En medio de la euforia por las gestas del Bitcoin, el activo virtual que gobierna todo el planeta de las criptomonedas, y como resultado de su propia gloria, surgieron dos bandos dentro del pujante reino bitconiano. Y cada facción coronó a su monarca para regir sus destinos venideros: uno mantuvo en el trono al “Bitcoin” original, el de siempre, el que ha deslumbrado al mundo, ése que el 31de julio terminaba en un nuevo récord histórico de 2,887 dólares y se pavoneaba de una ganancia de más de 200% en el año. El otro proclamó como máximo jerarca al “Bitcoin Cash”, una nueva versión de la moneda digital que pretende derrocar al antiguo soberano y llevar, en el futuro, las riendas de la criptomoneda. Pues bien, el martes primero de agosto, un día después del récord del Bitcoin, ambos ejércitos se levantaron en armas, se declararon la guerra y ahora están inmersos en una batalla fratricida y brutal.
El detonante de la contienda, como decimos, fue el propio éxito del Bitcoin. Derivado de su fama y renombre, se avivó el apetito por poseer la célebre moneda virtual en los últimos meses y, ante el incremento de la demanda, se empezaron a producir fuertes retrasos en el registro de las operaciones: cuando antes una transacción quedaba registrada en menos de veinte minutos, ahora podían transcurrir hasta seis horas.
Esos retrasos incomodaron a la excelsa comunidad bitconiana. ¿Cómo puede ser que la moneda del futuro, ésa que pretende desplazar a todas las demás para convertirse en el medio de cambio de uso global, pueda sufrir tales demoras? ¿Qué hacer para que el Bitcoin se adapte rápidamente al crecimiento que está experimentando para adecuarse a su nueva escala, mucho más grande? Estaba claro que la moneda debía actualizarse para satisfacer esas nuevas necesidades. Para encontrar una solución se abrió un debate sobre cómo desarrollar la criptomoneda de cara al futuro. Y fue en ese debate donde surgió la discordia, se escindió la comunidad en dos bandos y se desató la guerra.
La cuestión fundamental era cómo volver a aligerar el sistema y hacer un registro más inmediato de las operaciones. La tecnología que acuña “Bitcoins” es una red llamada “cadena de bloques” (“blockchain” en inglés). Mediante este sistema, todas las operaciones que se realizan con Bitcoins se van agrupando en “bloques”, y para validarlas existe una figura central dentro de este entramado: los “mineros”. Su forma de validación consiste en resolver puzles criptográficos, una especie de clave informática llamada “hash”, unas fórmulas que los “mineros” descifran a través de potentes computadoras. Cada bloque cuenta con un “hash” nuevo y con el “hash” del bloque inmediatamente anterior, lo que hace que el sistema esté constantemente actualizado, encadenado y sellado: nada se pueda borrar ni modificar de los registros pasados. Por cada validación que un “minero” logra, el sistema le retribuye con “Bitcoins”.
Ahora bien, la información que se puede procesar de una sola vez depende del tamaño de los bloques, y el problema era que dicho tamaño era demasiado pequeño, limitado a un megabyte, insuficiente para satisfacer la actual demanda y procesar la información de forma expedita. Eso provocó que el sistema se hiciera más pesado y lento. Por tanto, el debate se centró en determinar cuál era el tamaño óptimo de los bloques y, en consecuencia, el volumen de transacciones que podían registrarse en un momento dado.
De los dos bandos en los que se ha escindido la comunidad bictoniana, uno está constituido por los “desarrolladores centrales” (core) y el otro, mayormente, por los “mineros”. Los “desarrolladores centrales” son los informáticos que mantienen y realizan cambios al software de Bitcoin, un software de “código abierto”, y los que han construido un sólido sistema antivirus. Su resistencia a incrementar en exceso el tamaño de los “bloques” se explica por cuestiones de seguridad: cuanto mayor sea el tamaño de los bloques, más información hay expuesta a los ataques de “hackers” y más vulnerable es el sistema en su conjunto a las amenazas cibernéticas. La solución planteada por la mayoría de los “desarrolladores” fue el SegWit2X. A través de este sistema se introduciría el “testigo segregado” a la cadena de bloques, lo que permitiría transferir algunos de los datos del sistema fuera de la red principal de Bitcoin, a una cadena lateral, incrementándose de este modo su capacidad en la red principal. Así, el tamaño de los bloques para realizar las transacciones se aumentaría a 2 megabytes.
