Joe Biden ostenta el cargo de presidente de Estados Unidos sólo desde ayer, pero su Administración ya está haciendo grandes cambios en la política energética del país.
En una de sus primeras órdenes ejecutivas, firmada tras la investidura, revocó el permiso del oleoducto Keystone XL Pipeline. TC Energy, la empresa canadiense constructora del oleoducto, dijo que tiene que considerar sus opciones, pero que suspendería la actividad mientras tanto. Es posible que veamos maniobras legales o presiones diplomáticas por parte de los canadienses, pero por ahora hasta 8,000 personas han perdido su trabajo en Estados Unidos.
Aun así, revocar el permiso para los oleoductos de Keystone XL no tendrá un impacto importante ni directo en los precios del petróleo.
Sin embargo, dice que los traders de petróleo tendrán que observar las acciones de la administración Biden, ya que otras políticas podrían afectar a los mercados de petróleo y gas.
Aquí tenemos ocho posibles movimientos de política monetaria que los traders podrían ver venir de Washington D.C. y el impacto potencial que tendrían en el mercado.
1. Cancelación de nuevos proyectos de perforación en alta mar en aguas federales
Esto tendría poco impacto inmediato en el lado de la oferta, ya que los proyectos de perforación en alta mar pueden tardar años en ponerse en marcha. El mercado probablemente apenas reaccionaría si esto ocurre.
2. Complicación de la autorización de fracking o cancelación absoluta en tierras federales
Este movimiento no afectaría a pozos ya perforados o a permisos ya en vigor, por lo que el suministro de petróleo de Estados Unidos no se vería modificado inmediatamente, aunque perjudicaría las perspectivas a futuro.
Esto tendría un impacto más rápido en el suministro de petróleo de Estados Unidos que poner fin a los permisos de perforación en alta mar. Una medida como ésta casi con toda seguridad tendría un impacto sobre los precios, especialmente sobre los del WTI, a corto plazo.
3. Rechazar permisos o arrendamientos de recompra para perforar petróleo en ANWR
Es probable que este movimiento sea inminente, pero no debería afectar al mercado. La Administración Trump había concedido recientemente permisos de perforación en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico (ANWR) y la subasta no generó mucho interés.
Sólo dos pequeñas empresas compraron pequeños contratos. Ninguna de las grandes compañías petroleras con capital para llevar a buen término proyectos en el ártico pujó siquiera por un contrato.
El resto de los contratos los compró el estado de Alaska, que puede retenerlos 10 años con la esperanza de que, cuando cambien las condiciones políticas y/o de precios, puedan venderlos a empresas que estén interesadas en producir. Es muy poco probable que vayamos a ver más producción de petróleo proveniente de esta parte de Alaska de todos modos, así que incluso aunque la administración Biden hiciera al Gobierno federal volver a comprar los contratos a la corporación estatal de desarrollo de Alaska, no afectaría al mercado.
4. Limitaciones a la infraestructura energética de Estados Unidos
La puesta en marcha de regulaciones que limiten las expansiones de refinerías, proyectos de oleoductos o la expansión o actualización de puertos podría limitar el suministro de petróleo crudo, así como lastrar la llegada al mercado de productos refinados. Si el Gobierno dificulta aún más el transporte del petróleo crudo, refinado o exportado, entonces los traders deberían esperar un aumento de las reservas de petróleo crudo en Estados Unidos hasta que los productores se vean obligados a frenar la producción.
5. Revertir la legislación para permitir las exportaciones de crudo
Hacia el final de la Administración Obama, Estados Unidos canceló la prohibición de exportar crudo. Desde entonces, las exportaciones de crudo de Estados Unidos han crecido de menos de 1 millón de barriles al día hasta los máximos de 3,4 millones de barriles al día registrados en octubre de 2019. Detener las exportaciones de crudo de Estados Unidos tendría un impacto importante en los precios del petróleo y también haría que el diferencial entre el WTI y el Brent aumentara significativamente.
Este movimiento, sin embargo, es muy improbable.
6. Límites a las instalaciones de exportación de GNL
Las exportaciones de GNL de Estados Unidos han aumentado significativamente en los últimos años. De hecho, durante noviembre de 2020, Estados Unidos registró máximos históricos en cuanto a exportaciones de GNL.
El crecimiento de las instalaciones de licuefacción, así como de los gasoductos para transportar gas natural hasta dichas instalaciones, ha ayudado a estimular este crecimiento. Si la Administración Biden decide frenar el crecimiento de cualquiera de estas instalaciones o poner restricciones a los lugares en los que las instalaciones estadounidenses pueden exportar gas natural, entonces las exportaciones de GNL de Estados Unidos se verán perjudicadas.
Si las exportaciones de GNL de Estados Unidos disminuyen mientras la producción de gas natural se mantiene estable, los precios del gas natural caerán. Con precios nacionales más bajos y menos oportunidades de exportación, el gas asociado pierde valor. Esto contribuye a la rentabilidad de la producción de petróleo y hace que la producción de petróleo sea menos tentadora.
7. Regulación de la producción de petróleo y gas
Es probable que la Administración Biden aumente las regulaciones que rigen la emisión y la quema de metano. También podrían emitir nuevas regulaciones para el uso del agua y las implicaciones sísmicas del fracking.
Este tipo de reglamentos tendrían un impacto inmediato en la producción actual y podrían reducirla. Es probable que tengan un impacto inmediato en los precios.
8. Regulaciones ambientales de los usuarios
Es probable que la administración Biden implemente una regulación más estricta sobre las emisiones de los automóviles y otros vehículos en Estados Unidos.
La Administración Obama promovió los vehículos eléctricos con incentivos fiscales, pero la administración Biden podría tratar de implementar regulaciones que dirigirían a los consumidores hacia los vehículos eléctricos de una manera más agresiva. Este tipo de políticas podrían lastrar el consumo de gasolina en Estados Unidos de tal manera que los precios del petróleo se vean afectados.