El Gobierno de Biden ha fijado nuevos requisitos de consumo de combustible para camiones y todoterrenos, con el objetivo de alcanzar una media de 50,4 millas por galón en 2031, un ligero aumento respecto a las 39,1 mpg actuales. La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carretera (NHTSA) anunció el viernes que los nuevos objetivos, menos estrictos que los propuestos inicialmente, son el resultado de la fuerte presión ejercida por los principales fabricantes de automóviles, incluidos los tres de Detroit.
La revisión de las normas CAFE (Corporate Average Fuel Economy) representa un compromiso respecto a la anterior proyección de la NHTSA de 58 mpg para 2032. Los fabricantes de automóviles habían argumentado que la propuesta original era inalcanzable, especialmente en un momento en el que están trabajando en la transición hacia la producción de vehículos eléctricos. La NHTSA reconoció las preocupaciones de la industria, afirmando que los fabricantes indicaron que no podían cesar la producción de camiones ligeros grandes y menos eficientes en el consumo de combustible y, al mismo tiempo, cambiar a los vehículos eléctricos.
Los grupos ecologistas han expresado su decepción por la relajación de las normas, alegando que se quedan cortas para hacer frente a la contaminación y el cambio climático. Por su parte, los fabricantes de automóviles han acogido con satisfacción la decisión, ya que creen que evitará un aumento significativo de los precios de los vehículos.
Como parte de la norma final, la NHTSA también ha ajustado las sanciones de cumplimiento, que se espera que reduzcan la carga financiera de la industria. La propuesta original habría supuesto 14.000 millones de dólares en multas a lo largo de cinco años, y la mayoría de los costes habrían recaído en los Tres de Detroit: General Motors (NYSE:GM) con 6.500 millones de dólares, la matriz de Chrysler, Stellantis (NYSE:STLA) con 3.000 millones, y Ford Motor (NYSE:NYSE:F) con 1.000 millones.
Sin embargo, con la nueva norma, se prevé que las multas totales del sector entre 2027 y 2031 asciendan a 1.830 millones de dólares, o incluso menos, dependiendo de varios modelos. Se espera que GM tenga que hacer frente a 906 millones de dólares en sanciones, Stellantis a 368 millones y Ford podría no incurrir en ninguna multa.
La norma final de la NHTSA tampoco incluye ningún aumento para los camiones ligeros en 2027 y 2028, y sólo se exigen aumentos del 2% de 2029 a 2031. Además, la agencia está ultimando nuevas normas para mejorar la eficiencia de combustible de las camionetas y furgonetas pesadas, con un objetivo de mejora del 10% anual de 2030 a 2032 y del 8% anual de 2033 a 2035.
Esta decisión se produce en un momento en que el Presidente Biden aspira a la reelección en noviembre, intentando recabar el apoyo de los trabajadores del sector del automóvil y sus sindicatos. La Administración se ha enfrentado a las críticas del candidato republicano Donald Trump por su apoyo a los vehículos eléctricos y a una normativa más estricta sobre vehículos.
John Bozzella, director de la Alianza para la Innovación Automovilística, elogió las normas revisadas, afirmando que la reducción de las multas no habría beneficiado al medio ambiente ni al ahorro de combustible y habría desviado fondos de inversiones esenciales en el desarrollo de vehículos eléctricos.
Por el contrario, Dan Becker, director de la Campaña para un Transporte Climáticamente Seguro del Centro para la Diversidad Biológica, criticó a la NHTSA por ceder a la presión de los fabricantes de automóviles, sugiriendo que la norma final compromete la reducción del consumo de gasolina y la contaminación, lo que podría dar una ventaja a los fabricantes extranjeros en el mercado de vehículos limpios.
Reuters ha contribuido a este artículo.Este artículo fue traducido con la ayuda de inteligencia artificial. Para obtener más información, consulte nuestros Términos de Uso.