El lunes pasado, los mercados globales de acciones y activos digitales experimentaron una fuerte venta, causada por la disolución del carry trade del yen japonés, que sacudió los mercados. El índice S&P Global Broad Market Index (BMI), que mide el rendimiento de más de 14.000 valores de todo el mundo, retrocedió un 3,3%, su peor jornada bursátil en más de dos años. El Índice de Precios de las Acciones de Tokio, o TOPIX, cayó un 20% en su mayor descalabro de tres días de la historia. Por su parte, el Bloomberg Galaxy Crypto Index se desplomó hasta un 17,5%.
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Como inversor que ha capeado numerosas tormentas del mercado a lo largo de las décadas, creo que es importante comprender las causas subyacentes de estos movimientos y las lecciones que nos enseñan.
Las operaciones de carry trade, para los menos familiarizados, consisten en endeudarse en una divisa con tipos de interés bajos, como el yen japonés o franco suizo, e invertir los beneficios en activos de mayor rentabilidad en otros lugares. Esta estrategia ha sido enormemente rentable, dada la prolongada política de tipos cero del Banco de Japón.
Sin embargo, la reciente subida de tipos por parte del Bnco de Japón ha echado por tierra estas operaciones, provocando una rápida apreciación del yen frente al dólar estadounidense. Como muchos de ustedes saben, una moneda local fuerte puede ejercer presión sobre el mercado de valores de ese país porque los bienes exportados pierden competitividad.
La apreciación del yen se hace eco de crisis financieras pasadas
La apreciación del yen ha seguido patrones similares a episodios anteriores, como el colapso del fondo de cobertura Long-Term Capital Management (LTCM) en 1998 y la crisis de las hipotecas subprime en 2007, cuando el yen se apreció un 20% desde su nivel más bajo. Desde principios de agosto, el yen ya se había apreciado más del 10% frente al dólar estadounidense.
Tras la liquidación masiva, el Banco de Japón dio marcha atrás en su postura de línea dura, y el vicegobernador Shinichi Uchida se comprometió a abstenerse de nuevas subidas de tipos en medio de la inestabilidad del mercado. Esto debería suponer un cierto alivio a corto plazo, pero las implicaciones más generales del repunte del yen y la reversión del carry trade probablemente seguirán influyendo en los mercados.
En vista de estos acontecimientos, recomiendo cautela. La historia sugiere que la reversión aún no se ha completado. En un informe fechado el 9 de agosto, JPMorgan (NYSE:JPM) afirma que, en su opinión, la reversión está a medio camino. Es más, los mercados financieros prevén múltiples recortes de tipos por parte de la Reserva Federal este año, lo que podría exacerbar aún más la reversión de las operaciones de carry trade. En este escenario, es prudente mantener la cautela a la hora de "comprar la caída".
Bitcoin La volatilidad desafía la narrativa del oro digital
Mientras la renta variable se desplomaba, el comportamiento de Bitcoin's despertó un gran interés. El mayor activo digital del mundo cayó hasta un 17% el pasado lunes -por debajo de los 50.000 dólares por primera vez desde febrero- antes de recuperar parte de sus pérdidas y terminar el día con un descenso del 8%.
Esto contrasta con el oro, que cayó poco más del 1% en el día.
La caída del Bitcoin pone de relieve un punto crucial: Aunque a menudo se promociona como "oro digital", hay quien cree que la criptomoneda aún tiene que demostrar que es un depósito de valor estable en tiempos de tensión en los mercados.
"A pesar de que tanto el oro como Bitcoin son instrumentos de oferta limitada y cupón cero, [Bitcoin] no presenta las propiedades de 'reserva de valor' del oro", afirmó David Glass, analista de Citi, en una nota publicada esta semana.
Nuestro propio análisis añade algo de color a la conclusión de Citi y muestra que Bitcoin se ha comportado históricamente más como un activo de riesgo que como un refugio seguro. En la última década, durante los 10 peores meses para la S&P 500, Bitcoin cayó una media del 6,4%, mientras que el oro se mantuvo ligeramente positivo con una rentabilidad media del 0,8%. En cambio, durante los 10 mejores meses, el Bitcoin subió un espectacular 22,4% de media, superando con creces el 1,5% del oro.
Esto indica que Bitcoin podría ofrecer mayores rendimientos potenciales que el oro durante las subidas del mercado, pero también conllevaría un riesgo mayor durante las caídas. Por ello, sugiero una posición del 10% en oro y acciones de minería de oro para los inversores más conservadores. En contraste, Bitcoin y otros activos digitales pueden ser más atractivos para quienes tienen un horizonte de inversión a largo plazo o una mayor tolerancia al riesgo.
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