El peso mexicano sigue mostrando una resiliencia sorpresiva. En lo que va del 2024 promedia una cotización de $17.08 spot. Cerró el año en $16.97. La sorpresa de su fortaleza radica porque en términos generales lo hasta ahora acontecido en estos casi dos meses a nivel global han sido elementos que a priori se pensaría podrían haberlo presionado.
Por un lado, la calibración de las apuestas sobre la senda de posibles recortes a la tasa de interés por parte de la Fed. A finales de 2023 e inicios de 2024 el mercado estaba muy optimista de que tan pronto como en marzo la autoridad estadounidense comenzaría a bajar su tasa y que a lo largo de 2024 podría haber hasta seis reducciones.
Los mensajes de los funcionarios del banco central estadounidense, incluyendo su presidente Powell, así como la retórica mostrada por la fortaleza de la mayoría de los indicadores económicos de EUA provocaron que el mercado dejara de ser tan optimista y se alineara más a los planes de la Fed.
Incluso, los más recientes reportes de precios, tanto al consumidor como al productor, abonan a esta idea de que no tendría por qué haber prisa sobre cuando la Fed debe comenzar a bajar la tasa y justifica que no serían necesarios tantos recortes ya que sería un proceso gradual.
Por su parte, la geopolítica lejos de mejorar sigue empeorando. Es normal que los mercados se terminen acostumbrando a estos temas y el impacto cada vez sea menor y temporal. Sin embargo, en términos generales las afectaciones son negativas. En estos momentos, poco eco ha tenido en el mercado cambiario mexicano la continuidad de las hostilidades en el Mar Rojo, el rechazo de Israel a los planes de tregua con Hamás y el cumplimiento de dos años de la guerra entre Rusia y Ucrania.
Localmente, el hecho de que Banxico abriera la puerta a un posible recorte en la tasa de interés tan pronto como en su reunión de marzo, también tuvo impacto limitado en la cotización. La depreciación provocada no fue significativa y rápidamente la moneda mexicana borró las pérdidas por esta posibilidad.
Así, hasta el momento la moneda mexicana ha mostrado gran inmunidad a gran variedad de choques externos e internos. Lo anterior nos lleva a cuestionar qué es lo que en determinado momento sí podría afectar al peso o sí ya se podría anticipar que esta sería la tónica la mayor parte del 2024. Aunque no hay respuesta fácil y obvia, existen dos condiciones que podrían convertirse en los enemigos de la moneda mexicana: una reducción en el diferencial de tasas de interés entre México y EUA, que haga menos atractivo las inversiones en activos denominados en pesos y los procesos electorales en México y EUA.
Estos dos elementos pueden ser suficientes para cambiar el comportamiento de la moneda mexicana. Sobre el primero, quizá hasta mayo podría hablarse de una reducción importante en dicho diferencial de tasas; mientras que, para el segundo, a partir también de mayo podrían convertirse en factores relevantes en la escena de los mercados financieros.
En este sentido, parece que todavía tenemos (por lo menos) varias semanas/meses para continuar observando una fortaleza relativa del peso.