El balance de riesgos luce menos deteriorado en el corto plazo
Hoy el INEGI actualizó el Indicador Oportuno de la Actividad Económica con información fresca para diciembre y enero. La economía tiene una mejor cara, pues la escandalosa caída de 0.4% que se preveía para el último mes de 2022 fue revisada hasta una variación de +0.1%, discreta, pero positiva. Además, enero comenzó con un incremento de 0.4%, lo que permite que por primera ocasión desde febrero de 2020 los flujos mensuales de actividad alcancen los niveles promedio registrados en 2018, marcando un nuevo hito en el proceso de recuperación. Así, luego de algunos sobresaltos recientes, la economía parece mantenerse en el camino del crecimiento robusto y si no se presenta alguna sorpresa negativa en las próximas semanas, podría evitar la contracción y el estancamiento en el primer trimestre del año.
¿Qué esperar?
2023 inicia con un horizonte de riesgos más balanceado que lo que se podría haber anticipado, pues tanto la demanda interna como la externa han logrado sobreponerse a la incertidumbre y mantienen un paso aceptable. De hecho, el desempeño de enero es el segundo mejor de los últimos 6 meses, lo que sorprende a la luz de las altas tasas de interés que ya se han mantenido por un buen tiempo. No obstante, seguimos pensando que el impacto de la política monetaria restrictiva será hacia adelante y conforme avanza el tiempo crecen las probabilidades de que se observen techos más rígidos para el avance de la economía. A partir de ello, creemos que 2023 será un año con una inercia de crecimiento más horizontal que la de 2022 y, por ahora, mantenemos nuestro pronóstico de un alza del PIB de 0.6% en todo el año.