Este jueves 26 de septiembre, Banco de México celebra su reunión de política monetaria. Parece haber un consenso en que la junta de gobierno anuncie un recorte en la tasa de interés de fondeo. Sin embargo, después de lo anunciado por la Fed, la gran pregunta que resta resolver es la magnitud del recorte: 25 pbs ó 50 pbs.
En su último encuentro del pasado 8 de agosto, Banxico reanudó su estrategia de bajas en el costo del dinero, con una disminución de un cuarto de punto. En ese momento, la autoridad mexicana comentó que hacia delante, prevé que el entorno inflacionario permita discutir ajustes en la tasa de referencia.
Esta decisión, así como la intención de continuar normalizando su política monetaria se dio a pesar de que la inflación general en ese momento exhibía una tendencia ascendente y de la revisión al alza en sus propios pronósticos de inflación para cierre de año.
Ahora el escenario para Banxico es uno en que la tasa anual de inflación retrocedió hacia 4.99% en agosto. El rubro subyacente se pega al 4.0%. Esto sería suficiente para pensar que Banxico podría justificarse la realización de un recorte a la tasa.
Además, con la decisión de la Fed de un recorte por 50 puntos base, aumentan las apuestas a que Banxico pueda anunciar una baja por dicha magnitud.
En sentido estricto, el banco central mexicano tiene margen para recortes de medio punto porcentual. La tasa sigue siendo lo suficientemente alta (10.75%), por lo que continuaría en terreno restrictivo a pesar de una eventual disminución.
Asimismo, si bien el mandato (único) de Banxico es procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional (controlar la inflación), también está claro que las decisiones de reducir el costo del dinero podrían generar efectos secundarios positivos en la actividad económica.
Actualmente la economía mexicana enfrenta un periodo de sostenida pérdida de dinamismo. El crecimiento del PIB en la primera mitad del año decepcionó y aumentó el riesgo de que se presente una recesión técnica en los próximos trimestres. Incluso, este “atorón” económico le puede estar ayudando a Banxico en el control de la inflación, al reducirse las presiones por el lado de la demanda.
En este contexto, en CIBanco consideramos que Banxico podría inclinarse por un recorte de 50 puntos base. Hacia adelante, mantendría abierta la puerta a más reducciones, por lo que para cierre de 2024 estimamos que la tasa de interés de fondeo podría ubicarse en 9.75%.
La reacción inicial del peso mexicano a este escenario sería ligeramente negativa, alrededor de 15 centavos, pero temporal. Incluso, la presión se podría dar días previos al anuncio del jueves. El diferencial de tasas de interés con EUA seguiría siendo atractivo.
Ahora bien, existen elementos que podrían propiciar que Banxico se incline por una baja de solo 25 puntos base. En sentido estricto, los persistentes riesgos de inflación, la depreciación acumulada del peso desde mayo y el ruido en torno a la reforma judicial y otros cambios constitucionales propuestos por el Gobierno, limitan el margen para un movimiento mayor, lo que podría terminar incidiendo en la decisión del banco central mexicano.
En este escarnio, la reacción inicial del peso mexicano también sería negativa, pero muy limitada, que incluso puede disiparse en el mismo día a día de la cotización cambiaria.