La fecha más significativa para los mercados de valores en Estados Unidos es el viernes posterior a cada cierre de mes. Ese día, a las 8:30 am en punto, el Departamento de Trabajo, anuncia el número de empleos generados el mes anterior.
La cifra, que despierta entusiasmos y temores es predicha, discutida, imaginada, adivinada y tabulada por analistas y operadores y es luego analizada y desensamblada por los mismos, con algarabía o pesar, una vez anunciada.
El empleo es el “proxi” más importante frente a la actividad económica en el país tanto por lo que significa en cuanto a actividad económica previa como a demanda futura, de allí su significado e importancia como referencia.
En los últimos meses y en el marco de la pandemia, una nueva cifra se ha convertido en fundamental, el Índice de los Precios al Consumidor, el CPI por sus siglas en inglés, que anuncia, también, el Departamento de Trabajo, durante la segunda semana del mes en referencia a la inflación al detal del mes anterior.
El indicador, que había sido ignorado por meses, sino años, ha vuelto a ser referente en la medida que se ha venido alejando, en los últimos meses, de medias históricas desatando un debate entre operadores y la Reserva Federal, “la FED”, que argumenta que la reciente inflación al detal es “transitoria” ante la perspicacia de los primeros.
Ahora bien, la combinación de ambos indicadores es lo que inquieta a los mercados en la medida que “la FED”, como se denomina al banco central de los EEUU, es el único banco central en el mundo cuyo mandato es doble: promover el empleo y controlar la inflación vía el instrumento más poderoso en el mercado, la tasa de interés que determina el valor último del dinero y que es referencia, en cascada, de todas las otras tasas de interés en el mercado y a nivel global en la medida que el 88% del comercio global se ejecuta en dólares.
El “Fed Funds”, que se conoce como el “overnight” o el “interbancario”, es la tasa que determina el costo que cobran los bancos entre sí a fin de mantenerse en “compensación” cada 24 horas y que desde la crisis hipotecaria ha sido marginal y que no pudo ser incrementada, más que temporalmente, a pesar de los esfuerzos de Janet Yellen y Jerome Powell como presidentes de la FED, frente a la pandemia manteniéndose entre 0% y 0.25%.
Sucede además que, frente a la amenaza de la COVID y su impacto en los mercados financieros, la FED ha desplazado alrededor de $7 billones (trillones de los de EE.UU.) de dólares a un tenor de $120,000 millones al mes en “swaps” de bonos del tesoro por instrumentos financieros en los balances de los bancos entre los que se cuentan $40,000 millones al mes en hipotecas.
Así, indicadores de empleo por debajo de lo esperado e indicadores de inflación en disminución, pero relativamente elevados, contravienen a una FED interesada en no impactar la creación de empleo y enfocada en evitar una amenaza inflacionaria.
En primera instancia, la generación de empleo post primeras olas de la pandemia, habiendo sido robusta salvo por el mes de agosto, debería alentar a la FED a reducir su intervención mensual en los mercados financieros, el temido “tapering” (“agotamiento” en español), tan pronto como en lo que queda del 2021, arriesgando una “rabieta” (“tantrum” en inglés) en los mercados, habituados a una plena liquidez monetaria, que ha empujado a los mercados de acciones a niveles récord, a los rendimientos de bonos públicos y privados a retornos nimios y ha propiciado la especulación en criptoactivos por ausencia de activos especulables.
En segunda instancia, de confirmarse que la inflación se está tornando en estructural y no transitoria, la FED debería considerar subir las tasas de interés tan pronto como en el 2022 y no el 2023 como parecería haberlo planificado, a pesar de las “heridas” causadas por la pandemia que se ocultan en promedios positivos generados por “rebotes” económicos que la “Variable Delta” y la desaceleración de vacunaciones amenazan, además del cese de beneficios laborales extraordinarios que podrían haber alimentado el propio rebote y que el “Plan de Reconstrucción” por $1 billón y la “Reconciliación Presupuestal” por $3.5 billones buscan compensar.
Primer viernes y segunda semana del mes, horizonte de los mercados (jeg/nyc/091621).