por Patricia Guerrero Medina
Infosel, febrero. 19.- Cuando Donald J. Trump asumió la presidencia de Estados Unidos en enero de 2016, se dispuso a cumplir con algunos de los puntos clave de su discurso de campaña. Entre ellos, el de conservar la producción de las grandes firmas estadounidenses en su territorio --mediante la aplicación de políticas proteccionistas e incentivos fiscales-- se perfiló rápidamente como una de sus prioridades durante los primeros meses de su administración.
Como resultado, firmas como el fabricante de aires acondicionados Carrier, o Ford Motor (NYSE:F), una de las principales armadoras de autos de Estados Unidos, dieron marcha atrás a sus planes de mover parte de su producción a territorio mexicano. A partir de ahí, los anuncios de inversión en México de compañías extranjeras, especialmente estadounidenses, comenzaron a escasear, sobre todo en el sector automotriz, en los que mayor presión ejerció el mandatario.
Ahora --tras cuatro años de la administración de Trump-- el escenario parece revertirse, en gran medida por el nuevo tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, conocido como T-MEC por su definición en español, firmado por el presidente estadounidense a finales de enero y que puso fin a meses de tensión entre los tres países.
"El T-MEC da certidumbre porque en el mediano y largo plazo las empresas saben cuál será el marco jurídico con el que se vincularán en América del Norte", dijo José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y Crecimiento Económico (IDIC), a Sentido Común en una entrevista telefónica. "En general da confianza y certeza".
Muestra de ello fueron los anuncios hechos por compañías extranjeras para traer a territorio mexicano la manufactura de sus productos que mantenía en los otros dos países de la región, incluso la misma semana en la que el gobierno estadounidense firmó el acuerdo.
Tal es el caso del fabricante sueco de sistemas de refrigeración y otros productos vinculados a vehículos recreativos, botes y camiones de carga, Dometic, que anunció el traslado de la producción de su planta ubicada en LaGrange, Indiana, a las instalaciones que abrió unos meses antes en Nuevo León, como parte de sus medidas para contrarrestar el impacto de la guerra comercial entre el gobierno de Estados Unidos y China.
A la par, Mattel (NASDAQ:MAT), uno de los mayores fabricantes de juguetes en el mundo, confirmó sus planes de mudar a México --y a China-- la producción de sus juguetes armables Mega para incrementar la rentabilidad de su cadena de producción.
El establecimiento de reglas claras que trajo consigo el nuevo acuerdo comercial, es el punto de partida para que las empresas decidan sobre sus posibles inversiones en México también con base en otros beneficios quizá no tan claros a simple vista.
Ejemplo de ello son aquellas compañías que ven el potencial de México para la manufactura de productos con fines de exportación, de acuerdo con de la Cruz.
"Más que ver las condiciones económicas de México, lo que ven son las condiciones económicas de Estados Unidos y Canadá, y lo que hacen es manufacturar y producir en México, pero con fines netamente de exportación", agregó el especialista.
Con ello, otros negocios también se han beneficiado, tal es el caso de la industria de muebles industriales, que aumentó en ciudades en la frontera --o cercanas a ella-- como Monterrey, Tijuana, Saltillo, Mexicali y Tecate, de acuerdo con un reporte de la firma de datos inmobiliarios Solili, citada por el portal Expansión.
Este boom de naves industriales en la frontera también evidencia que será esa región del país una de las más beneficiadas con el acuerdo, aunque no la única, ya que también entidades del centro y occidente serán foco de interés para futuras inversiones.
Esto último incluso puede verse con el arribo a México del productor de termoplásticos Conventus Polymers, mediante la instalación de una subsidiaria en Guadalajara, Jalisco, desde la cual espera atender a sus clientes estadounidenses, en su mayoría fabricantes de equipo original.
Claro que el arribo de inversiones en manufactura atraerá también a firmas de servicios complementarios, como los de logística. Ejemplo de ello es el inicio de operaciones del servicio aéreo de la firma estadounidense UPS (NYSE:UPS), que desde la ciudad de Querétaro atenderá las necesidades de exportación de sus clientes a Estados Unidos y Canadá.
La tendencia de inversiones tras el cierre del T-MEC --que aún está pendiente de ser ratificado por el gobierno de Canadá-- seguirá también por el atractivo laboral de México, pese a que el mismo acuerdo contempla un piso más parejo entre los tres países en este rubro, algo que en el caso de México tomará algunas décadas y solo en algunas industrias, como la automotriz y electrónica, de acuerdo con las previsiones de los especialistas.
Estas ventajas laborales, en muchos casos pueden ser más atractivas frente a otro tipo de incentivos, como la reducción de impuestos a las empresas que conservarán su producción en Estados Unidos, promovida por Trump en los primeros meses de su administración.
La importancia del T-MEC para México incluso podría potenciarse ante la emergencia sanitaria causada por el brote de coronavirus, o covid-19, que desde finales de enero impacta a la industria manufacturera en China, de acuerdo con un análisis de Intercam Casa de Bolsa.
En ese tenor, alrededor de 30% de las empresas pertenecientes a la agrupación de empresarios estadounidenses con inversiones en México American Chamber of Commerce (Amcham), considerarían trasladar sus operaciones fuera del país asiático de prolongarse la crisis sanitaria. Hasta ahora, 78% de ellas continúa con el freno a sus operaciones.
"Los efectos del coronavirus para la economía de China se estiman en pérdidas de 90 mil millones de dólares, impactando al mercado interno del país asiático, el cual representa el 39% del producto interno bruto, o PIB, nacional", estimó en un reporte al 28 de enero, José Ignacio Martínez, coordinador de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN-UNAM).
*Fernanda Celis y Michelle del Campo colaboraron en esta historia.
