El multimillonario y famoso inversionista Warren Buffett ha señalado en varias ocasiones su asombro por el atractivo que tiene el oro. “El oro es sacado de África, luego fundido, se cava de nuevo otro agujero se entierra y se paga a la gente por custodiarlo. No tiene ninguna utilidad. Cualquiera que nos vea desde Marte se rascaría la cabeza”.
Sin embargo, durante este 2016 esta es una de las inversiones que mejores resultados ha generado; dudas sobre la efectividad de los principales bancos centrales han hecho que muchos inversionistas busquen refugio en este activo.
Por lo que no es para menos que el oro haya tenido en los tres primeros meses del año su mejor comportamiento en unos 25 años. En diciembre pasado la onza tenía un precio de US$1.062, mientras que actualmente se negocia en los US$1.220.
El oro en sí no genera un rendimiento, como lo hace un bono o una acción, este se beneficia solo cuando el precio sube; no obstante, las políticas macroeconómicas de algunos bancos centrales que se han aventurado a implementar tasas de interés negativas han hecho atractivo resguardar dinero en el precioso metal.
De igual forma, estas políticas han hecho que otros bancos centrales diversifiquen sus reservas con la inclusión de este activo que suene ser muy líquido y del cual se puede acceder financiamiento rápidamente. Se cree que un pago importante de deuda venezolana se hizo con dinero prestado usando el oro como colateral.
Pero el metal también ha sido demando a medida en que se hace accesible a la población de economías emergentes, que siempre han añorado con contar con algún objeto de oro. La demanda de la clase media de China e India se ha disparado en los últimos años.
El oro además es considerado como un activo refugio, por lo que cuando el apetito por riesgo se evapora del mercado, este tiende a subir de precio. De esta manera, es probable que los inversionistas sigan incluyéndolo en sus portafolios, funcionando como un contrapeso en momentos en que las acciones o los bonos caen de precio.
En virtud de lo anterior, la volatilidad que se espera para este 2016 seguirá apoyando los precios del metal, que ha cautivado el apetito de los humanos por siglos, aunque, como señala Buffet, sea difícil de entender para otras civilizaciones.