Líderes financieros de todo el mundo se reúnen esta semana en Washington con motivo de las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, en un contexto de conflictos geopolíticos, desaceleración económica e inminentes elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Se espera que más de 10.000 asistentes procedentes de ministerios de finanzas, bancos centrales y organizaciones de la sociedad civil participen en debates encaminados a potenciar el crecimiento económico mundial, abordar los problemas de la deuda y financiar la transición a la energía verde.
Se prevé que las reuniones, que comienzan hoy y se irán intensificando a lo largo de la semana, sean la última comparecencia de la Secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, que ha desempeñado un papel fundamental en las iniciativas económicas y climáticas de la administración Biden y ha indicado su marcha del servicio público al final del actual mandato del Presidente Joe Biden, en enero.
Se espera que un punto clave de la conversación gire en torno al creciente sentimiento comercial antichino y las políticas industriales, especialmente a la luz de las recientes subidas de aranceles de la administración Biden sobre productos chinos, incluidos vehículos eléctricos, semiconductores y productos solares.
El FMI publicará el martes sus previsiones actualizadas de crecimiento mundial, tras las declaraciones de la semana pasada de su Directora Gerente, Kristalina Georgieva, que apuntaron a unas perspectivas modestas. Georgieva subrayó la lucha de la economía mundial contra el elevado endeudamiento, que conduce a un crecimiento lento a medio plazo. Sin embargo, señaló ciertas áreas de resistencia, particularmente en EE.UU. e India, que ayudan a equilibrar las debilidades actuales en China y Europa.
En las reuniones anuales también se abordarán los problemas de liquidez que afectan a los mercados emergentes, que se enfrentan a elevados costes del servicio de la deuda y a una reducción de la ayuda exterior, lo que provoca retrasos en las inversiones para el desarrollo.
Las reuniones del año pasado se celebraron con el conflicto de Oriente Medio como telón de fondo, pero el impacto económico se limitó en gran medida a la región. Georgieva hizo hincapié en los posibles riesgos económicos mundiales asociados a las interrupciones del suministro de petróleo y gas.
El apoyo a Ucrania es otro punto importante de la agenda, ya que las naciones del G7 trabajan para alcanzar un acuerdo político sobre un préstamo de 50.000 millones de dólares, respaldado por activos rusos congelados, para finales de octubre. Este apoyo financiero se considera en parte una salvaguarda frente a la posible victoria electoral de Donald Trump, que ya ha expresado anteriormente su intención de retirarse de Ucrania.
A pesar de los acuciantes problemas, los funcionarios del Banco Mundial y del FMI están decididos a centrarse en soluciones prácticas durante las reuniones. El presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, hizo hincapié en la importancia de ir más allá del reconocimiento de los problemas para aplicar medidas eficaces, como acelerar los preparativos de los proyectos y perfeccionar un nuevo cuadro de mando para mejorar los resultados en materia de desarrollo.
Las reuniones coinciden con el 80º aniversario de la fundación del FMI y el Banco Mundial, lo que marca un momento de reflexión y acción orientada al futuro para las instituciones.
Reuters ha contribuido a este artículo.
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