Por Laura Sánchez
Investing.com - El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Robert O'Brien, reconoció que el brote de coronavirus podría afectar el acuerdo comercial de Fase 1 con China, en el sentido de que el gigante asiático podría comprar menos productos agrícolas estadounidenses este año, según Reuters.
"Esperamos que el acuerdo de la Fase 1 le permita a China importar más alimentos y abrir esos mercados a los granjeros estadounidenses, pero ciertamente mientras observamos cómo se desarrolla este brote de coronavirus en China, podría tener un impacto en muy grande, al menos este año", ha advertido O'Brien.
Incluso, el asesor afirmó que el coronavirus podría interrumpir la cadena de suministro global y, potencialmente, tener un impacto en la economía estadounidense y global.
José Luis Cárpatos, CEO de Serenity Markets, reitera que “aunque no se reconoce en público, muchos creen que los chinos ya sabían esto cuando firmaron el acuerdo, de ahí que aceptaran cláusulas todas en su contra y prácticamente nada a su favor”.
China sigue implementando medidas
En medio de estas ‘dudas’, China presentó una nueva batería de medidas de carácter fiscal, dirigidas a particulares y a pequeñas empresas, que se suma a la reciente inyección de liquidez.
Entre ellas, según detallan en Link Securities, destacan exenciones en el impuesto de la renta a las personas que participan en la prevención y control de la epidemia, así como exenciones también en el impuesto de valor añadido a los contribuyentes en sectores como el transporte, el catering y los envíos de necesidades diarias.
El plan también especifica unas políticas fiscales preferenciales a las donaciones domésticas y extranjeras. Para ayudar a la reanudación del trabajo, las pérdidas de las compañías afectadas por el virus que se registren en 2020 podrán ser repartidas hasta un máximo de ocho años.
El ritmo de propagación desciende, pero aún no hay vacuna
Según las cifras oficiales, el virus, que fue ayer rebautizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como COVID-19, parece reducir su ritmo de propagación.
Ayer martes se registraron 94 nuevas víctimas mortales, elevando el número total a más de 1.100. Además, confirmaron la aparición de otros 1.068 nuevos casos, una cifra diaria inferior a los 3.000 nuevos casos registrados el 4 de febrero, pico máximo hasta el momento.
“Por segundo día de forma consecutiva, el número de nuevos infectados fue inferior al del día precedente, concentrándose además la gran mayoría de los casos en la provincia de Hubei”, apuntan en Link Securities.
“Según los epidemiólogos chinos, es factible que la epidemia toque techo entre mediados y finales de febrero y que se pueda dar como finalizada en el mes de abril. Las autoridades chinas se han mostrado bastante optimistas al respecto, comenzando a producirse las primeras ‘purgas’ entre ‘los responsables’ de la gestión de la epidemia, actuaciones típicas en los regímenes comunistas dirigidas principalmente al consumo interno”, añaden estos expertos.
No obstante, la OMS advirtió que habrá que seguir de cerca la evolución del virus, a la vez que desmentía informaciones que se extendieron la semana pasada sobre una posible vacuna inminente. No habrá vacuna hasta al menos dentro de 18 meses.