Investing.com - El potencial de la deuda de los mercados emergentes está infrautilizado por los inversores. La asignación media a estos activos en las carteras institucionales ronda el 5% en un universo invertible, que ha ido madurando con el tiempo, de unos 27 millones de dólares, según cálculos de JPMorgan (NYSE:JPM) citados en un reciente informe de Payden&Rygel, gestora estadounidense especializada en renta fija.
Sin embargo, el contexto parece en general favorable para unos mercados que representaron el 58% del PIB mundial en 2022, en los que se pueden obtener rendimientos atractivos y diversificación de la cartera. La deuda de los mercados emergentes (EMD, por sus siglas en inglés), por ejemplo, ofrece valoraciones “convincentes” en el entorno actual, con rendimientos superiores al 8,7%, y una interesante oportunidad de ingresos a largo plazo, remarcan en Payden&Rygel.
Buenos fundamentos
Los fundamentos juegan a favor. “Históricamente, la ralentización del crecimiento estadounidense se ha considerado negativa para el complejo de los mercados emergentes. Pero incluso cuando el impulso de la reapertura china se ha desvanecido, el crecimiento de los mercados emergentes fuera de China ha seguido sorprendiendo al alza. Esta tendencia no parece en riesgo ya que los lastres asociados a la ralentización del crecimiento de los mercados emergentes del año pasado (precios altos de las materias primas y condiciones financieras más restrictivas) han empezado a diluirse”, argumentan los expertos de la firma estadounidense.
Hay que tener en cuenta que el crecimiento de las economías de los mercados emergentes durante las últimas cuatro décadas se ha visto facilitado por la maduración de la política macroeconómica. En particular, la madurez en materia de política monetaria es un pilar importante para la inversión en estos activos. “Salvo contadas excepciones, la deuda soberana y corporativa de los mercados emergentes han resistido la subida de los tipos y el endurecimiento de las condiciones financieras”, subrayan en la firma estadounidense.
Los principales bancos centrales de los países emergentes comenzaron a subir los tipos mucho antes que la Reserva Federal de Estados Unidos y otras economías avanzadas durante el reciente ciclo, y eso ha beneficiado a los inversores de EMD en moneda local en 2023. Frente a los economistas que se han apresurado a señalar la preocupación por la estabilidad financiera y el impacto de la fortaleza del dólar en los mercados emergentes, los expertos de Payden&Rygel arguyen que si bien es cierto que en 2022, las divisas de los mercados emergentes se debilitaron al contado, los elevados tipos de interés oficiales ayudaron a compensar la depreciación de la monedaproporcionando un carry positivo significativo. “En 2023, los elevados tipos de interés oficiales y la apreciación de las divisas se han unido para respaldar unos elevados rendimientos totales, especialmente en América Latina”, remarcan.
Flujos de capitales
En Payden&Rygel reconocen que a medida que se superan los picos de inflación y los bancos centrales de los mercados emergentes se vuelven cada vez menos restrictivos, los tipos de interés locales de los mercados emergentes se van reduciendo. Sin embargo, en muchos países, los tipos de interés reales se mantienen en niveles históricamente elevados frente a los de EEUU, y esperan que ese diferencial siga siendo favorable a medida que las expectativas de inflación de los mercados emergentes se ajusten a la baja. “El diferencial de crecimiento positivo a favor de los mercados emergentes, uno de los motores de atracción de los flujos de capitales, se redujo en los últimos años pero ha vuelto a aumentar en los últimos trimestres, lo que suele favorecer a las monedas de los mercados emergentes frente al dólar”, sostienen.
Estos expertos aprecian luces y sombras en las perspectivas fiscales de los mercados emergentes. Por un lado, es cierto que el endeudamiento de los mercados emergentes ha aumentado, pero la mayor parte se ha denominado en la moneda local de cada país, sin caer en el error de la década de 1990 y principios de la de 2000, cuando se endeudaron en dólares estadounidenses y posteriormente fueron incapaces de generar suficientes divisas para pagar sus deudas, explican. La mala noticia, según Payden&Rygel, es que algunas de las economías más pequeñas han entrado en territorio en apuros desde la pandemia en un contexto de endurecimiento de las condiciones financieras mundiales y del conflicto entre Rusia y Ucrania. Se trata de países que se endeudaron demasiado en divisas en relación con el tamaño de sus economías. Hay casos de impago soberano en los mercados emergentes, pero no son sistémicos, aseguran.
Importancia de la diferenciación
“Determinados países y empresas se han visto sometidos a presiones macroeconómicas y de mercado en medio de la volatilidad mundial, incluidas las crisis de las materias primas de 2022. Por eso, como gestores activos, la diferenciación de emisores es clave”, inciden en Pyden&Rygel. Con 90 países emergentes en los que se puede invertir, hay espacio para distinguir entre el conjunto de oportunidades, independientemente del contexto macroeconómico mundial, añaden. Por ejemplo, a escala regional, América Latina salió ganando del conflicto entre Rusia y Ucrania, ya que muchas de las economías sudamericanas son exportadoras de materias primas (petróleo y agricultura, en particular).
Por otro lado, invertir en EMD requiere una gestión más ágil y consciente de la liquidez, que la que se puede desplegar en mercados más eficientes.