Por James Oliphant
ORLANDO, EEUU, 17 sep (Reuters) - Bob Cortés, legislador republicano por el estado de Florida, teme estar perdiendo progresivamente el voto hispano que lo ayudó a ser elegido. El culpable: los aspirantes republicanos a la presidencia de Estados Unidos como Donald Trump que se han posicionado contra la inmigración en ese país.
La inminente visita del Papa Francisco, el pontífice más progresista en asuntos sociales en generaciones, amenaza con aumentar el ya evidente distanciamiento entre los hispanos y el partido de Cortés, cuyo voto necesitan recuperar para arrebatar la Casa Blanca a los demócratas.
Más de la mitad de los latinos estadounidenses son católicos y representan el 40 por ciento de los 51 millones de católicos que viven en el país, lo que los convierte en un electorado al que se dirigirá Francisco en su primer viaje a Estados Unidos que comienza la semana próxima.
Se espera que el Papa aborde el tema de la inmigración, un tema muy cercano al corazón de los hispanos. Francisco ha dicho que los inmigrantes y refugiados no deben ser tratados como "peones en el tablero de ajedrez de la humanidad".
Mientras tanto, Trump, quien catalogó a los inmigrantes ilegales procedentes de México como criminales violentos, ha prometido construir un muro fronterizo, mostrando su desagrado hacia los hispanohablantes.
"Espero que el Papa, viniendo de un país latinoamericano, pueda convencer en cierta medida de que no todos los que hablamos español aquí somos ilegales", dijo Cortés, un representante por Florida que se crió en Puerto Rico.
Para Cortés y otros republicanos latinos, cada vez que Trump habla se les escapan más oportunidades políticas a su partido. Cada mes, miles de personas que huyen de la crisis económica de Puerto Rico se instalan en el centro de Florida, convirtiéndose en potenciales votantes en las elecciones presidenciales del año próximo.
Las encuestas muestran que Francisco, el primer Papa latinoamericano, se ha vuelto extremadamente popular entre los hispanos estadounidenses, más allá de sus posiciones políticas, lo que sugiere que los políticos corren riesgos al defender un mensaje que se aleje mucho del suyo. (Traducido por Ana Cristina Vicario en la Redacción de Madrid. Editado por Lucila Sigal)