por Eduardo García
(Retransmisión de reportaje publicado el domingo 14 de julio a las 20:55)
Infosel, julio. 14.- Carlos Urzúa reveló a la revista Proceso en su primera entrevista tras dejar el cargo de secretario de Hacienda y Crédito Público el martes que uno de los funcionarios que lo llevaron a renunciar por estar tomando decisiones poco fundamentadas fue Manuel Bartlett, el director general de la empresa eléctrica estatal, Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Para el exsecretario, la decisión de Bartlett de disputar el costo del gasoducto que construyeron la empresa canadiense TC Energy, antes Transcanada, e Infraestructura Energética Nova (IEnova), la filial mexicana de la compañía estadounidense Sempra Energy (NYSE:SRE), podría tener repercusiones mucho más costosas para el país que el supuesto sobrecosto de esa infraestructura para el transporte de gas natural que estima el directivo.
"Puede ser cierto que el gasoducto haya salido caro, como afirma Bartlett, pero lo cierto es que nosotros firmamos un contrato y debemos cumplirlo", dijo Urzúa en la entrevista que concedió a Hernán Gómez, un analista político y defensor del actual gobierno, para Proceso. "Bartlett no quiere entregar ese gasoducto y pretende renegociar el contrato, pero no está evaluando correctamente su costo, porque al parecer no entiende el concepto de valor presente. Es preocupante que alguien que dirige una empresa de electricidad no entiende el concepto de valor presente. Alguien así no puede dirigir una empresa de electricidad".
El comentario lo hizo Urzúa para ejemplificar la crítica que lanzó en su carta de renuncia sobre la forma como toma decisiones el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador --"sin el suficiente sustento".
Aunque sobre ese señalamiento, el director de CFE no fue el único al que se refirió Urzúa en la entrevista. Desde la perspectiva del exfuncionario la administración actual ha tomado diversas medidas equivocadas que comprometen la estabilidad macro-económica del país, y que, en buena medida, lo obligaron a dejar su cargo.
"Hacer una refinería como la de Dos Bocas no es óptimo en las condiciones actuales", dijo Urzúa, en referencia al plan del presidente de incrementar la capacidad de refinación de la empresa petrolera estatal, Petróleos Mexicanos, con la construcción de un nuevo complejo en lugar de modernizar las seis refinerías que hoy tiene la compañía y que están siendo empleadas en sólo 30% de su capacitad total por falta de mantenimiento y actualización. "Los encargados de construirla dicen que costará unos ocho mil millones de dólares. Sin embargo, la gran mayoría de las empresas señala que no se puede hacer por menos de 15 mil millones de dólares y la mayoría de los expertos aseguran que no puede hacerse en tres años. . . Tú no puedes persistir en una idea cuando hay empresas que saben más que tú y dicen lo contrario. El problema de este gobierno es su voluntarismo".
El exsecretario de Hacienda, quien jugó un papel fundamental durante el proceso de transición para asegurar a inversionistas locales e internacionales de que López Obrador seguiría políticas económicas sensatas, dijo que el presidente debería enfocar la estrategia de Pemex en destinar todos sus recursos y energía a incrementar la exploración y extracción de crudo y no, como está ocurriendo, en distraer a la empresa en proyectos como la refinería de Dos Bocas.
Pemex tiene grandes yacimientos en tierra y aguas someras y "ahí es donde deberíamos estar poniendo los recursos", dijo Urzúa, quien ha tenido una relación intermitente a lo largo de más de dos décadas con López Obrador.
Para Urzúa, la decisión que tomó López Obrador de no continuar con la edificación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) en lo que fue el lago de Texcoco a finales de octubre cuando era aún presidente electo, también fue, desde su perspectiva, un error del actual gobierno.
"Yo si estuve a favor de que continuara la construcción del aeropuerto de Texcoco. Creo que la obra estaba muy avanzada y había demasiado dinero de por medio", dijo Urzúa a Proceso. "Si bien es cierto que muchos de los terrenos aledaños estaban controlados por gente vinculada a la administración anterior, un gobierno fuerte como el de López Obrador podría haberlos expropiado por razón de Estado".
