"Excepto en casos de grandes sorpresas, las acciones son bastante predecibles en períodos de veinte años. En cuanto a si van a subir o bajar en los próximos dos o tres años, es lo mismo que arrojar una moneda al aire”.
Peter Lynch
Ironías del destino, 2.016 por ahora se comporta de una manera diametralmente opuesta al comportamiento de 2.015. Un año condescendiente, en el que el patrón de suelo que estamos viendo en las bolsas europeas y el break out de continuación que de las bolsas estadounidenses, sigue en un estado de miedo y capitulación, que no deja de sorprender.
La volatilidad en algunos sectores es extraordinariamente salvaje, mientras que los activos con más momento, siguen cotizando una expectativas de beneficios, difícilmente asumibles, pero justificadas por al continuación en la complacencia de los principales bancos centrales.
Seguimos pensando que la volatilidad seguirá siendo la norma y que el riesgo potencialmente bajista en USA sigue vigente, debido principalmente, a la exagerada valoración de algunos sectores, como el farmacéutico y las compañías de internet.
Sin embargo, este agosto, como les decía, tiene un comportamiento diametralmente opuesto al del año pasado, puesto que en esta ocasión, los indicadores de momento son especialmente atractivos, puesto que cada vez son más los sectores que pasan al bando alcista y con esta amplitud de mercado, es complicado pensar, que esta ruptura en bloque del Dow Jones, en S&P 500 y el Nasdaq 100, es un proceso de ruptura falso.
En septiembre veremos realmente la ilusión de los inversores, a la hora de asumir riesgos, la contundencia del sector financiero a la hora de asumir riesgos e incrementar los préstamos y de la decisión de los principales bancos centrales, a la hora de mantener o no sus políticas monetarias expansivas al uso. Podemos pensar que 2.017 será el año de la normalización monetaria y esperemos, de la definitiva recuperación del sector financiero, la expansión crediticia y el fin de la deflación. Estos argumentos deberían de venir acompañados de un entorno altamente volátil, pero tal vez con un horizonte más claro, que el que hemos vivido durante 2.015 y parte de 2.016. El IBEX35, podría de este modo dar carpetazo al proceso más oscuro de su historia, con una grave crisis, que seguramente será recordada por las próximas generaciones y que ha mantenido al selectivo, en un proceso de 9 años (2.008-2.016), 6 bajistas y tres alcistas, en momentos de extrema sobreventa y con la quiebra del sector constructor y de las cajas de ahorro de España.
Sin embargo, los resultados empresariales y el crecimiento económico, siguen dando signos de fortaleza y solidez, lo que podría hacernos pensar, que más allá de las provisiones y ampliaciones de capital, existe el proceso de internacionalización de las empresas que componen el IBEX, la reducción de la deuda, la recapitalización de los balances y un entorno económico local, que podría animar y dar continuidad, al crecimiento del beneficio por acción, liderado de algún modo, por la normalización de las políticas monetarias de los bancos centrales y por ende, de los beneficios empresariales.
Sin embargo, una vez más, la bolsa debería de ser el indicador adelantado que nos confirme que es luz lo que apreciamos en el horizonte y para ello, el selectivo debe mostrar convicción y conseguir dar la vuelta al calcetín, cotizando en máximos anuales y superando la cota de los 9.500 puntos, nivel técnico, que podría indicarnos, de manera definitiva, que la crisis en España, se ha completado.
Tras el verano veremos verdaderamente, la opinión del mercado.