Desde el último trimestre de 2015, los colombianos vienen con una preocupación: un elevado costo de vida. Este se ha visto reflejado en una inflación desbordada, fuera del rango meta del Banco de la República, y en un un sector de alimentos jalonador del resultado final.
Este año, no se escapa de presentar efectos similares. Los factores que causan el incremento inflacionario en los alimentos, continúan latentes. A excepción del clima -que desde abril viene presentando mejoras y dejó de ser el factor más desfavorable para los productores en el segundo trimestre de 2016, según la Encuesta de Opinión Empresarial Agropecuaria, EOEA-, los costos de producción, el orden público y las tasas de interés, afectan el desarrollo favorable del sector.
Y es que, parece que nada puede ser “perfecto” en la economía colombiana. Ahora que las cosechas se empezaban a dar y la producción pecuaria mejoraba, los productos agrícolas, pecuarios y agroindustriales no han podido salir de las fincas a causa del Paro de Transportadores, que inició la primera semana de junio. Se asume que por los bloqueos generados, el 70% del café destinado al mercado externo, no ha podido salir de las fincas. Así mismo, el Paro ha impedido la llegada de insumos a las mismas, afectando diversos subsectores como el de palma de aceite, porcicultura, avicultura, ganado bovino, hortifrutícola, entre otros.
Después de este breve contexto, se puede decir que los cinco factores que continuarán golpeando la inflación de alimentos en este año, son:
Paro de Transportadores
La Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, calculó que las pérdidas durante los 38 días de Paro de Transportadores son de $1 billón para los productores. La cifra no solo despierta preocupación al gremio, sino que afecta la inversión en el agro y la posibilidad del garantizar la seguridad alimentaria en el país. Nadie le va a apostar a una actividad que no es rentable, y más relacionada con un sector que tiene problemas de orden público, seguridad jurídica y acceso a bienes públicos. Sin estas garantías, resulta difícil garantizar oferta de alimentos para la demanda que tiene el país.
Está demostrado que el Paro impactó la inflación de alimentos en junio, el primer mes de duración de la protesta, que venía mostrando reducciones en los últimos meses.
Fenómeno de La Niña
Para el último trimestre de este año se tiene previsto la llegada del fenómeno de La Niña. El Instituto de Hidrología, Meteorología, y Estudios Ambientales de Colombia, IDEAM, estima un 76% de probabilidad de incidencia de este periodo de lluvias. Aunque la disponibilidad de agua aumenta las posibilidades de siembra y mejora la producción, en Colombia todavía hay un grave problema de infraestructura hídrica, riego y drenaje; lo que llevaría a inundaciones y pérdidas para los agricultores, como sucedió hace unos años.
A pesar de que el pasado fenómeno de La Niña dejó lecciones importantes, estas no han sido del todo aprendidas. Las vías secundarias y terciarias no están listas. Las advertencias correspondientes ya las han venido realizando los gremios que representan la producción agrícola en el país.
Tasas de interés del Banco de la República
Hasta cierto punto, las tasas de interés han sido un mecanismo para controlar el consumo y la inflación de un país. En el caso puntual del campo, en Colombia, estas no han favorecido ni incentivado la inversión, pues lo créditos para el sector están estancados. Si no hay incentivo a aumentar áreas sembradas, compra de animales y menos para acceder a maquinaria y equipos; difícilmente el campo podrá salir adelante y cumplir la demanda esperada para el país y nuevos mercados.
Devaluación en costos de producción
La devaluación ha jugado en contra del sector agropecuario, cuando lo lógico sería que estuviera a favor para exportar y conquistar nuevos mercados. Colombia es dependiente a la importación de insumos y, con una tasa de cambio como la actual, se han incrementado los costos de producción. En la misma Encuesta de Opinión Empresarial Agropecuaria, EOEA, se hace evidente que uno de los factores más desfavorables para los productores son los costos de producción (como señala el gráfico de abajo). Indudablemente, esto influye en los precios que recibe el consumidor final.