por Michelle del Campo
(Retransmite la nota publicada el 9 de abril)
Infosel, abril. 10.- En cada visita al supermercado, los compradores no intuyen que son parte de una serie de tratos que son imperceptibles, pero que muy probablemente influyen en sus decisiones de consumo.
La configuración de las categorías, la distribución de productos en anaqueles, la presencia de demostradoras, incluso, promociones y precios, forman parte de intrincados acuerdos entre minoristas y proveedores, cuyos tratos van mucho más allá de la mera compra-venta de productos.
Estos acuerdos, comunes a nivel internacional, han generado perspicacias en materia de regulación, pero debido a su complejidad y que finalmente no se ha demostrado afectaciones al mercado, existen pocos casos emblemáticos de sanción.
"Son conductas que durante mucho tiempo han preocupado en todo el mundo. Las autoridades de competencia las han tratado de analizar", dijo en entrevista Francisco Javier Núñez, ex comisionado Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), quien actualmente se desempeña como consultor. "El problema es que a veces son anticompetitivas y a veces son en favor de la eficiencia, entonces requieren hacer un análisis económico para determinar qué efecto es más importante".
La reciente noticia de la supuesta presión de Walmart (NYSE:WMT) de México y Centroamérica, la principal cadena de supermercados del país, hacia sus proveedores que también venden sus productos a su némesis en línea, Amazon (NASDAQ:AMZN), puso una vez más de manifiesto la posibilidad de una conducta anticompetitiva en el sector.
La penalización que presuntamente recibieron algunos de los proveedores de Walmart porque sus productos se vendían más baratos en Amazon, que fue reportado por la agencia de noticias Reuters, hace eco a la posibilidad de una práctica monopólica relativa, cuando una empresa abusa de su poder sustancial para desplazar a otros competidores, impedirles el acceso o bien, establecer ventajas exclusivas.
"Para que una práctica monopólica relativa sea ilegal deben de cumplirse varias condiciones. La primera es que quien la comete tenga poder de mercado", agregó Núñez. "Tiene que haber un desplazamiento de un agente económico. . . y luego la ley de competencia no defiende a las empresas, sino protege el proceso de competencia. . . la Cofece --el regulador del mercado mexicano --va actuar si determina, derivado del desplazamiento, si hay una afectación del mercado".
Walmart, que se identifica por una política aguerrida para ofrecer el precio más bajo a sus consumidores, no ha sido por el momento objeto de investigación o sanción regulatoria en México por esta o por alguna otra práctica comercial con proveedores.
En México, el caso regulatorio más cercano a la presunta práctica de Walmart se dio hace más de 15 años, cuando Casa Ley, una cadena de supermercados con operaciones principalmente en el noroeste del país, denunció ante las autoridades regulatorias al productor de lácteos fermentados, Yakult, por imponer restricciones al precio de reventa y negativa de trato.
A pesar de que la Comisión Federal de Competencia (CFC), la antecesora de la actual Cofece, confirmó que Yakult realizaba sugerencias de precios mínimos para la venta de sus productos en canales de distribución, no sancionó a la empresa, ya que su práctica no generó barreras para la entrada de otros competidores en el mercado de lácteos fermentados y siempre existió la posibilidad para que sus competidores pudieran contrarrestar sus medidas.
Esa decisión fue apelada por Casa Ley en al menos dos ocasiones, pero sin éxito.
En cuanto a la práctica en la cual fue señalada recientemente Walmart México, sí podría ser objeto de una investigación, siempre y cuando algunas de las empresas supuestamente afectadas o bien, cualquier ciudadano, inicie un proceso ante la Cofece.
Otra vía es que la propia Unidad de Investigación del regulador active un procedimiento a partir del artículo periodístico.
Claro, ese sería el inicio de un largo y complejo proceso que podría durar hasta cuatro años.