Shell, el gigante británico de la energía, va a incurrir en una pérdida de valor de hasta 2.000 millones de dólares a raíz de dos importantes cambios operativos. La empresa ha decidido paralizar la construcción de una importante instalación de biocombustible en Rotterdam (Países Bajos) y también ha finalizado la venta de su refinería de Singapur.
El proyecto de Rotterdam paralizado, que era una de las mayores plantas de biocombustible de Europa con una capacidad anual prevista de 820.000 toneladas métricas, tenía previsto inicialmente comenzar a funcionar el año que viene. La suspensión de este proyecto, anunciada el martes, se atribuye a las desfavorables condiciones actuales del mercado.
Además de la pausa en la construcción de la planta de Rotterdam, Shell va a registrar una pérdida de valor en su centro químico y de refino de Singapur, que la empresa acordó vender en mayo. Se calcula que el deterioro combinado de la planta de Rotterdam y los activos de Singapur oscilará entre 1.200 y 1.800 millones de dólares.
Shell ha indicado que estas decisiones darán lugar a una pérdida de valor no monetaria, después de impuestos, de entre 600 y 1.000 millones de dólares, que se reflejará en los próximos resultados del segundo trimestre, previstos para el 1 de agosto. Se espera que la pérdida de valor de los activos de Singapur sea de entre 600 y 800 millones de dólares.
El impacto financiero de estas decisiones se verá más claramente en los estados financieros detallados que Shell publicará a principios de agosto. Los movimientos estratégicos de la empresa se producen en medio de un panorama cambiante en el sector energético, en el que varias empresas están reevaluando sus carteras e inversiones a la luz de las condiciones del mercado y las transiciones energéticas a largo plazo.
Reuters ha contribuido a este artículo.Este artículo fue traducido con la ayuda de inteligencia artificial. Para obtener más información, consulte nuestros Términos de Uso.