Durante el fin de semana, Senadores del PRI y del PAN acordaron una reforma energética de gran calada en materia de hidrocarburos y de electricidad
En nuestra opinión, la principal característica de la propuesta senatorial es que la nueva ley contempla esquemas contractuales de participación del sector privado, incluyendo licencias y contratos de producción compartida
En este contexto, si bien la reforma del artículo 27 constitucional deja fuera las concesiones al sector privado, la ley permitirá una amplia gama de contratos, que incluyen desde las licencias hasta los contratos de producción compartida y no sólo los contratos de utilidad compartida propuestos inicialmente por el gobierno, lo que habría generado poco interés entre las empresas del sector privado
Estos nuevos esquemas contractuales permitirán a las empresas del sector privado extraer petróleo crudo, gas natural y otros hidrocarburos líquidos, a partir de los yacimientos en aguas profundas y de gas shale todavía sin explotar en nuestro país
Esta reforma también permitirá a las empresas del sector privado participar en las actividades del sector de la petroquímica
En el sector eléctrico, la reforma permitirá a las empresas del sector privado, no sólo generar, sino también comercializar electricidad y venderla a empresas del sector privado, y no sólo a la CFE
Cabe mencionar que entre los Senadores del PRI y del PAN tienen los votos suficientes para aprobar esta reforma constitucional (>85) –incluso si los Senadores panistas que trataron de bloquear la reforma fiscal no la votan-, mientras que no esperamos ningún problema cuando la reforma pase a la Cámara de Diputados para su aprobación
En nuestra opinión, esta reforma podría sumar entre 3 y 5%-pts al PIB en un intervalo de tiempo de tres años, a partir del año 2016, mientras que sus efectos permanentes serán de alrededor de 1%-pts sobre PIB potencial a largo plazo
En términos de mercados, si bien consideramos que los mercados locales tienen ya descontado en parte de esta reforma, la reacción debería ser aún más favorable –sobre todo en el mercado cambiario-, ante la posibilidad de tener un cambio estructural más significativo de lo inicialmente esperado