Desde hace casi un lustro que el promedio industrial Dow Jones no caía de la manera en la que lo hizo el pasado viernes. La “corrección” que había presentando durante la semana se hizo mas sensible aún después de los datos venidos de China que conocimos el jueves en la noche. Los temores de una recesión en China afectan a la estabilidad de los mercados. La capitalización bursátil del Dow cayó un poco más del 3%, o 530 puntos dicho de otra forma, y otro tanto a lo largo de la semana. Para poner en contexto la cifra, el día que Lehmann Brothers anunció su quiebra, el Dow cayó 503 puntos, inferior a la caída del viernes. Los activos que sirven como refugio por otro presentaron la tendencia opuesta. El oro y el franco suizo por ejemplo tuvieron su mejor semana en muchos meses. Todo debido al temor por lo que pueda pasar en China. Las cosas pueden ser peor de lo que se cree.
Pero hasta antes de la jornada del viernes, el Dólar había sido la víctima de la semana. En el previo a las minutas de la Fed del día miércoles, los inversionistas en una posible toma de utilidades optaron por refugiarse en otros activos, hecho que ocasionó una fuerte caída del dólar antes al fundamental. Luego de unas minutas con mensajes muy mixtos, Wall Street confirmó los mensajes “dovish” al marcar sus indices un repunte hacia el final de la jornada. Sin embargo, en mi opinión el mensaje desde el principio fue muy claro, la Fed incrementó su inflación objetivo de 2% a 2.5%. En pocas palabras, la Reserva Federal no tendrá ningún problema en inyectar dólares a la economía hasta que la inflación llegue a esas cifras.
Ahora toda la preocupación se centra en China. Una eventual recesión del gigante asiático podría llegar en el peor momento para los mercados internacionales, y en general para las economías de muchas naciones que dependen altamente de su desempeño. El famoso “selloff” de octubre podría haber llegado prematuramente. Si frena China, frena el mundo. Así como el planeta entero entró en recesión con la crisis hipotecaria americana, una desaceleración en China pondría en aprietos a la economía mundial. Aunque por ahora la única certeza es que la incertidumbre reina en los mercados.
Un eventual incremento de tasas este año quedó enterrado con la inflación objetivo que fijó la Fed el miércoles. Tendremos QE para unos meses mas. Y en ésta ocasión me da la sensación que es la medida correcta. El desangre que padecieron los mercados el viernes así lo confirman. Una subida de tasas en 2015 harían el selloff de octubre mucho mas agresivo, y en general frenarían un poco la economía aún cuando muchos analistas cuestionan los alcances del alivio cuantitativo en la economía. El problema no son las tasas, sino en donde está parando el dinero. Yanet Jellen, así como su predecesor Ben Bernanke tendrán que concentrar los esfuerzos en asegurarse que el dinero que la Fed imprime efectivamente circule en la economía, como lo describió Bernanke en su celebre analogía del helicóptero. Además, un dólar fuerte en exceso lastimaría los resultados de grandes empresas americanas que tengan lazos comerciales en el exterior, principalmente en China.
Cuando la sangre pare de correr en los mercados bursátiles, el dólar podrá retomar su camino alcista que no ha sido del todo claro a lo largo del año. No obstante, técnica y fundamentalmente la moneda americana sigue siendo la moneda más fuerte y con el panorama mas claro a nivel internacional por lo cual su demanda se mantendrá, y si algo es cierto es que el final del QE no será pronto, pero está mas cerca que lejos.