En el radar hay elementos tanto a favor como en contra para pensar en un posible recorte a la tasa de interés de fondeo en la futura decisión de política monetaria del Banco de México.
Lo expresado en el último comunicado de prensa, las discusiones planteadas en las minutas de la última reunión donde por lo menos tres integrantes de la junta de gobierno parecen haber mostrado cierta inclinación por un recorte en el corto plazo y el más reciente reporte de inflación con una sorpresiva caída en la primera quincena de febrero, son factores que podrían inclinar la balanza por una baja en la tasa.
Sin embargo, los niveles todavía alejados de la meta en el que se encuentran las tasas generales y subyacentes de inflación también hacen especular que la autoridad no tendría por qué ser impaciente por llevar a cabo una reducción en el costo del dinero. Incluso, un subgobernador, en dos eventos privados comentó que él está más cargado a pensar en una baja en el tercer trimestre del año.
En esta ocasión, el mercado ya tomó un claro partido y le apuesta a que habrá recorte en marzo. Así lo demuestran los mercados de futuros e incluso la reacción inicial del peso mexicano a la cifra de inflación y la publicación de las minutas.
En CIBanco pensamos que la fecha idónea sería mayo. Para entonces se podría confirmar de mejor manera la consolidación del proceso de convergencia inflacionaria hacia el objetivo de Banxico, quitando los vaivenes propios de inicio de año. Se tendría una mejor evaluación de lo que estaría pensando llevar a cabo la Fed, algo relevante por las implicaciones relativas.
El que anuncie o no un recorte en la tasa, en términos generales para la economía real no haría gran diferencia. Un recorte de 25 puntos base difícilmente cambiaría la percepción de un menor endurecimiento monetario. El posible traspaso a otras tasas de productos financieros como los créditos también sería limitado y difícilmente se reflejaría en el consumidor final.
Donde sí puede tener algo de implicaciones es en los mercados financieros, sobre todo en el cambiario mexicano. Gran parte de la fortaleza de la moneda mexicana se explica por el atractivo diferencial de tasas de interés entre México y EUA.
En este caso las afectaciones consideramos inicialmente serían negativas, aunque escasas. Pero sí podría implicar un punto de inflexión para el valor de la moneda mexicana frente al dólar. Podría ser el comienzo de una gradual tendencia de depreciación del peso conforme el menor diferencial de tasas reduzca el incentivo a tener inversiones denominadas la divisa local.
Así, aunque existe una mayor cantidad de elementos que nos hacen pensar que Banxico recortaría su tasa de interés en marzo, la decisión no es un hecho todavía. Lo único que parece seguro es que el primer movimiento sería a la baja.