El fiasco del Eurogrupo, que ha pospuesto a mañana su reunión tras 16 horas fallidas ayer de intentar ofrecer una respuesta fiscal coordinada, podría quedarse solo en el plano económico. Pero la lamentable situación europea no acaba aquí.
Hace unos días sabíamos que Europa tampoco se pone de acuerdo en la forma de contabilizar los casos de coronavirus. Mientras por ejemplo en Francia solo se contabilizan los fallecidos en hospitales, Reino Unido ha decidido recientemente incluir los muertos en domicilio (que antes no hacía), como hace Italia, aunque siempre de casos sometidos a test de coronavirus.
En España, hemos conocido que no se contabilizaban como fallecidos por coronavirus a personas con síntomas, a no ser que se les hubiera realizado previamente el test.
Visto lo visto, un estudio del Imperial College de Londres, colaborador de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afirma que las medidas de distanciamiento social podrían ser necesarias entre 12 y 18 meses.
La duda que empezó entre los expertos a principios de año, según Cina iba dando sus informes de casos, ha pasado a ser una realidad empírica: Los datos sobre infectados y fallecidos por coronavirus a nivel mundial no son reales.
En el caso de España, cada día vamos de sorpresa en sorpresa. Leo en El Mundo que varias comunidades autónomas calculan que el número real de fallecidos puede duplicar al oficial contabilizado por el Ministerio de Sanidad y El País afirma que el 90% de los casos de coronavirus en este país podrían estar ocultos.
El muestreo con test rápidos a 62.400 personas comenzará la semana que viene y durará tres semanas, según explicó el martes el ministro de Sanidad español, Salvador Illa. El objetivo es dimensionar el desfase entre las cifras oficiales y la propagación real del virus y diseñar a partir de ahí las medidas de salida a esta crisis que se ha cobrado ya 13.798 vidas en España (cifra oficial).
Y digo oficial porque, al menos en la Comunidad de Madrid, los datos de defunciones correspondientes a la segunda quincena de marzo apuntan a que la cifra real de fallecidos por coronavirus es muy superior a la que reflejan los datos oficiales. El desfase es nada más y nada menos que de 3.000 personas.
Ahora la pregunta es hasta dónde podría dispararse el recuento oficial cuando todos estos casos, ahora no contabilizados, empiece a reajustarse.
¿Volveremos a estar lejos de llegar al famoso pico de la curva? ¿Los ciudadanos seguiremos confinados sine díe? ¿La economía podría seguir cayendo al no avistarse signos de reanudación paulatina de la actividad?
Lo que sí parece claro es que podríamos estar ante una pandemia mucho peor de lo que ya parecía: la contabilidad oculta.