(Retransmite historia publicada el 26 de agosto)
Infosel, agosto. 28.- Empresas ICA (OTC:ICAYY), la compañía que por muchos años fuera la mayor constructora de México, solicitó a las autoridades judiciales entrar a concurso mercantil luego de alcanzar un acuerdo de reestructuración de adeudos previo con la mayoría de sus acreedores.
Con la solicitud, la empresa, con sede en la Ciudad de México, buscará poner fin de forma oficial a sus problemas financieros que la obligaron a dejar de cumplir con sus compromisos hace ya casi dos años.
La solicitud la presentó la constructora junto con sus filiales ICA Tenedora (Icaten), Constructoras ICA (Cicasa), Controladora de Operaciones de Infraestructura (Conoisa), --la subsidiaria que ha permanecido activa en diversos procesos licitatorios a pesar de los problemas financieros de su controladora-- y Controladora de Empresas de Vivienda (Conevisa), dijo ICA en un comunicado.
La inclusión de las filiales en el concurso mercantil se debe a que ellas son aval de ICA en los tres bonos denominados en dólares que emitió la constructora en mercados internacionales hace algunos años por mil 350 millones de dólares y que fueron los que la empresa no pudo cubrir en diciembre de 2015. Desde entonces, ICA inició un largo proceso de renegociación de adeudos con sus acreedores que parece estar dando ya los primeros frutos.
Claro que falta que las autoridades judiciales aprueben el esquema de reestructuración que le presente la compañía y que negoció con algunos acreedores. Si eso ocurre y el acuerdo cuenta con el respaldo de la mayoría de ellos, entonces el resto de quienes prestaron fondos a la constructora deberán adaptarse a lo que establezca el acuerdo de reestructuración de obligaciones financieras de la compañía constructora.
"Con este evento, se cumple con un paso fundamental para la implementación de la reestructura de los pasivos de la compañía y sus referidas subsidiarias, fortaleciendo su situación financiera", dijo ICA en el comunicado. "El proceso de reestructura busca preservar las operaciones y el negocio en marcha de las entidades que integran el grupo".
En su comunicado la empresa no reveló ningún detalle del acuerdo previo. Hasta ahora, los tres bonos internacionales de ICA tienen como fechas de vencimiento este año, 2021 y 2024, por lo que es de esperarse que el acuerdo busque ampliar esos vencimientos a fechas más alejadas en el tiempo y con incluso otras tasas de interés.
La filial Icaten es la compañía de más reciente creación ya que la constructora la registró hace relativamente poco para ser la garante de un crédito por 215 millones de dólares que le otorgó la empresa Fintech Advisory, propiedad del inversionista David Martínez, hace casi un año para que pudiera mantener en construcción y operación algunos proyectos, al tiempo que también le dio los fondos para participar en consorcios que han buscado ganar diversos concursos de obra pública.
ICA, que ha edificado algunas de las obras monumentales más emblemáticas de México, como el estadio de futbol, Estadio Azteca, o la Basílica de Guadalupe, tiene una deuda total de 65 mil 151 millones de pesos (3,700 millones de dólares), la mitad de ella a corto plazo, de acuerdo con sus últimos resultados financieros reportados que son los del primer trimestre de este año.
Claro que muchas de esas obligaciones están garantizadas con los recursos que generan concesiones y otro tipo de proyectos de su propiedad.
Si bien es cierto que los problemas de ICA se gestaron con el paso de los años por administraciones un tanto descuidadas con los gastos de la compañía e inversiones no necesariamente productivas, fue 2015 cuando se encendieron los focos rojos. Los recortes del gobierno de México a su inversión en infraestructura, aunado a la devaluación que registró el peso frente al dólar a lo largo de ese y el siguiente año de más de 30%, provocó que la compañía tuviese menos liquidez para enfrentar adeudos denominados en dólares, que al convertirlos a pesos, se volvieron en un abultado lastre.
ICA además sufrió en 2015 la cancelación del contrato bajo el cual iba a construir un acueducto que llevaría agua a la ciudad de Monterrey, capital del estado de Nuevo León.
