Por Laura Sánchez
Investing.com - Día de máxima tensión este miércoles en los mercados, con los inversores de nuevo temerosos de que los altos precios de la energía disparen la inflación. También preocupan las rentabilidades de los bonos.
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En este sentido, Ben Laidler, estratega de mercados globales de eToro, señala que “los niveles récord de la deuda representan una razón por la que las rentabilidades de los bonos suponen una parte de los niveles observados en recuperaciones anteriores, y es probable que aumenten solo modestamente”.
“Las economías no pueden gestionar más. Hay otros motivos para mantener bajas las rentabilidades y ayudar a las valoraciones. Desde el envejecimiento de la población (comprando bonos para la jubilación) hasta el aumento de la tecnología (restringiendo la inflación) y la enorme escala de los bonos en poder de los bancos centrales (desplazando a los inversores privados), pero los altos niveles de deuda son sin duda uno de ellos”, añade este experto.
Laidler señala el Brent a 83 dólares el barril que está alimentando los temores de crecimiento e inflación. “Esto no debe exagerarse. El petróleo se movió a una media de más de 80 dólares desde finales del 2010 hasta el 2014, con una inflación del 2.1% y la renta variable fue positiva durante todos esos años”, recuerda.
Por su parte, Yves Bonzon, CIO de Julius Baer (SIX:BAER), explica que “es probable que el aumento de la inflación tenga su origen en problemas transitorios de limitaciones de la oferta. La política monetaria no puede resolver los problemas relacionados con la oferta, ni ahora ni en el pasado, cuando tradicionalmente la transmisión se realizaba a través del crédito al sector privado. Dicho de otro modo, si los bancos centrales quisieran reducir la inflación a corto plazo, tendrían que provocar una nueva recesión para frenar la demanda. A priori, este punto no figura en la agenda de los consejos de ministros correspondientes”.
“La crisis energética mundial, la escasez de mano de obra y otras limitaciones de la cadena de suministro han lastrado la recuperación de la economía mundial cuando los principales bancos centrales están considerando la posibilidad de relajar los estímulos masivos de la época de la pandemia. El STOXX 600 ha bajado cerca de un 5.5% desde que alcanzó un máximo histórico en agosto”, recoge Reuters.
De hecho, hoy el Banco Central de Nueva Zelanda ha dado el primer paso y ha subido los tipos de interés por primera vez en 7 años.
Para Bonzon, la pregunta clave sigue siendo la misma: “¿Son los mercados capaces de absorber la reducción del apoyo monetario sin sufrir desórdenes? Seguimos creyendo que así será”, dice este experto. “También consideramos que el principal riesgo está en el apoyo a la demanda y en el papel de la política fiscal en este contexto. Al respecto, esta semana es decisiva, con las intensas negociaciones actualmente en curso en Washington en torno al presupuesto de 2022 y la elevación del techo de la deuda federal”.
Para Bank of America (NYSE:BAC), la reacción de los mercados a las políticas de los bancos centrales también es la clave. "Un factor clave para la confianza de los inversores en la renta variable estadounidense es el giro de la Reserva Federal esatdounidense (Fed) hacia la reducción de su política monetaria a partir del mes que viene. Cualquier indicio de endurecimiento de la Fed es desalentador para un mercado tan dependiente del apoyo del banco central, pero la falta de visibilidad declarada por el FOMC sobre las perspectivas económicas (y que no ha hecho más que empeorar desde junio) aumenta aún más los riesgos de un paso en falso".
Para BofA, "la compra de la caída no ha sido rentable esta vez, lo que puede disminuir la confianza de los inversores para comprar la siguiente caída y ayudar a reanudar la subida del mercado", recoge Serenity Markets.