono a diez años escala en la jornada de hoy hasta marcar un nuevo máximo intradía en el 2,944%, un nivel que no se veía desde el mes de enero de 2014.
De este modo, las obligaciones del Tesoro estadounidense a diez años se acercan de nuevo en el mercado secundario a la barrera psicológica del 3%, un techo invisible que se antoja estratégico y del que los gestores de fondos advierten que podría desencadenar movimientos importantes en el mercado de acciones.
Tras comenzar el año ofreciendo una rentabilidad del 2,4%, las últimas ventas masivas en el mercado de renta fija no han dejado de impulsar los rendimientos al alza y muchos inversores apuntan ya a que la referencia ‘yanqui’ a diez años podría estar en disposición de superar el nivel del 3% en las próximas sesiones.
Pero no hablamos solo del bono a diez años, la rentabilidad a 7 años escala hasta el 2,877% su nivel más alto desde abril de 2011; mientras que el bono a 5 años toca el 2,687%, lo que supone un nuevo máximo desde abril de 2010.
El último gran movimiento al alza de la rentabilidad de los bonos se produjo tras la publicación de los datos de IPC en Estados Unidos en el día de ayer. La evolución de los precios al consumo se situó por encima de las expectativas del mercado en el mes de enero, con la inflación subyacente registrando la mayor aceleración en un año.
Estos datos espolearon de nuevo los miedos a que la Reserva Federal (Fed) estadounidense se vea forzada a elevar este año los tipos de interés a un ritmo superior al planeado inicialmente. Ahora el mercado se mentaliza a marchas forzadas de que la Fed revisará el precio oficial del dinero hasta cuatro veces en 2018.
Según los estrategas de Goldman Sachs (NYSE:GS), la rentabilidad del bono a diez años se elevará hasta el 3,5% en los próximos seis meses, una cifra que muchos califican como “el umbral del dolor” para las acciones, que automáticamente pierden atractivo en comparación con la renta fija.
En la actualidad, la rentabilidad de los bonos a dos años del Tesoro estadounidense se sitúa en torno al 2,2%, lo que comparado con la rentabilidad por dividendo del 1,8% que ofrece el S&P 500, se convierte en una mala señal para los alcistas del mercado bursátil.
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