El yen japonés sigue marcando nuevos mínimos de 38 años, y el mercado anticipa una posible intervención de las autoridades niponas. Esto se produce después de que en marzo tomaran medidas de apoyo a la divisa. Sin embargo, varios factores pueden explicar la actual postura cautelosa de Japón.
El Banco de Japón (BOJ) está en vías de subir lentamente los tipos de interés desde cerca de cero, lo que contrasta con las señales de la Reserva Federal de EE.UU. de que está a punto de recortar los tipos. Este ajuste de la política monetaria pretende reducir el importante diferencial de tipos de interés con Estados Unidos, que ha sido un factor clave de presión sobre el yen.
Sin embargo, se espera que las subidas de tipos del Banco de Japón sean modestas y graduales, en consonancia con su objetivo de fomentar el crecimiento económico mediante subidas salariales y una inflación sostenible.
El carry trade, en el que los inversores se endeudan en divisas con tipos de interés bajos como el yen para invertir en activos de mayor rentabilidad, sigue siendo atractivo. Con los bonos del Tesoro de EE.UU. ofreciendo casi un 6% de rendimiento, el incentivo para este tipo de operaciones es fuerte, por lo que es difícil para Japón contrarrestar estas fuerzas del mercado.
La continua fortaleza del dólar, reforzada por la solidez de la economía estadounidense y la constancia de unos datos económicos sólidos, también contribuye a la debilidad del yen. El riesgo de que el dólar se dispare disuade aún más a Japón de intervenir en el mercado de divisas.
A nivel nacional, la debilidad del yen es un tema frecuente en los medios de comunicación e impopular entre el público. No obstante, el mercado bursátil japonés ha alcanzado máximos históricos y el crecimiento salarial ha sido el más rápido en tres décadas. La urgencia de intervención que se observaba a finales de 2022 ha disminuido, con una mayor aceptación de la debilidad del yen como parte del panorama económico japonés.
Japón también es consciente de las consideraciones internacionales, en particular la necesidad del acuerdo de Washington antes de cualquier intervención significativa en el mercado, sobre todo porque Japón está en la lista del Tesoro de EE.UU. de posibles manipuladores de divisas.
Con la inminente elección del partido gobernante en septiembre, la presión interna para actuar podría aumentar. Sin embargo, las intervenciones de Japón en el mercado de divisas, incluidos los importantes 62.000 millones de dólares gastados en marzo, han tenido un efecto limitado. Los funcionarios del Ministerio de Finanzas japonés siguen advirtiendo de que están dispuestos a actuar, lo que por ahora ha mantenido controladas las fluctuaciones del yen.
Con esta dinámica como telón de fondo, los nuevos billetes japoneses, dotados de avanzados hologramas, se pusieron en circulación el 3 de julio de 2024 en el museo de la moneda del Banco de Japón en Tokio.
Las reservas de divisas de Japón se sitúan en unos sólidos 1,23 billones de dólares, lo que indica que, aunque el país tiene los medios para volver a intervenir, la decisión de hacerlo se sopesa cuidadosamente en relación con los posibles beneficios y el entorno económico actual.
Reuters ha contribuido a este artículo.Este artículo fue traducido con la ayuda de inteligencia artificial. Para obtener más información, consulte nuestros Términos de Uso.