Los estibadores de la costa este y la costa del Golfo de EE.UU. iniciaron el martes una huelga que paralizó las operaciones en los puertos de Maine a Texas. Esta acción de la Asociación Internacional de Estibadores, su primera huelga desde 1977, ha puesto a miles de trabajadores en las líneas de piquete y ha dejado varados barcos y contenedores. La huelga podría afectar a las perspectivas de la Reserva Federal, que se prepara para su reunión de política monetaria de los días 6 y 7 de noviembre.
David Altig, vicepresidente ejecutivo y principal asesor económico de la Reserva Federal de Atlanta, expresó el domingo que la duración de la huelga será crucial. Un paro prolongado podría poner en peligro la actual tendencia a la baja de los precios de los bienes, que ha sido un factor de contención de la inflación general. Altig destacó la importancia de la debilidad de los precios de los bienes en la estrategia del banco central para mantener la inflación en torno al objetivo del 2%.
El conflicto laboral ha suscitado preocupación por su potencial para perturbar los indicadores económicos. Una huelga de dos semanas coincidiría con el periodo de la encuesta del gobierno para el informe de empleo estadounidense de octubre, lo que posiblemente afectaría a la tasa de desempleo y al recuento de puestos de trabajo en nómina. Sin embargo, los trabajadores en huelga no se contabilizan como desempleados en estas estadísticas.
Julia Coronado, presidenta de MacroPolicy Perspectives, señaló la complejidad de la situación para la Reserva Federal, ya que la huelga podría ser tanto perturbadora para la demanda como inflacionista. El impacto sobre el crecimiento económico, el gasto de los consumidores y las presiones sobre los precios sigue siendo incierto.
Las empresas, en particular los minoristas que se preparan para la temporada navideña, se han anticipado a la huelga aumentando sus existencias, lo que puede mitigar los efectos inmediatos sobre la oferta y la demanda.
La ex presidenta de la Fed de Cleveland, Loretta Mester, en su intervención en la conferencia de la Asociación Nacional de Economía Empresarial, indicó que, si bien una huelga breve podría no influir en la política, una de larga duración podría tener implicaciones significativas para los precios y el mercado laboral.
El resultado de la huelga podría ser más acuciante si se prolonga hasta principios de noviembre, lo que podría afectar al comportamiento de los consumidores y a sus decisiones de gasto. Erin McLaughlin, economista senior del Conference Board, señaló que la pandemia ha aumentado la concienciación pública sobre la importancia de la cadena de suministro, lo que sugiere que una huelga prolongada podría provocar una mayor cautela en el gasto de los consumidores.
A medida que se desarrolle la situación, la Reserva Federal tendrá que considerar estos acontecimientos en sus próximas decisiones políticas. Muchos analistas anticipan la posibilidad de una intervención de la Casa Blanca o una resolución rápida debido al grave impacto en el comercio.
Reuters ha contribuido a este artículo.
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