Investing.com - "Actualmente, se cuestiona si nos encontramos al comienzo de otro superciclo de precios y rentabilidades de las materias primas. Nosotros, y un número cada vez mayor de inversores, vemos varias similitudes estructurales entre los principios de la década de 2020 y los principios de la de 2000, la última vez que las materias primas comenzaron un largo y poderoso ascenso a precios récord", explica James Luke, gestor de fondos de Schroders (LON:SDR).
Según este experto, ahora, como entonces, hemos visto una importante reducción de la inversión en el suministro de materias primas con el capex en las empresas de petróleo y gas y minería cayendo alrededor del 40% desde 2011. A principios de la década del 2000, China representaba una fuente importante de demanda de materias primas. Hoy, podemos estar a punto de entrar en un período sin precedentes de inversión de capital global coordinada para facilitar la transición energética. El cambio a fuentes de energía limpia y vehículos eléctricos puede provocar una aceleración de la demanda de materias primas.
"También existen algunas diferencias clave. Hoy en día, es probable que el enfoque en el cambio climático limite la inversión en combustibles fósiles incluso cuando los precios suban, lo que podría crear un impacto histórico en la oferta. Además, el aumento de las tensiones geopolíticas está marcando el comienzo de un período en el que la resistencia de las cadenas de suministro y el almacenamiento estratégico podrían reforzar la demanda de materias primas, desde agrícolas hasta metales", apunta el gestor de fondos de Schroders.
A continuación, la gestora analiza las 5 principales razones por las que creen que las materias primas están destinadas subir y por qué los inversores deberían tener en cuenta el sector.
1. Las materias primas están baratas
Las valoraciones de las materias primas son baratas. No sólo en relación con otros activos, como la renta variable, como muestra el gráfico siguiente, sino también en comparación con la historia.
Asimismo, cabe señalar que cuando las materias primas presentan mayores rentabilidades, a menudo lo hacen por un amplio margen, como muestra el gráfico siguiente. Los anteriores periodos de bonanza se han visto favorecidos cuando se dan determinadas condiciones. Por ejemplo, a principios de la década de 2000 se produjo el auge de China tras un periodo de escasa inversión debido al mercado bajista de la década de 1990. Creemos que estas condiciones favorables se están dando de nuevo.
A medida que nos adentramos en un mundo post-Covid, los gobiernos de todo el mundo están promulgando una combinación de políticas fiscales y monetarias que serán mucho más positivas para las materias primas.
2. La inflación está en camino
En respuesta a la crisis financiera mundial de 2008, los principales bancos centrales mundiales trataron de rescatar las economías con la política poco ortodoxa de la flexibilización cuantitativa (QE). Aunque esta política hizo que los activos financieros ofrecieran mayores rentabilidades que los activos reales durante la última década, fue muy negativa y deflacionaria para las materias primas. Sin embargo, la era del QE puro ha terminado.
En los últimos 12 meses, los principales bancos centrales de todo el mundo han respondido a la pandemia del Covid-19 con una combinación de políticas monetarias y fiscales no convencionales. La velocidad y el tamaño de estos paquetes no han tenido precedentes. A diferencia de 2008, se ha llevado a cabo una expansión fiscal de varios billones de dólares, incluyendo “dinero helicóptero” directo a los hogares y las empresas.
Algunos países están registrando déficits fiscales que superan el 15% del PIB, algo que no se veía desde la época de la guerra. Teniendo en cuenta el endeudamiento existente, esto hace que la política inflacionista sea más atractiva. Creemos que la combinación coordinada de una política fiscal y monetaria agresiva significa que la inflación está en camino. Y esto es beneficioso para los precios de las materias primas.
3. La demanda de materias primas se acelerará
La transición energética hará que la demanda de metales se acelere en los próximos años, a medida que el mundo inicie el cambio hacia los vehículos eléctricos y más fuentes de energía renovable. El gráfico siguiente muestra el aumento previsto de la demanda de cobre para su uso en las baterías de los vehículos eléctricos y las infraestructuras para su carga que se necesitarán como parte del cambio.
Otras materias primas también experimentarán un rápido crecimiento en los próximos años. También es probable que aumente la demanda de productos agrícolas, como el maíz, la soja y la carne de cerdo, impulsada en gran medida por China. Las interrupciones de la cadena de suministro debidas a las restricciones a la exportación durante la crisis del Covid-19 también han llevado a varios países a poner en marcha planes a largo plazo para crear reservas estratégicas de alimentos, en particular de trigo, con el fin de reducir su dependencia de las importaciones.
El aumento de la demanda por parte de China se debe a la falta de tierras cultivables del país y a su consiguiente incapacidad para ampliar su sector agrícola. El aumento de la demanda de estas materias primas, en particular de la carne de cerdo, también está impulsado por la creciente clase media urbana de China.
4. La falta de inversión podría inducir el próximo ciclo de las materias primas
La reducción de la inversión siempre precede al siguiente ciclo de las materias primas y el gráfico a continuación muestra que las inversiones de capital en las principales empresas integradas de petróleo y gas disminuyeron un 52% entre 2013 y 2020. Las inversiones de capital en la industria del cobre, por su parte, se redujeron un 44% entre 2012 y 2020.
Lo único que puede estimular la inversión en estos sectores es un aumento del precio. Si se produce incluso la mitad de la demanda prevista, la oferta resultará insuficiente, lo que hará subir los precios y estimulará la inversión.
5. Se espera que el dólar se deprecie en los próximos años
La intervención de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) durante la pandemia de Covid-19 para apuntalar las finanzas de empresas y consumidores ha limitado la apreciación del dólar. Ante el suministro ilimitado de dólares por parte de la Fed en cualquier crisis, los inversores han buscado opciones de refugio más atractivas, como el euro.
La preocupación por el doble déficit de Estados Unidos (el financiero y el de la cuenta corriente) también ha contribuido a la caída del valor del dólar (véase el gráfico siguiente). Y esperamos que esto continúe en los próximos años.
Además, la preeminencia del dólar como moneda de "reserva" podría empezar a desvanecerse a medida que el euro vaya ganando fuerza y protagonismo conforme los líderes europeos adopten un enfoque más proactivo para estimular la actividad económica.
Y un dólar más débil es positivo para las materias primas. Aunque la mayoría de las materias primas se producen en los mercados emergentes, su precio suele expresarse en dólares. Cuando el dólar se debilita, el precio de estas materias primas en términos de dólares aumenta.