Wall Street avanza en la jornada de hoy tras el notable descalabro de ayer. Y buena parte se debe al dato de empleo, que mostró números favorables: la nómina agrícola, el dato más sensible para los mercados, aumentó más de lo esperado. Pero la tasa de desempleo repuntó y las remuneraciones por hora crecieron menos de lo previsto, por lo que pese al dinamismo del mercado laboral, pareciera que todavía existe algo de capacidad ociosa que está evitando que los salarios se vean presionados y generen inflación.
La nómina no agrícola de junio creció en 222,000 puestos de trabajo, comparado con 153,000 empleos en mayo (revisado de una lectura preliminar de 138,000). El dato sorprendió por su fortaleza (el consenso estimaba una lectura de 175,000) y volvió a contrariar al pronóstico para la nómina privada de ADP, que ayer previó un aumento en el empleo de 158,000. Sin embargo, la tasa de desempleo repuntó en una décima y se ubicó en junio en 4.4%, comparado con 4.3% el mes previo, en parte porque más individuos están regresando al mercado laboral, y las remuneraciones por hora aumentaron en 0.2%, por debajo de lo previsto (0.3%), en tanto el dato de mayo se revisó a la baja de 0.2% a 0.1%. En consecuencia, la tasa anual de las remuneraciones se ubicó en 2.5%, cuando a finales del año pasado llegó a acelerarse a 2.9%. Por tanto, las presiones salariales parecen aún bastante limitadas.
Con este panorama, la Fed probablemente considere que tiene espacio para seguir apretando las condiciones monetarias, pero sin ninguna urgencia, gradualmente, calibrando el impacto que cada alza tiene en los mercados. Y eso es lo que hoy da tranquilidad a los mercados, y lo que les hace subir.
En el momento de escribir esta nota, el Dow Jones gana un 0.4%, el Nasdaq un 1.1% y el S&P’s 500 un 0.6%, por lo que se maquillan en buena medida las pérdidas de ayer.
El mercado, en las últimas sesiones, ha estado titubeante, y se ha debido, en buena medida, a la incertidumbre sobre la política monetaria que seguirán los banqueros centrales en esta segunda mitad del año. El endurecimiento del discurso ante la evidencia de una recuperación global más firme ha detonado un aumento de las tasas de interés a nivel global, lo que a su vez ha mercado a los mercados bursátiles. En Estados Unidos, por ejemplo, la tasa de 10 años que a finales de junio se ubicaba en torno a 2.15% se negocia actualmente muy cerca de los 2.40%.
Más allá del dato de empleo y las posibles implicaciones sobre la política monetaria, los inversionistas también están pendientes de los acontecimientos en el G-20. Hoy se reunían, por primera vez de manera oficial y de forma bilateral, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump y su homólogo ruso, Vladimir Putin, en medio de las investigaciones que autoridades estadounidenses están realizando sobre la posible injerencia del gobierno ruso en las elecciones presidenciales estadounidenses. “Es un honor estar con usted”, dijo el presidente Trump. Putin, a su vez, se ha dirigido a Trump como “su Excelencia, señor Presidente” y ha afirmado “estar encantado de encontrarse con él personalmente”. Durante la reunión se esperaba que se discutieran el tema de las sanciones a Rusia, así como asuntos geopolíticos y de seguridad mundial como Siria, Irán y Corea del Norte.
Mientras las bolsas suben, las materias primas retroceden, sobre todo el precio del crudo. El barril del WTI se hunde 3.1% para cotizar por debajo de los 45 dólares, en 44.13 dólares, y el del Brent cae otro 3.1% a 46.63 dólares. Cada vez el mercado parece más convencido que la sobreoferta de crudo permanecerá en el mercado, sobre todo porque las empresas de petróleo “shale” estadunidense han hecho los procesos más eficientes y cada vez son más resistentes a escenarios de precios bajos. A su vez, el avance de los mercados y la confianza en la recuperación estadounidense deprime a los futuros del oro, que caen 1.2% a 1,208 dólares la onza, y a los de la plata, que se despeñan 3.8% a 15.38 dólares. En los metales industriales, el cobre desciende un 0.4%.
Por sectores, el que más avanza es el tecnológico (+1.3%) seguido por el financiero (+0.7%), que se ha beneficiado por contar con una mejor salud tras el test de resistencia de la Fed, por los esfuerzos de desregulación financiera y por el aumento de las tasas de interés de largo plazo, lo que ha mejorado el margen de intermediación de la banca. El sector de consumo discrecional gana un 0.7% pero el de consumo básico desciende un 0.8%. El sector de energía, arrastrado por las fuertes caídas del precio del crudo, pierde un 0.5%.