Este artículo se publicó en inglés el día 6 de agosto de 2020
Los precios del petróleo se aferraban al optimismo a principios de esta semana tras caer un poco la semana pasada.
La razón de la caída: la noticia de que los productores de la OPEP+ comenzarían a aumentar la producción a partir del 1 de agosto. El petróleo WTI, que se desplomaron por debajo de los 40 dólares por barril el viernes, subía hasta superar los 43 dólares por barril a mediodía del miércoles 5 de agosto, mientras que el Brent casi alcanzaba también los 46 dólares por barril.
La confianza de esta semana se vio impulsada en gran medida por el informe del API que indicaba que las reservas de petróleo crudo y gasolina estadounidense descendieron significativamente la semana pasada: el petróleo crudo en 8,6 millones de barriles y la gasolina en 1,7 millones de barriles.
El informe oficial de la Administración de Información Energética del miércoles confirmaba que las reservas de petróleo crudo estadounidense se desplomaron la semana pasada en 7,4 millones de barriles, pero las reservas de gasolina aumentaron en 419.000 barriles, aun así un 8% por encima de la media de 5 años para esta época del año, a pesar de que las refinerías estadounidenses sólo están funcionando al 80% de su capacidad operativa.
La subida de precios de esta semana es el movimiento de precios más importante que hemos visto desde junio tanto en el caso del Brent como en el del WTI. Los traders claramente buscan cualquier razón para mover los mercados, como quedó claro ayer con el repunte del Brent tras la noticia de una explosión en Beirut, Líbano.
Aunque el Líbano no es un productor de petróleo y Beirut no es un puerto significativo para el comercio de petróleo, los precios se dispararon ante la mera posibilidad de que la explosión (que el Gobierno libanés dice que fue causada por nitrato de amonio almacenado) fuera de naturaleza militar y pudiera haber indicado la posibilidad de un conflicto mayor en la zona.
La confianza está en aumento
Puede que las noticias positivas sobre los precios del petróleo hayan acaparado los titulares a principios de esta semana, pero la confianza podría ser efímera. Aramco (SE:SE:2222) ha retrasado la emisión de sus OSP (precios oficiales de venta) para septiembre al menos hasta el 9 de agosto, aunque por lo general los publica durante los primeros cinco días del mes. La explicación de la compañía es que el retraso se debe a las vacaciones de Eid al-Adha, que no terminan en Arabia Saudí hasta el 8 de agosto.
Sin embargo, Aramco también está considerando rebajar sus precios de entrega de petróleo crudo en septiembre entre 50 centavos y 1 dólar por barril y muchos proveedores de petróleo de Oriente Próximo siguen las indicaciones de Aramco en cuanto a fijación de precios. Tal reducción de los precios indicaría que la demanda no es tan fuerte como los saudíes esperaban. Esto, junto con el aumento de la producción de petróleo de varios de los principales miembros de la OPEP+ a partir de agosto, podría frenar el optimismo de los precios del petróleo de esta semana.
Los observadores del mercado también deberían vigilar la cantidad de productos petrolíferos suministrados en los Estados Unidos. Los niveles de reservas indican el movimiento de los precios, pero la Administración de Información Energética también realiza un seguimiento de la cantidad de productos (gasolina, diésel y combustible para aviones) entregados a las estaciones de servicio y otros proveedores, lo que puede proporcionar una señal de hacia dónde se dirige el mercado en el futuro. La semana pasada, estas cifras no tenían buena pinta, ya que el total de los productos suministrados se situaba un 13% por debajo de la media de las cinco semanas anteriores.
El mercado del petróleo se ha vito bastante estancado estos últimos dos meses, pero no puede permanecer estable mucho tiempo más. Eventualmente, tiene que moverse de nuevo a medida que cambian las condiciones y surgen las consecuencias económicas de la pandemia. Sólo se gana dinero real cuando hay movimiento real.