Infosel, febrero. 19.- Cuando Donald J. Trump asumió la presidencia de Estados Unidos en enero de 2016, se dispuso a cumplir con algunos de los puntos clave de su discurso de campaña. Entre ellos, el de conservar la producción de las grandes firmas estadounidenses en su territorio --mediante la aplicación de políticas proteccionistas e incentivos fiscales-- se perfiló rápidamente como una de sus prioridades durante los primeros meses de su administración.
Como resultado, firmas como el fabricante de aires acondicionados Carrier, o Ford Motor (NYSE:F), una de las principales armadoras de autos de Estados Unidos, dieron marcha atrás a sus planes de mover parte de su producción a territorio mexicano. A partir de ahí, los anuncios de inversión en México de compañías extranjeras, especialmente estadounidenses, comenzaron a escasear, sobre todo en el sector automotriz, en los que mayor presión ejerció el mandatario.
Ahora --tras cuatro años de la administración de Trump-- el escenario parece revertirse, en gran medida por el nuevo tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, conocido como T-MEC por su definición en español, firmado por el presidente estadounidense a finales de enero y que puso fin a meses de tensión entre los tres países.
"El T-MEC da certidumbre porque en el mediano y largo plazo las empresas saben cuál será el marco jurídico con el que se vincularán en América del Norte", dijo José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y Crecimiento Económico (IDIC), a Sentido Común en una entrevista telefónica. "En general da confianza y certeza".
Muestra de ello fueron los anuncios hechos por compañías extranjeras para traer a territorio mexicano la manufactura de sus productos que mantenía en los otros dos países de la región, incluso la misma semana en la que el gobierno estadounidense firmó el acuerdo.
Tal es el caso del fabricante sueco de sistemas de refrigeración y otros productos vinculados a vehículos recreativos, botes y camiones de carga, Dometic, que anunció el traslado de la producción de su planta ubicada en LaGrange, Indiana, a las instalaciones que abrió unos meses antes en Nuevo León, como parte de sus medidas para contrarrestar el impacto de la guerra comercial entre el gobierno de Estados Unidos y China.
A la par, Mattel (NASDAQ:MAT), uno de los mayores fabricantes de juguetes en el mundo, confirmó sus planes de mudar a México --y a China-- la producción de sus juguetes armables Mega para incrementar la rentabilidad de su cadena de producción.
El establecimiento de reglas claras que trajo consigo el nuevo acuerdo comercial, es el punto de partida para que las empresas decidan sobre sus posibles inversiones en México también con base en otros beneficios quizá no tan claros a simple vista.
Ejemplo de ello son aquellas compañías que ven el potencial de México para la manufactura de productos con fines de exportación, de acuerdo con de la Cruz.
"Más que ver las condiciones económicas de México, lo que ven son las condiciones económicas de Estados Unidos y Canadá, y lo que hacen es manufacturar y producir en México, pero con fines netamente de exportación", agregó el especialista.
Con ello, otros negocios también se han beneficiado, tal es el caso de la industria de muebles industriales, que aumentó en ciudades en la frontera --o cercanas a ella-- como Monterrey, Tijuana, Saltillo, Mexicali y Tecate, de acuerdo con un reporte de la firma de datos inmobiliarios Solili, citada por el portal Expansión.
Este boom de naves industriales en la frontera también evidencia que será esa región del país una de las más beneficiadas con el acuerdo, aunque no la única, ya que también entidades del centro y occidente serán foco de interés para futuras inversiones.
Esto último incluso puede verse con el arribo a México del productor de termoplásticos Conventus Polymers, mediante la instalación de una subsidiaria en Guadalajara, Jalisco, desde la cual espera atender a sus clientes estadounidenses, en su mayoría fabricantes de equipo original.
Claro que el arribo de inversiones en manufactura atraerá también a firmas de servicios complementarios, como los de logística. Ejemplo de ello es el inicio de operaciones del servicio aéreo de la firma estadounidense UPS (NYSE:UPS), que desde la ciudad de Querétaro atenderá las necesidades de exportación de sus clientes a Estados Unidos y Canadá.
La tendencia de inversiones tras el cierre del T-MEC --que aún está pendiente de ser ratificado por el gobierno de Canadá-- seguirá también por el atractivo laboral de México, pese a que el mismo acuerdo contempla un piso más parejo entre los tres países en este rubro, algo que en el caso de México tomará algunas décadas y solo en algunas industrias, como la automotriz y electrónica, de acuerdo con las previsiones de los especialistas.
Estas ventajas laborales, en muchos casos pueden ser más atractivas frente a otro tipo de incentivos, como la reducción de impuestos a las empresas que conservarán su producción en Estados Unidos, promovida por Trump en los primeros meses de su administración.
La importancia del T-MEC para México incluso podría potenciarse ante la emergencia sanitaria causada por el brote de coronavirus, o covid-19, que desde finales de enero impacta a la industria manufacturera en China, de acuerdo con un análisis de Intercam Casa de Bolsa.
En ese tenor, alrededor de 30% de las empresas pertenecientes a la agrupación de empresarios estadounidenses con inversiones en México American Chamber of Commerce (Amcham), considerarían trasladar sus operaciones fuera del país asiático de prolongarse la crisis sanitaria. Hasta ahora, 78% de ellas continúa con el freno a sus operaciones.
"Los efectos del coronavirus para la economía de China se estiman en pérdidas de 90 mil millones de dólares, impactando al mercado interno del país asiático, el cual representa el 39% del producto interno bruto, o PIB, nacional", estimó en un reporte al 28 de enero, José Ignacio Martínez, coordinador de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN-UNAM).
*Fernanda Celis y Michelle del Campo colaboraron en esta historia.