Fue así que a finales de noviembre de ese año ICA decidió dejar de cumplir con sus obligaciones financieras, en concreto, con el pago de intereses por 31 millones de dólares de un bono global a fin de preservar sus recursos en caja y con ello mantener activas sus operaciones. Desde entonces, la empresa no ha pagado ni intereses ni capital de esos bonos globales.
La empresa hizo posteriormente cambios en su equipo directivo. Nombró, por ejemplo, a Alfonso González Migoya co-director general y a Orlando Loera como director de reestructura, para que se enfocaran en alcanzar una propuesta de reestructura con sus acreedores. La fecha con la que la empresa esperaba contar con ese plan era mediados de febrero de 2016, algo que no ocurrió.
Ambos directivos terminaron así por hacerse a un lado para darle paso a Guadalupe Phillips Margain, una abogada con experiencia de 20 años en mercados financieros. Ella sustituyó primero a Loera en el cargo de director de reestructura y posteriormente fue electa directora general de ICA tras el fallecimiento de Luis Zárate y la salida previa de González Migoya como co-director general.
Todos estos cambios se dieron al mismo tiempo que una de las principales familias fundadoras de ICA, la familia Quintana, fue también abandonando posiciones directivas y ejecutivas en la empresa. Esto ocurrió ante el enfado de los acreedores por la gestión que habían dado los descendientes del principal fundador de la empresa, Bernardo Quintana Arrioja.
Así, los nietos del fundador fueron perdiendo cargos y posiciones en el consejo de administración de ICA. Por ejemplo, Alonso Quintana Kawage renunció a la dirección general tras la decisión de la empresa de incumplir con sus obligaciones. Alonso y sus hermanos Diego y Rodrigo dejaron también sus asientos en el consejo de administración. Hasta ahora el único miembro de la familia Quintana que juega un rol en ICA --el del presidente del consejo-- es Bernardo Quintana Isaac, hijo de Quintana Arrioja y padre de Alonso, Diego y Rodrigo.
La difícil situación financiera de ICA la ha también obligado a disminuir drásticamente su plantilla y a vender algunos de sus activos en los últimos 18 meses. Algunas de las ventas que ha realizado la empresa son: el interés de 49% en Proactiva Medio Ambiente México, una empresa de manejo de desechos ambientales, por 1,240 millones de pesos (72.1 millones de dólares al tipo de cambo de ese entonces), así como la concesión Túnel Diamante y la Autopista Mitla, por 167 millones de pesos (9.5 millones de dólares).
ICA también ha visto caer de forma obligatoria su participación en algunas de sus filiales, como la empresa administradora de 13 terminales aéreas, Grupo Aeroportuario Centro Norte (OMA). Dado que la empresa dio en garantía acciones de esa empresa en ciertos instrumentos financieros estructurados, las instituciones financieras que los estructuraron, entre ellas Santander (MC:SAN) México, Deutsche Securities y Value Arrendadora, han ejecutado las garantías para pagar 305 millones de dólares que les debía la constructora.
Claro que hasta ahora y a pesar de su débil condición financiera, ICA ha logrado mantener en operación algunas de sus concesiones e incluso ha podido participar y ganar nuevos proyectos de infraestructura, gracias, en parte, al préstamo de Fintech.
Entre los compromisos que tiene en pie la constructora y que ganó este año, están el edificio terminal del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, o NAICM, la obra más codiciada de las que licitó el gobierno federal para ese proyecto, o una obra de 84 mil 828 millones de pesos (cuatro mil 545 millones de dólares), así como el puente vehicular de Campeche que conectará a Isla del Carmen con Isla Aguada, un contrato de mil 120 millones de pesos (60 millones de dólares). Ambos trabajos los realiza ICA en asociación con otras empresas.
Del mismo modo, los proyectos concesionados, incluyendo aquellos con instituciones financieras y la Banca de Desarrollo, se han seguido desarrollando de acuerdo a los términos originales.
La empresa espera ahora lograr un acuerdo de reestructuración oficial de sus adeudos para poder dejar atrás este duro episodio financiero y volver a concentrarse de manera exclusiva en la construcción y administración de sus concesiones y en la edificación de nuevas obras que pueda ganar en los siguientes meses.
"El proceso de reestructura busca preservar las operaciones y el negocio en marcha de las entidades que integran al Grupo ICA", dijo la empresa en su comunicado.
