La moneda mexicana inició octubre presionada, con una serie de elementos en contra que bien podrían considerarse una tormenta perfecta: señales de una potencial ralentización económica global, niveles altos y persistentes de inflación en el mundo, la posibilidad de que los bancos centrales comiencen a retirar estímulos, la tensa situación política en el congreso de Estados Unidos, dificultad energética de Europa y China, Evergrande, cuellos de botella y escasez de insumos y localmente un proyecto de reforma eléctrica contraria a las reglas del libre mercado.
Aunque son múltiples factores, conviene separar los estructurales de los coyunturales. En este sentido, el elemento central para definir la tendencia futura para el peso mexicano es la política monetaria de la FED estadounidense.
En su última reunión del banco central de EUA, sus mensajes fueron más cargados hacia el lado de una política monetaria menos acomodaticia, no solo por lo del inminente inicio del tapering (en noviembre seguramente habrá un anuncio oficial), sino también que adelanto para finales de 2022 la expectativa de cuándo podría llevarse a cabo la primera alza en la tasa de interés de referencia.
Estos mensajes de la FED son la base que explican y justifican en mayor medida la depreciación reciente del peso mexicano. Antes del encuentro, la cotización cambiaria estaba alrededor de $20.0 spot. Actualmente se ubica alrededor de $20.50. La autoridad le puso un piso a cualquier rally positivo que pudiera tener la moneda mexicana. Hacer hincapié en ello es relevante, porque todos los demás elementos pueden generar volatilidad en el mercado cambiario mexicano, pero esta sería bajo la sombrilla de las expectativas sobre los futuros pasos de la FED. Incluso, algunos factores cobran relevancia no por su importancia per-se, sino por las implicaciones que pudiera tener en las decisiones de la autoridad monetarias estadounidense.
Así, para octubre, el mes donde se han visto las peores caídas en la historia en las bolsas de valores, la atención del mercado cambiario se enfocará en:
• Negociación del techo de la deuda en el Congreso de EUA. En sus últimas apariciones públicas, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha advertido que un impago de Estados Unidos tendría consecuencias catastróficas. Los republicanos han bloqueado cualquier iniciativa demócrata en el Senado para elevar/suspender el techo de la deuda. Incluso, Yellen mencionó la fecha límite el 18 de octubre como el día en el que el gobierno se quedaría sin recursos. Por lo pronto, ambas Cámaras aprobaron de último momento justo antes de terminar el año fiscal un proyecto provisional que extiende el financiamiento del gobierno federal hasta diciembre próximo, con lo que se evita otro de los temores en los mercados financieros, la posibilidad de un cierre parcial de oficinas (shutdown). Si bien el escenario base no contempla que Estados Unidos caiga en default este mes, la falta de progreso está empezando a incrementar el nerviosismo en los mercados financieros. Incluso la fecha del default es incierta y la propia Yellen dice que puede haber unos días de margen, mientras que la Oficina de Presupuesto del Congreso la semana pasada sugirió que puede que no sea hasta noviembre. Como ha sucedido en otras ocasiones, consideramos que habrá un acuerdo final de último momento, lo que terminará restando presión a los precios de los activos financieros más riesgosos, entre ellos el peso mexicano.
• Riesgo de estanflación. Este concepto técnico empieza a sonar cada vez más fuerte entre cierto grupo de operadores, que en términos generales se puede definir como un estancamiento económico con altas tasas de inflación. Aquí se engloban una multiplicidad de factores que han generado esta percepción de riesgo de estanflación entre los que destacan que como resultado del pico de contagios de Covid-19 por la variante delta en la economía mundial, algunos indicadores económicos, sobre todo de consumo, industria y mercado laboral, en algunas latitudes (EUA y China de mayor relevancia) han registrado lecturas por debajo de lo esperado; la escasez de semiconductores (chips); las dificultades por el tema de materias primas energéticas con incrementos muy fuertes en el precio del crudo a nivel mundial, de los precios del gas natural en Europa, del carbón en China, que han provocado cierres de actividades y aumentos de costos de operación; los constantes “cuellos de botella” a nivel global y; la percepción de una inflación alta con carácter más cargado a estructural que coyuntural.
Aunque no se descarta un periodo de estanflación, en CIBanco consideramos que la economía mundial está muy lejos de este escenario. Si bien algunos indicadores han salido por debajo de lo pronosticado, la recuperación económica global se mantiene relativamente fuerte, sobre todo en EUA. En China, llevamos años hablando de un “aterrizaje forzoso” en las tasas de crecimiento, en gran parte por el cambio de modelo económico que ha buscado su actual presidente Xi Jinping, más que por un tema de coyuntura de crisis. Por su parte, aunque las implicaciones de las subidas de precios de energéticos tienen todo tipo de ramificaciones (su impacto sobre el costo de la electricidad, sobre el repunte de la inflación, la política monetaria de los bancos centrales, entre otros), hay elementos para pensar (todavía) que esto puede ser una situación temporal: OPEP+ todavía tiene un amplio margen de incrementar los niveles de producción de petróleo crudo; EUA, Noruega y Rusia pueden reactivar de forma acelerada su producción de gas; Europa puede incrementar algunos niveles de generación de electricidad por fuentes renovables; China podría flexibilizar sus restricciones ambientales para el uso del carbón.
En el ínter, mientras se reduce este riesgo de estanflación, será un elemento de presión para la moneda mexicana.
• Evergrande. El gigante inmobiliario chino no ha pagado los intereses de sus bonos denominados en dólares y se ha concentrado en cumplir con sus obligaciones con acreedores locales. Aunque el riesgo (y preocupación) de un efecto contagio se ha reducido, el tema sobre su situación financiera (y una eventual quiebra) seguirá generando volatilidad en la mayoría de los activos de mayor riesgo.
• Propuesta de reforma eléctrica en México. A finales de la semana pasada el gobierno federal envió una iniciativa de reforma constitucional a los artículos 25, 27 y 28 con relación a la industria eléctrica consistente en fortalecer la participación y las atribuciones de la CFE. Consideramos que la propuesta no abona a la diversificación hacia las energías limpias, no está claro que logre bajar los costos de la energía en México y seguramente (en caso de ser ratificada por el Congreso) habrá una reacción negativa con demandas y amparos de inversionistas del sector, tanto nacionales como extranjeros.
Aunque inicialmente el peso mexicano no registró impacto por esta propuesta, no hay que descartar que conforme se intensifique la discusión en el congreso mexicano pueda traducirse en episodios de volatilidad.
Comentario final
Así, esperamos unos días o semanas presionadas para el peso mexicano, con su cotización que podría alcanzar hasta los $20.80, pero una vez librados los temas coyunturales regresar a los 20´s bajos. Sin embargo, la reciente postura de la política monetaria de la FED (tema estructural) dificultará que la cotización del peso logre bajar del $20.20.