El domingo una mayoría (61,3%) de griegos votaron en contra de un programa de ayuda, el cual tenía como requisito nuevas medidas de austeridad. El resultado dejó a Grecia aún más sumergida en la incertidumbre. Los bancos se mantienen cerrados y hay reportes de que las autoridades quieren reducir el monto máximo que se puede extraer de cajeros automáticos de 60 a 20 euros (unos US$22,2). De esta forma, los medios internacionales acuñaron un nuevo término: Grimbo; palabra que surge de la combinación de Grecia y limbo. Caracterizando la situación actual en la que se encuentra el país.
El mercado esperaba un voto positivo, lo que explica la reacción de este lunes. Las pérdidas en las plazas asiáticas y europeas son generalizadas, aunque no evidencian pánico. De hecho, comparado a otros eventos recientes, la reacción es bastante modesta. Los índices bursátiles de Italia y Portugal fueron los que respondieron de mayor forma, cayendo un 4% y 3,8%, respectivamente. Las pérdidas fueron más moderadas en los países del centro, con el CAC 40 de Francia bajando un 2% y el DAX alemán apenas un 1,5%. De igual manera, los principales índices estadounidenses presentaron pérdidas que no superaron el 1%.
Los mercados financieros parece que encontraron consuelo en que la periferia europea no muestra un contagio, lo que siempre ha sido el temor. El bono a 10 años con más movimiento, a parte del griego, que subió unos 336 puntos base, fue el portugués, con un alza de apenas 24 puntos base, dejándolo en 3,16%; solo 80 puntos base por encima de su homónimo estadounidense. Asimismo, el {{|euro}} ha logrado sostenerse en niveles por encima a los US$1,10.
¿Por qué los mercados reaccionaron así? Hay dos razones. En primer lugar, la deuda griega se encuentra, principalmente, en organismos como el Banco Central Europeo y el Fondo de Estabilización Europeo, por lo que la exposición de los bancos a un potencial “default” es bastante baja.
La otra razón es que existe un comprador gigantesco de bonos. El Banco Central Europeo, bajo su programa de Quantitative Easing, compra 60.000 millones de euros, lo que le pone una especie de “techo” a los rendimientos de los bonos soberanos del área. Además, en la mente de los inversionistas, aún está muy fresca la reunión de Mario Dragui, presidente de la entidad monetaria, donde dijo: “haremos lo que sea para defender el euro y, créanme, será suficiente”.
Hay algunos eventos en el horizonte que podrían inyectar más volatilidad a los mercados. Por ejemplo: ¿cuál será la reacción si el sistema financiero del país colapsa? o, si el gobierno comienza a emitir pagares para cumplir con obligaciones, lo que sería el paso inicial a la salida del país del euro.