Infosel, agosto. 28.- Empresas ICA (OTC:ICAYY), la compañía que por muchos años fuera la mayor constructora de México, solicitó a las autoridades judiciales entrar a concurso mercantil luego de alcanzar un acuerdo de reestructuración de adeudos previo con la mayoría de sus acreedores.
Con la solicitud, la empresa, con sede en la Ciudad de México, buscará poner fin de forma oficial a sus problemas financieros que la obligaron a dejar de cumplir con sus compromisos hace ya casi dos años.
La solicitud la presentó la constructora junto con sus filiales ICA Tenedora (Icaten), Constructoras ICA (Cicasa), Controladora de Operaciones de Infraestructura (Conoisa), --la subsidiaria que ha permanecido activa en diversos procesos licitatorios a pesar de los problemas financieros de su controladora-- y Controladora de Empresas de Vivienda (Conevisa), dijo ICA en un comunicado.
La inclusión de las filiales en el concurso mercantil se debe a que ellas son aval de ICA en los tres bonos denominados en dólares que emitió la constructora en mercados internacionales hace algunos años por mil 350 millones de dólares y que fueron los que la empresa no pudo cubrir en diciembre de 2015. Desde entonces, ICA inició un largo proceso de renegociación de adeudos con sus acreedores que parece estar dando ya los primeros frutos.
Claro que falta que las autoridades judiciales aprueben el esquema de reestructuración que le presente la compañía y que negoció con algunos acreedores. Si eso ocurre y el acuerdo cuenta con el respaldo de la mayoría de ellos, entonces el resto de quienes prestaron fondos a la constructora deberán adaptarse a lo que establezca el acuerdo de reestructuración de obligaciones financieras de la compañía constructora.
"Con este evento, se cumple con un paso fundamental para la implementación de la reestructura de los pasivos de la compañía y sus referidas subsidiarias, fortaleciendo su situación financiera", dijo ICA en el comunicado. "El proceso de reestructura busca preservar las operaciones y el negocio en marcha de las entidades que integran el grupo".
En su comunicado la empresa no reveló ningún detalle del acuerdo previo. Hasta ahora, los tres bonos internacionales de ICA tienen como fechas de vencimiento este año, 2021 y 2024, por lo que es de esperarse que el acuerdo busque ampliar esos vencimientos a fechas más alejadas en el tiempo y con incluso otras tasas de interés.
La filial Icaten es la compañía de más reciente creación ya que la constructora la registró hace relativamente poco para ser la garante de un crédito por 215 millones de dólares que le otorgó la empresa Fintech Advisory, propiedad del inversionista David Martínez, hace casi un año para que pudiera mantener en construcción y operación algunos proyectos, al tiempo que también le dio los fondos para participar en consorcios que han buscado ganar diversos concursos de obra pública.
ICA, que ha edificado algunas de las obras monumentales más emblemáticas de México, como el estadio de futbol, Estadio Azteca, o la Basílica de Guadalupe, tiene una deuda total de 65 mil 151 millones de pesos (3,700 millones de dólares), la mitad de ella a corto plazo, de acuerdo con sus últimos resultados financieros reportados que son los del primer trimestre de este año.
Claro que muchas de esas obligaciones están garantizadas con los recursos que generan concesiones y otro tipo de proyectos de su propiedad.
Si bien es cierto que los problemas de ICA se gestaron con el paso de los años por administraciones un tanto descuidadas con los gastos de la compañía e inversiones no necesariamente productivas, fue 2015 cuando se encendieron los focos rojos. Los recortes del gobierno de México a su inversión en infraestructura, aunado a la devaluación que registró el peso frente al dólar a lo largo de ese y el siguiente año de más de 30%, provocó que la compañía tuviese menos liquidez para enfrentar adeudos denominados en dólares, que al convertirlos a pesos, se volvieron en un abultado lastre.
ICA además sufrió en 2015 la cancelación del contrato bajo el cual iba a construir un acueducto que llevaría agua a la ciudad de Monterrey, capital del estado de Nuevo León.
