Desde hace un mes se venía hablando de un acuerdo comercial entre China y Estados Unidos, y los mercados estaban optimistas, se habían recuperado levemente desde el estallido de la guerra comercial. Pero todo se esfumó la semana pasada, el S&P500 cae desde el lunes un -4,2% y el NASDAQ un -3,7%, y todo gracias a los nuevos aranceles de Estados Unidos, a pesar de que Donald Trump asegure que las negociaciones fueron fructíferas. La realidad dicta que el mercado está en un precario momento.
Quejas y necesidades
Estados Unidos tiene quejas legítimas sobre las prácticas comerciales de China, y persuadir a China para que abra su mercado a los vendedores estadounidenses es un objetivo importante ahora y para el futuro.
Pero China y Estados Unidos se necesitan mutuamente. La batalla arancelaria de golpe por golpe amenaza una de las relaciones económicas vitales del mundo, y debido a su tamaño, a la economía global. En un momento en que las dos naciones deberían estar forjando reglas para los próximos 20 años, se están apuntando con un arma.
Por una buena razón, la ruptura de la relación entre Estados Unidos y China está asustando a los inversionistas y economistas por igual.
El lunes pasado, el índice Dow Jones cayó 617 puntos, o 2,4%, después de que China tomara represalias contra los aranceles anunciados la semana pasada. Beijing se comprometió a imponer impuestos más altos a los 60 mil millones de dólares en productos estadounidenses, desde algodón y partes de aviones hasta vino y maquinaria.
La real guerra comercial comienza
Lo que ocurrió la semana pasada, el supuesto acuerdo comercial, es una antítesis de lo que depara el futuro respecto a la guerra comercial. Esto está recién comenzando.
Quedó muy claro que meses de trabajo, preparación y negociación generan más riesgos
Los aranceles son las armas preferidas, ya que ambas partes intentan mejorar su capacidad de negociación. Los consumidores y las empresas se encuentran atrapados en el fuego cruzado. Los gravámenes aumentarán los costos, confundirán las cadenas de suministro y aumentarán la incertidumbre.
UBS (SIX:UBSG) recortó su pronóstico de crecimiento del PIB en 2019 para China de 6,4% a 6,2%. Si bien Beijing intentará suavizar el golpe con estímulos, UBS dijo que el crecimiento podría caer por debajo del 6% en 2019 y 2020, si la guerra comercial se profundiza.
La interconexión entre China y Estados Unidos ha sido impulsada en parte por millones de personas en China que han salido de la pobreza.
Desigualdad entre ambas potencias
Se puede asegurar que china tiene un sistema casi totalitario, y la transición de China a una economía dirigida por el consumidor crea oportunidades enormes para las compañías extranjeras, especialmente las estadounidenses.
La base de las diferencias entre ambas potencias radica en su filosofía y concepción de mundo, una protege la libertad de mercado y otra busca el control de las empresas privadas.
Gran parte del enfoque durante la guerra comercial se ha centrado en los bienes intercambiados entre ambas naciones. Pero las empresas estadounidenses ya están cobrando al prestar servicios a las masas de China, y están ansiosas por vender aún más a medida que China madura.
Si bien Estados Unidos ha tenido un déficit de bienes con China durante mucho tiempo, registró un superávit de servicios de US$ 40,5 mil millones en 2018. Las principales exportaciones de servicios a China incluyen viajes, programas de computadora y marcas registradas, según la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos.
China ha sido durante mucho tiempo un lugar tentador para los bancos y las empresas de inversión estadounidenses. Las compañías de servicios financieros, ansiosas por otorgar préstamos a empresas y proporcionar experiencia en banca de inversión, están presionando para lograr un mayor acceso al mercado desatendido de China.
China depende de los consumidores estadounidenses
Al mismo tiempo, las compañías estadounidenses han confiado en China como fuente de mano de obra y piezas relativamente asequibles. Los minoristas importan mercancías de China. Apple (NASDAQ:AAPL) importa iPhones ensamblados en China por fabricantes como Foxconn (TW:2354).
En total, Estados Unidos importó US$ 539,5 mil millones de productos de China en 2018, según la Oficina del Censo.
Esas compras han ayudado a mantener a las fábricas chinas en funcionamiento, empleando a trabajadores cuyos empleos ahora están amenazados.
“China se ha vuelto muy dependiente de las exportaciones a Estados Unidos”, escribió en una nota Ed Yardeni, presidente de Yardeni Research.
Por esta razón, Estados Unidos escoge resolver las desigualdades por medio de los aranceles, por que es la forma más efectiva de generar presión.
Los bonos del tesoro de Estados Unidos, un riesgo y un arma que tiene China y aún no está en uso.
China también desempeña un papel fundamental en el financiamiento de la asombrosa deuda de Estados Unidos, lo cuál puede ser clave en esta guerra comercial.
Con US$ 1,1 billones de bonos del Tesoro, China es el principal acreedor extranjero. Está justo por delante de Japón y es aproximadamente igual a las tenencias combinadas del Tesoro de Brasil, Reino Unido, Irlanda y Suiza. Washington usa esa deuda para financiar todo, desde recortes de impuestos hasta aviones de combate.
Un líder en los medios de comunicación estatales de China sugirió este jueves que Beijing podría intentar usar los bonos como un arma en la guerra comercial, una idea alarmante que podría afectar a los mercados financieros mundiales.
“Muchos académicos chinos están discutiendo la posibilidad de deshacerse de los bonos del Tesoro estadounidense y cómo hacerlo específicamente”, tuiteó Hu Xijin, editor en jefe de Global Times de China.
Sin embargo, tal movimiento podría ser contraproducente para China al dañar el valor de sus propias participaciones y limitar su acceso a dólares estadounidenses, la moneda de reserva mundial.
“Se dispararían a sí mismos”, dijo Peter Boockvar, director de inversiones de Bleakley Advisory Group.
Boockvar dijo que es más probable que China continúe permitiendo que los bonos del Tesoro existentes maduren sin reinvertirlos. La subasta de bonos del Tesoro a 10 años de la semana pasada tuvo la menor demanda desde 2009, según Boockvar.
Reparar la relación no será fácil
A pesar de las preocupaciones sobre la profundización de la guerra comercial, muchos inversionistas en la Conferencia SALT en Las Vegas la semana pasada aplaudieron al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por confrontar a China por sus prácticas comerciales desleales.
“China se acostumbró a tener esta ventaja”, dijo a CNN Business Michael Novogratz, fundador y director ejecutivo del banco de criptomonedas Galaxy Digital.
Los optimistas esperan que el dolor de la guerra comercial, para ambos lados, sea de duración limitada. Muchos economistas esperan que Washington y Beijing terminen por entrar en razón y lleguen a un acuerdo comercial.
El lado positivo es que son tan claramente perjudiciales para la economía y las empresas estadounidenses que, a pesar de las preocupaciones actuales, es poco probable que sean una característica a largo plazo del panorama financiero.
Pero algunos temen que el daño a la relación entre Estados Unidos y China sea difícil de deshacer. Incluso si todo se resolviera hoy por milagro, no habría confianza durante toda una generación.