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Por Sara Busquets
Investing.com - Este final de año se está revelando como la gran esperanza para salvar un 2020 que empezó siendo nefasto para el mercado. Los últimos récords alcanzados por los principales índices mundiales, con mención especial a noviembre, gracias a los últimos avances con las vacunas para combatir la pandemia y también con los cambios que por fin se confirmaron en torno a la próxima presidencia en EE.UU. han devuelto el dinero al mercado, haciéndonos testigos de un sentimiento alcista que se mantiene de fondo también en diciembre.
Morgan Stanley (NYSE:MS) analiza estos días cómo está cambiando el mercado, y sus preferencias, aunque reconocen que la rotación hacia otros sectores se está haciendo de rogar, incluso tras los primeros indicios de recuperación, lo que todavía sitúa al sector tecnológico en cabeza -continuando, por tanto, con 10 años de liderazgo bursátil-, y el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años todavía por debajo del 1%.
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Reconocen, de todos modos, que el cambio llegará pronto, pues esperan una mejora económica en EE.UU. ya el próximo año, con una expansión basada en un aumento de tasas de interés a largo plazo y un cambio en las carteras de los inversores. Estos cambios se sustentarán sobre la base de 4 pilares:
- La fortaleza del consumo: Aunque el desempleo en EE.UU. es muy elevado, la tasa de ahorro se ha doblado en un año y se ha reducido el nivel de deuda de las familias (la ratio es un tercio inferior a la de la crisis financiera de 2008), lo que eleva enormemente la capacidad de gasto. Y un gasto con muchas ganas de realizarse, pues todo ello se quedó en ‘stand-by’ este año: en 2021 se espera que la pandemia afloje y que se reanuden ciertos eventos sociales, tales como eventos deportivos, conciertos o la posibilidad de poder salir finalmente de vacaciones.
- El mercado inmobiliario se recupera: La vivienda aumenta su valor, lo que mejora la posición financiera de muchos americanos. Aumentan las construcciones de vivienda, y la fortaleza del sector posee un efecto multiplicador, con un aumento de las ventas y un mayor gasto en mejoras del hogar, así como de otros bienes de esta industria.
- La inflación podría sorprender al alza: Los estímulos de la Fed han expandido la oferta monetaria. La caída de los precios del sector servicios por la pandemia han ayudado a enmascarar esta presión sobre la inflación. Pero si volvemos a la tendencia anterior, el IPC podría superar rápidamente el objetivo del 2% de la Reserva Federal el próximo año.
- Más estímulos fiscales y monetarios: La Fed mantiene su compromiso de mantener los tipos bajos a largo plazo, mientras el Congreso busca la manera de aprobar un paquete de ayudas. La selección de Yellen como próxima secretaria del Tesoro sugiere una política más coordinada entre autoridades fiscales y monetarias, lo que podría suponer un mayor gasto público y monetización de la deuda. Eso provocaría debilidad en el dólar y una mayor inflación.
Aunque la incertidumbre siempre nos acompaña (problemas con la vacuna, tipos aún bajos, mercado laboral débil), Morgan Stanley no cree que ésta sea elevada, por lo que recomiendan a los inversores cambiar sus carteras pensando en la primavera:
“Sugerimos que puedan agregar acciones de pequeña capitalización, cíclicas (financieras, industriales, de materiales y servicios al consumidor), y acciones no estadounidenses (Japón, mercados emergentes), pues en 2021 seremos testigos del comienzo de una mayor inflación, una curva de rendimiento más pronunciada y un nuevo liderazgo del mercado”.
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