En el bando contrario están, en esencia, los “mineros”, ese poderoso gremio que procesa la información y que, en cerca de un 70%, se concentra en China. Fue uno de los grupos de minería chino, ViaBTC, quien impulsó al “Bitcoin Cash”, la criptomoneda que quiere suplantar al “Bitcoin” original. Para ellos, la solución de SegWit2X no es suficiente para resolver la lentitud en el registro de las operaciones y además critican que, al ser dicho sistema dirigido por algunos individuos, ataca algunas de las fortalezas fundamentales del Bitcoin como su descentralización y su carácter democrático. Por tanto, dicha solución significaría el final del Bitcoin tal y como hoy lo conocemos. Su propuesta, más que transferir datos para liberar capacidad, consiste en ampliar la red principal de forma tal que se incremente la capacidad de los bloques a 8 megabytes, aumentando de forma sustancial el número de transacciones que pueden ser validadas en un segundo. Su interés por esta solución reside, en esencia, en que así será mayor su aceptación y los “mineros” trabajarán más rápido: es decir, para ellos, financieramente, será más lucrativo.
Al no llegar ambas facciones a un acuerdo, las dos criptomonedas se plantaron en el campo de batalla, en dos “cadenas de bloques” separadas. Y ahora, ¿qué está pasando? Bueno, los poseedores de Bitcoins recibirán la misma cantidad de Bitcoin Cash que las que ya poseen en Bitcoins, siempre y cuando las bolsas acepten a la nueva Bitcoin. Sí la aceptarán ViaBTC o Kraken, pero otras como BitMEX, Bitstamp, Coinbase y Poloniex consideran espuria a la nueva moneda y la han rechazado. Si sucede lo mismo que aconteció con la escisión de Etherum en 2016, es de prever que la suma de ambas se aproxime al valor actual de Bitcoin. De este modo, si el Bitcoin Cash cotiza en torno a los 400 dólares, es de esperar que el Bitcoin se deprecie por ese mismo monto. Es decir, la vieja moneda descontará el valor de la nueva moneda.
Ahora bien, ¿cuál será el Bitcoin bueno? ¿Qué cadena de bloques será aquel que prevalezca como el verdadero Bitcoin? Pues será la cadena de bloques con mayor poder de “hashing”, el que atraiga a más mineros. Ése será el más secundado y el que vuele más alto, siempre y cuando otorgue, a su vez, una fuerte seguridad.
Ésa es la gran incógnita, ahora mismo, del Bitcoin Cash: su seguridad. De momento, la volatilidad es lo que predomina en su cotización. Ayer llegó a dispararse hasta los 870.44 dólares, según Cryptocompare.com, un incremento de 98% respecto al cierre del martes. Pero terminó por debajo de los 500 dólares. Por otro lado, el Bitcoin también ha resistido mejor de lo esperado: en estos dos días de guerra sólo ha perdido un 6.8% respecto a su récord del lunes pasado. Apenas un mero rasguño. Lo malo es que pueden surgir nuevas facciones y escisiones en el Bitcoin. Son las cosas del gran éxito cuando hay una ausencia total de supervisión central: cada cual, en un entorno de anarquía, mirará hacia su interés.
INFOGRAFÍA
El propio éxito de Bitcoin ha desatado una guerra dentro de la comunidad bitconiana. Los bloques del Bitcoin, por temas de seguridad, han tenido un tamaño de 1 megabyte. El aumento de las transacciones derivado de su fama provocó que dicho tamaño fuera insuficiente para procesarlas con rapidez, lo que suscitó un debate sobre cómo incrementar el tamaño para adecuarlo a la nueva escala del mercado…
Fuente: blockchain.info
… en ese debate surgió la discordia. Los llamados “mineros” de Bitcoin, liderados por un grupo de minería chino, ViaBTC, crearon una nueva moneda en el que los bloques tuvieran una capacidad mayor, de 8 megabytes. La nueva criptomoneda se ha movido con una fuerte volatilidad en estos dos primeros días: ayer llegó a dispararse hasta los 870.44 dólares, si bien terminó muy por debajo del máximo…
Fuente: CryptoCompare
.. entretanto, los “desarrolladores centrales” se resisten a ampliar en exceso el tamaño de los bloques con el fin de preservar la seguridad del sistema. Su propuesta consiste en liberar datos de la actual cadena para incrementar la capacidad de la red principal y permitir bloques de 2 megabytes. Pese al surgimiento de la moneda rival, el Bitcoin original ha resistido el golpe y sólo ha descendido un 6.8% desde su récord…
Fuente: Bloomberg
… aun así, la criptomoneda que se haga con el cetro será aquella que sea más atractiva y genere más aceptación. Para eso es importante la velocidad de las transacciones, pero también la seguridad. El Bitcoin Cash no ha empezado mal y surge como una amenaza. Recién gestada, ya es la tercera más grande por capitalización bursátil, sólo por detrás del Bitcoin original y del Ethereum…
Fuente: CrytopCurrency Market Capitalization