En cuanto a la decisión de Bartlett de disputar el costo del gasoducto que va desde el sur de Texas hasta el puerto de Tuxpan, en el norte del estado de Veracruz y que edificaron TC Energy e IEnova, Urzúa, quien también fue secretario de Finanzas de López Obrador durante los primeros tres años de su mandato como jefe de gobierno de Ciudad de México en el periodo 2000-2005, dijo que la preocupación principal de esa decisión es que con ella el director de CFE pone en juego la relación trilateral que tiene México con sus socios comerciales, Canadá y Estados Unidos; además de que podría complicar la ratificación del Tratado México Estados Unidos Canadá, o T-MEC, que reemplazará al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en el Congreso estadounidense.
Sempra "es estadounidense y en su consejo está nada más y nada menos que Nancy Pelosi [la líder de la Cámara de Representantes estadounidense]. En el momento en que nosotros nos aventemos el pleito, Pelosi va a bloquear toda posible firma del T-MEC. Para mí esto es un ejemplo muy claro de que la política pública debe estar basada en evidencia, no en deseos" dijo Urzúa, indicando que el presidente lo calificó como "neoliberal" cuando criticó la decisión de Bartlett, a quien además el mandatario defendió y calificó como "un gran abogado".
"Para López Obrador cualquiera que lo critique" es neoliberal, dijo Urzúa a Proceso.
La entrevista con Proceso también confirmó lo que López Obrador y otros analistas habían indicado antes, en el sentido de que la salida de Urzúa de Hacienda también se debió, en parte, a conflictos con Alfonso Romo, un empresario de Monterrey y quien encabeza la Oficina de la Presidencia en el actual gobierno.
Para Urzúa la incorporación de Romo en el gabinete de López Obrador no tenía mucho sentido, ya que desde su perspectiva el empresario es ideológicamente de "extrema derecha" y no "social demócrata o intervensionista" como el mandatario, mientras que socialmente "oscila entre el Opus Dei y los Legionarios de Cristo", o dos de los grupos católicos más conservadores en México.
"¿Cómo un hombre así, que llegó a admirar a Augusto Pinochet [quien encabezó un golpe de estado contra el presidente socialista Salvador Allende en Chile] y a Marcial Maciel [fundador de los Legionarios], acabó siendo no sólo amigo de López Obrador, sino incluso siendo el jefe de la Oficina de la Presidencia?", dijo Urzúa, para quien el empresario debía desinvertir de sus empresas, o depositar las acciones de éstas en un fideicomiso, a fin de evitar un potencial conflicto de interés.
"Un conflicto de interés existe cuando una actividad personal o de negocios de un servidor público podría eventualmente interferir con el objetivo de sus funciones. No estoy diciendo que esto haya pasado en el caso de Romo, no me consta, pero dado que en la jefatura de la Oficina de la Presidencia se maneja a diario un cúmulo de información económica confidencial, uno quisiera que Alfonso Romo y sus familiares hasta el primer grado no tuvieran actualmente participación accionaria alguna en la Casa de Bolsa Vector", dijo.
Finalmente, Romo también dijo a Proceso que al frente de Hacienda estuvo en desacuerdo con el presidente en su negativa a realizar una reforma fiscal que permitiera abatir de forma más rápida las desigualdades sociales del país, así como en incrementar los recortes al gasto que solicitó, por sugerencia de la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, el presidente en marzo.
"El presidente no quiere hacer una reforma fiscal. Yo sí, porque creo que es la única manera de abatir desigualdades. No sé por qué no quiere hacerlo. Quizás por no enfrentarse con algunos empresarios, quizás por el costo electoral", dijo Urzúa, agregando que para él en un año como el que vive el país el gobierno debió implementar políticas públicas contracíclicas. "Curiosamente, yo soy menos conservador fiscalmente hablando que López Obrador. Creo que es un error, particularmente en un año como éste, en el que yo no sería tan conservador en ese aspecto".