(Añade visita del Papa a la cárcel)
Por Diego Oré
SANTA CRUZ, Bolivia, 10 jul (Reuters) - El Papa Francisco lanzó duras críticas el viernes contra el estado de las prisiones y la justicia de Bolivia en una visita a la cárcel más peligrosa del país, uno de sus últimos actos antes de volar a Paraguay, la escala final de una gira sudamericana en la que ha abogado por los marginados y el medio ambiente.
Continuando con una costumbre que inició cuando era arzobispo de Buenos Aires, Francisco entró en Palmasola, una hacinada ciudadela carcelaria que alberga a unos 4.500 reos, un tercio de la población carcelaria del país, en las afueras de Santa Cruz, la ciudad más grande de Bolivia.
Es un penal donde las revueltas son comunes: en 2013, por ejemplo, tras horas de enfrentamientos por el control de los pabellones, 35 reos fueron asesinados y decenas resultaron heridos.
"Son muchos los elementos que juegan en su contra en este lugar, lo sé bien: el hacinamiento, la lentitud de la justicia, la falta de terapias ocupacionales y de políticas de rehabilitación, la violencia", dijo Francisco, el primer Papa del hemisferio Sur, ante el aplauso de miles de personas que le recibieron con globos blancos y amarillos, los colores del Vaticano.
"Es necesaria una rápida y eficaz alianza interinstitucional para encontrar respuestas. Sin embargo, mientras se lucha por eso, no podemos dar todo por perdido", agregó en un encuentro privado donde el fuerte viento hizo que se le volara el solideo.
En Palmasola, como en otras cárceles de Bolivia, el ingreso y salida de reclusos se logra con sobornos a los guardias que permiten la convivencia dentro del penal de niños y mujeres con asesinos, narcotraficantes y violadores.
Según la Defensoría del Pueblo, Bolivia tiene la mayor cantidad de presos sin sentencia de Latinoamérica, con 84 por ciento, seguido por Paraguay, con 71 por ciento.
Con la ayuda de un carro de golf, Francisco recorrió la prisión, del tamaño de 34 campos de fútbol, para escuchar los testimonios de hombres y mujeres, la mayoría sin sentencia judicial, y para abrazar y besar a decenas de niños.
El Papa, nacido en Argentina hace 78 años, llevó un mensaje de esperanza a los miles de reos.
"Reclusión no es lo mismo que exclusión, que quede claro, porque la reclusión forma parte de un proceso de reinserción en la sociedad", dijo.
Y los presos se lo agradecieron.
Uno de ello, Leónidas Rodríguez, de 43 años, pidió que el Estado intercediera en sus casos.
"Tenemos esperanza de que con la visita, el Santo Padre va a poder interceder ante nuestras autoridades para que se trabaje en el tema de las necesidades en los penales", dijo.
"Nosotros también somos parte de la sociedad, somos seres humanos, tenemos derechos. El hecho de que estemos privados de libertad o que hayamos cometido un delito no significa que nos dejen al abandono, como hoy estamos", agregó.
UNA ESPERA DE 27 AÑOS
La mayoría de los 10 millones de bolivianos apenas recuerda la última visita de un Papa a su país. Fue hace 27 años cuando Juan Pablo II se convirtió en el primer pontífice en llegar, en aquel entonces, al país más pobre de Sudamérica.
Bolivia, una nación de mayoría católica donde la religión se mezcla con ritos paganos, ha recibido esta semana con los brazos abiertos al pontífice jesuita y, su presidente, Evo Morales, sólo ha tenido elogios para él a pesar de haber estado enfrentado durante años con la jerarquía católica.
En su primer día en Bolivia, desde la catedral de La Paz, Francisco recomendó usar la diplomacia para resolver conflictos como el que mantienen Bolivia y Chile por una salida al mar y Morales dijo en una entrevista con Reuters que no descartaba que el Papa pudiera ser el mediador de la disputa.
El jueves, Francisco congregó a unos 500.000 feligreses al pie de una estatua de Cristo en una misa en Santa Cruz. Luego, se reunió con religiosos y entrada la tarde presidió un encuentro con movimientos sociales donde pidió perdón por los crímenes contra los indígenas cometidos en nombre de la Iglesia.
El viernes, después de entrar en Palmasola, el Papa sostendrá un encuentro con obispos y luego partirá a Paraguay para cerrar su gira en el país latinoamericano con mayor porcentaje de católicos.
En esta nación, además de los saludos protocolares típicos de su investidura, visitará el hospital "Niños de Acosta Ñu", que debe su nombre a un enfrentamiento del Siglo XIX entre un ejército de Brasil, Argentina y Uruguay contra fuerzas paraguayas constituidas en su mayoría por niños.
(Información adicional de Sarah Marsh; Editado por Gabriel Sánchez en Madrid)