Los minoristas del Reino Unido se enfrentan a un panorama difícil, ya que la confianza en la situación de su negocio en los próximos tres meses ha disminuido drásticamente, según los últimos resultados de la Confederación de la Industria Británica (CBI). La encuesta trimestral de la CBI sobre el comercio minorista, publicada este mes de noviembre, indica que la confianza de los minoristas cayó al ritmo más rápido de los últimos dos años.
En el año transcurrido hasta noviembre, los volúmenes de ventas al por menor experimentaron un descenso moderado, con un saldo ponderado del -18%, una caída desde el -6% de octubre. Los minoristas han calificado las ventas de "escasas" para la época del año, un sentimiento coherente con el del mes anterior. Se espera que el crecimiento anual de las ventas se deteriore aún más en diciembre, con un volumen de ventas que se mantendrá por debajo de las normas estacionales, aunque el déficit previsto es menos grave que en noviembre.
Los minoristas también se preparan para una disminución de los gastos de capital en los próximos doce meses en comparación con el año pasado, lo que refleja el debilitamiento de la demanda de los consumidores y la caída de la confianza. El empleo en el sector ha disminuido en el último año hasta noviembre al ritmo más lento desde noviembre de 2023, y los minoristas prevén que la plantilla se mantendrá prácticamente igual en diciembre.
Cabe destacar que la inflación de los precios de venta ha disminuido en el año hasta noviembre, con un saldo del +24% frente al +30% de agosto, manteniéndose por debajo de la media a largo plazo por tercer trimestre consecutivo. Sin embargo, se espera una aceleración en diciembre, con previsiones de los minoristas de un saldo del +33%.
El sector de la distribución en sentido amplio, que incluye el comercio minorista, mayorista y del automóvil, también experimentó una contracción del volumen de ventas a un ritmo moderado en el año transcurrido hasta noviembre, y las empresas prevén que las ventas caigan al mismo ritmo en diciembre.
Ben Jones, economista jefe de la CBI, destacó la gravedad de la situación, afirmando que el nivel de pesimismo entre los minoristas no se había visto desde el punto álgido de la crisis inflacionista de noviembre de 2022. Jones hizo hincapié en el impacto de los próximos cambios fiscales, como la subida de la Seguridad Social de los empleadores y el aumento de las tasas empresariales para las propiedades de mayor valor, que se espera que golpeen duramente a los minoristas al añadir costes operativos significativos. Instó al Gobierno a colaborar urgentemente con la comunidad empresarial para mitigar la carga acumulativa de costes que amenaza con perjudicar la inversión y la contratación, al tiempo que se traduce en precios más altos para los consumidores.
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