por Michelle del Campo
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Infosel, octubre. 7.- General Motors (GM), la mayor automotriz de Estados Unidos, inició hoy su tercera semana de huelga en su país sede, tras rechazar una propuesta del sindicato United Automobile Workers (UAW), lo que muy probablemente ampliará la duración del paro que está generando cada día mayor presión sobre sus centros de producción en México y en otros países, así como a sus proveedores de autopartes, entre ellas las mexicanas Nemak y Rassini.
Las plantas de fabricación de motores GEN V y transmisiones CVT que General Motos realiza en su complejo de Ramos Arizpe, en el estado de Coahuila, se unió a la lista de afectados, tras declarar un paro técnico por su incapacidad de continuar produciendo debido a su dependencia a componentes que son elaborados por la propia automotriz en Estados Unidos, dijo GM México, en un comunicado.
El resto de "la planta de ensamble (en Ramos Arizpe) donde se produce Chevrolet Blazer y Equinox se encuentra operando de manera regular. Asimismo, la planta de motores continúa produciendo el motor CSS con normalidad", agregó la empresa en el comunicado.
Así como ocurrió en un inicio con la planta de Silao, en el estado de Guanajuato, Ramos Arizpe es un ejemplo más de que, con el paso de los días y la falta de acuerdos, General Motors continuará bajando el interruptor uno a uno de sus centros de producción ubicados en la interdependiente región de Norteamérica; una situación que podría extrapolarse a otras plantas y complejos de producción, como los que tiene en San Luis Potosí y Toluca, que hasta el momento no han reportado afectaciones.
Si bien la medida afectará a 7.5% de la plantilla laboral del centro de Ramos Arizpe, de acuerdo con GM, o alrededor de 415 trabajadores, de acuerdo con estimaciones de Reuters; estos trabajadores afectados se sumarán a los entre seis y seis mil 500 que laboraban en el complejo de Silao donde produce las pickups Cheyenne, Silverado y GMC Sierra, además de motores y transmisiones, y que la semana pasada también entraron en paro técnico.
"En GM de México nos mantenemos a la expectativa de las negociaciones entre General Motors Company (NYSE:GM) y el sindicato UAW (United Automobile Workers) en Estados Unidos para evaluar el día a día de nuestras operaciones, esperamos que tanto nuestro complejo Ramos Arizpe, como Silao puedan restablecer labores en los siguientes días", agregó GM México, en su comunicado.
Además de México, la huelga ya perjudicó también las operaciones de General Motors en Canadá, principalmente en Oshawa y St. Catharines, ambas plantas en la provincia de Ontario.
La presión por la falta de acuerdos entre sindicato y empresa no excluye también a proveedores de la automotriz, como las proveedoras mexicanas de autopartes Nemak y Rassini, que, si bien no han reportado afectaciones de producción por la huelga, su alta exposición a GM, que representa 14 y 40% de sus ventas, respectivamente, está generando preocupaciones sobre el efecto que podría generar en sus finanzas.
"Hasta el momento, ni la huelga de UAW ni el paro de la planta de Silao han sido material (para afectar) la calidad crediticia de Nemak o Rassini, pero cualquiera de los dos fenómenos dañaría modestamente sus resultados operativos si continuaran por mucho más tiempo", escribieron Alonso Sánchez y Mariana Waltz, analistas de Moody's (NYSE:MCO) Investors Service, en un reporte sobre el efecto de la huelga a los proveedores de autopartes mexicanos.
Los analistas de la calificadora crediticia estiman que los ingresos de Nemak y Rassini podrían verse afectados en entre 1 y 2.5% si General Motors deja de solicitar pedidos a las empresas por más de tres semanas.
A pesar de las complicaciones que están enfrentando sus proveedores y centros en otras latitudes, General Motors sigue manteniendo una postura inflexible, en línea con una estrategia de realineación de su capacidad de manufactura y la reducción de su personal asalariado para alcanzar ahorros por seis mil millones de dólares al año, con lo que busca estar preparada para afrontar los cambios que tocan a la puerta del sector, con la mayor electrificación de modelos y la incorporación de funcionalidades de autonomía.
La automotriz declinó el domingo una propuesta del sindicato enviada un día antes que proponía, como parte de la renegociación del contrato colectivo de trabajo, una serie ofrecimientos, 35 de ellos relacionados con sus colaboradores por hora y tres que abordan a sus trabajadores salariados, escribió UAW a General Motors, en una carta que fue publicada en su portal.
"Durante su respuesta a nuestra propuesta. . . [GM] ni siquiera tuvo una cortesía profesional para explicar por qué no pudo aceptar o por qué rechazó nuestra propuesta de paquete para cada artículo que abordamos", escribió Terry Dites, vicepresidente y director del departamento de UAW destinado a la que llegó a ser la automotriz más grande del mundo. "Esperamos que la compañía responda y discuta la propuesta del paquete que presentamos ayer. La ley y la decencia básica no requieren menos".
El rechazo de General Motors a la propuesta y la respuesta de UAW hacen pensar que las negociaciones en vez de avanzar van en retroceso.
La empresa y el sindicato iniciaron en julio las negociaciones para renovar por cuatro años el contrato colectivo, pero luego de tres meses no llegaron a un acuerdo.
Las demandas de los trabajadores incluyen salarios "justos", cuidado a la salud, participación en ganancias, seguridad de empleo, así como la reactivación de algunos de los centros de trabajo, como los de Lordstown, Ohio, y una planta de ensamblaje en Detroit, que la compañía anunció el año pasado cerraría como parte de un proceso de reestructura.
Los trabajadores solicitan además la inclusión de nuevos productos al programa de manufactura en las plantas que GM anunció que cerraría este año, situación que contrasta con el anuncio de sus planes para producir el Chevy Cruze y el nuevo modelo Onix a partir del próximo año en México.