(Por Agustín Alvarez)
Recientemente actualizamos nuestra visión para el IPSA a fines de 2016 con un valor de 4.350, más optimista que el consenso.
Ahora fue el turno de Ripley, tras las conversaciones que estaría registrando con el retailer mexicano Liverpool para que éste ingrese a la propiedad. Pero antes ya hemos visto cómo durante los últimos años múltiples compañías internacionales están ingresando a la propiedad o controlando a empresas locales: Abbott-CFR, Fenosa-CGE, FEMSA-Cruz Verde, múltiples AFP (Cuprum, Provida y recientemente Habitat-Prudential). Y mirando a futuro en los últimos meses han aumentando los rumores respecto al interés en las embotelladoras locales, y no se descartan operaciones en otros sectores.
Fuera de bolsa también ha habido operaciones emblemáticas como la venta Corpora Tres Montes, y también hay que recordar operaciones que se cayeron a último minuto como la fusión de Aquachile y Marine Harvest.
La pregunta que uno se puede hacer es: ¿qué están viendo los inversionistas internacionales que no estamos viendo? (o al revés). Nuestra visión es que probablemente los inversionistas internacionales tienen una visión menos negativa respecto a la coyuntura política - social, mientras que en Chile tenemos una visión más cercana pero a veces también más sesgada por las “emociones”, las redes sociales, descontextualizada de lo que pasa en otros países.
Tras múltiples reuniones con inversionistas extranjeros, nuestra sensación es que la visión de Chile como alternativa de inversión definitivamente es más positiva. Por un lado, tenemos por primera vez en muchos años valorizaciones más baratas que el promedio de los emergentes y pares latinoamericanos, mientras que las perspectivas de crecimiento de utilidades se encuentran en valores razonables y el marco regulatorio - institucional aún está muy por sobre el promedio de los pares. Hay muchos inversionistas que han seguido por mucho tiempo a Chile y que valoran la “calidad” de los activos, pero hasta ahora era el precio lo que los disuadía, lo cual tras cuatro años de desempeño negativo (y tras la agresiva depreciación del peso desde $472 el 3T11 hasta $677 el 3T15) ya no sería el caso.
¿No estaremos muy pesimistas?
Típicamente cuando el pesimismo llega a sus máximos, se abren buenas oportunidades de inversión. Recientemente actualizamos nuestra visión para el IPSA a fines de 2016 con un valor de 4.350, más optimista que el consenso, aunque según nuestra opinión hay razones para ese optimismo.