Fue así que a finales de noviembre de ese año ICA decidió dejar de cumplir con sus obligaciones financieras, en concreto, con el pago de intereses por 31 millones de dólares de un bono global a fin de preservar sus recursos en caja y con ello mantener activas sus operaciones. Desde entonces, la empresa no ha pagado ni intereses ni capital de esos bonos globales.
La empresa hizo posteriormente cambios en su equipo directivo. Nombró, por ejemplo, a Alfonso González Migoya co-director general y a Orlando Loera como director de reestructura, para que se enfocaran en alcanzar una propuesta de reestructura con sus acreedores. La fecha con la que la empresa esperaba contar con ese plan era mediados de febrero de 2016, algo que no ocurrió.
Ambos directivos terminaron así por hacerse a un lado para darle paso a Guadalupe Phillips Margain, una abogada con experiencia de 20 años en mercados financieros. Ella sustituyó primero a Loera en el cargo de director de reestructura y posteriormente fue electa directora general de ICA tras el fallecimiento de Luis Zárate y la salida previa de González Migoya como co-director general.
Todos estos cambios se dieron al mismo tiempo que una de las principales familias fundadoras de ICA, la familia Quintana, fue también abandonando posiciones directivas y ejecutivas en la empresa. Esto ocurrió ante el enfado de los acreedores por la gestión que habían dado los descendientes del principal fundador de la empresa, Bernardo Quintana Arrioja.
Así, los nietos del fundador fueron perdiendo cargos y posiciones en el consejo de administración de ICA. Por ejemplo, Alonso Quintana Kawage renunció a la dirección general tras la decisión de la empresa de incumplir con sus obligaciones. Alonso y sus hermanos Diego y Rodrigo dejaron también sus asientos en el consejo de administración. Hasta ahora el único miembro de la familia Quintana que juega un rol en ICA --el del presidente del consejo-- es Bernardo Quintana Isaac, hijo de Quintana Arrioja y padre de Alonso, Diego y Rodrigo.
La difícil situación financiera de ICA la ha también obligado a disminuir drásticamente su plantilla y a vender algunos de sus activos en los últimos 18 meses. Algunas de las ventas que ha realizado la empresa son: el interés de 49% en Proactiva Medio Ambiente México, una empresa de manejo de desechos ambientales, por 1,240 millones de pesos (72.1 millones de dólares al tipo de cambo de ese entonces), así como la concesión Túnel Diamante y la Autopista Mitla, por 167 millones de pesos (9.5 millones de dólares).
ICA también ha visto caer de forma obligatoria su participación en algunas de sus filiales, como la empresa administradora de 13 terminales aéreas, Grupo Aeroportuario Centro Norte (OMA). Dado que la empresa dio en garantía acciones de esa empresa en ciertos instrumentos financieros estructurados, las instituciones financieras que los estructuraron, entre ellas Santander (MC:SAN) México, Deutsche Securities y Value Arrendadora, han ejecutado las garantías para pagar 305 millones de dólares que les debía la constructora.
Claro que hasta ahora y a pesar de su débil condición financiera, ICA ha logrado mantener en operación algunas de sus concesiones e incluso ha podido participar y ganar nuevos proyectos de infraestructura, gracias, en parte, al préstamo de Fintech.
Entre los compromisos que tiene en pie la constructora y que ganó este año, están el edificio terminal del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, o NAICM, la obra más codiciada de las que licitó el gobierno federal para ese proyecto, o una obra de 84 mil 828 millones de pesos (cuatro mil 545 millones de dólares), así como el puente vehicular de Campeche que conectará a Isla del Carmen con Isla Aguada, un contrato de mil 120 millones de pesos (60 millones de dólares). Ambos trabajos los realiza ICA en asociación con otras empresas.
Del mismo modo, los proyectos concesionados, incluyendo aquellos con instituciones financieras y la Banca de Desarrollo, se han seguido desarrollando de acuerdo a los términos originales.
La empresa espera ahora lograr un acuerdo de reestructuración oficial de sus adeudos para poder dejar atrás este duro episodio financiero y volver a concentrarse de manera exclusiva en la construcción y administración de sus concesiones y en la edificación de nuevas obras que pueda ganar en los siguientes meses.
"El proceso de reestructura busca preservar las operaciones y el negocio en marcha de las entidades que integran al Grupo ICA", dijo la empresa en su comunicado.