Este artículo fue escrito en exclusiva para Investing.com.
Puede parecer extravagante pensar que la economía estadounidense podría dirigirse hacia una recesión, sobre todo cuando el crecimiento del PIB del segundo trimestre fue superior al 6,5% y las previsiones de cara al tercer trimestre rondaban el 7%. Sin embargo, las cosas pueden cambiar rápidamente, y esta vez así ha sido.
El tercer trimestre ha supuesto una importante decepción, con un enorme debilitamiento de la economía en un corto periodo de tres meses. El modelo GDPNow de la Fed de Atlanta sugiere que el tercer trimestre podría registrar una tasa de crecimiento de tan sólo el 1,3%. Teniendo en cuenta lo decepcionante que podría resultar este trimestre, quién puede decir que estas cifras no caerán aún más, o que no se tornarán incluso negativas.
Riesgos de recesión
Ahora bien, está claro que incluso si el tercer trimestre resulta negativo, es una posibilidad muy remota. Un trimestre de caída del PIB no provoca una recesión, hacen falta dos trimestres para ello. Pero al entrar en el cuarto trimestre, la cuestión podría no ser si la economía se ralentiza más, sino si puede o no volver a acelerarse.
Los datos de Refinitiv muestran actualmente que las previsiones sitúan el crecimiento del PIB para el tercer trimestre en torno a un 4,5%, mientras que de cara al cuarto trimestre se prevé un aumento de aproximadamente el 5%. Se espera que la economía se ralentice drásticamente a lo largo de 2022, cayendo al 2,5% en el cuarto trimestre de 2022.
La cuestión es si estas previsiones son demasiado elevadas y si habrá que revisarlas a la baja. Parece claro que gran parte de los datos económicos han mostrado una importante desaceleración, no sólo en Estados Unidos, sino también en otras economías mundiales. Algunos analistas ahora creen que la economía china no crecerá en el tercer trimestre. A finales de septiembre, Goldman Sachs (NYSE:GS) rebajó su tasa de crecimiento trimestral para la economía del tercer trimestre china al 0%.
Se avecinan obstáculos
Hay varios obstáculos que alimentan el riesgo de una posible recesión. Los tres más importantes son los problemas de la cadena de suministro, el aumento de los costes de los insumos y la escasez de chips semiconductores. Teniendo en cuenta estos obstáculos, parece difícil imaginar que la economía mundial o la estadounidense vayan a empezar a crecer repentinamente a un ritmo que cumpla las actuales previsiones en el cuarto trimestre, que apuntan a alrededor del 5%. Un artículo reciente de Fitch Ratings señala que los problemas de la cadena de suministro están empezando a afectar a los resultados de las empresas industriales diversificadas, lo que podría dar lugar a que estas empresas revisen a la baja sus previsiones de beneficios cuando publique sus resultados del tercer trimestre.
Otras preocupaciones, como los niveles de confianza de los consumidores, asedian sin descanso a Estados Unidos. La última lectura de confianza de los consumidores de la Universidad de Michigan ascendió a 72,8, muy por debajo de la lectura de 88,3 de abril. En el pasado, una lectura inferior a 70 se ha asociado a una recesión en la economía estadounidense la mayoría de las veces.
Signos de estabilización
Estos últimos días ha habido algunos indicios que sugieren que el crecimiento se ha estabilizado, basándonos en el informe del Instituto de Gestión de Suministros del sector manufacturero de septiembre, que indicó una mejora con respecto a agosto, subiendo de 59,9 a 61,1, mientras que el segmento del sector servicios ha subido de 61,7 a 61,9 puntos. Estas mejoras son dignas de mención y siguen siendo lecturas sólidas, y podrían ser una primera señal de que la economía está empezando a reaccionar tras una desaceleración muy importante. Sin embargo, es demasiado pronto para determinar si ese cambio es duradero.
Lo que sí está muy claro es que la economía parece haber recibido un duro golpe en el tercer trimestre, reduciéndose drásticamente el ritmo de crecimiento del PIB. Que al final resulte que una tasa de crecimiento del 1% era demasiado baja o demasiado alta no importa. Porque a estas alturas, incluso una tasa de crecimiento del PIB del 4%, aunque sea muy fuerte, será una gran decepción con respecto a las expectativas.
Al mismo tiempo, no hay que descartar que la economía se haya ralentizado significativamente, con el riesgo para los mercados que ello conlleva.