Por Jose Cabezas
SAN PEDRO SULA, 11 dic (Reuters) - A inicios de noviembre, la familia de Willian Castro pasó tres días en el techo de una empacadora de plátano buscando ponerse a salvo de las devastadoras inundaciones del huracán Eta en Honduras. La tormenta arrasó su hogar al igual que el de miles de personas que ahora viven en las calles.
La zona en San Pedro Sula, al norte de Honduras, donde habitaba Castro, un barbero de 34 años, es una de las más golpeadas no solo por Eta sino por el otro poderoso huracán que le siguió, Iota. completas quedaron bajo el agua y las fuertes lluvias causaron deslaves en varias partes del país. Unas 4.5 millones de personas -la mitad de la población del país- fue afectada, 85,215 viviendas fueron dañadas y 6,109 quedaron destruidas, según cifras oficiales.
En albergues, en su mayoría en San Pedro Sula, 95,000 personas han encontrado refugio, pero miles más viven ahora en endebles casas de madera y lámina instaladas en plena calle o en puentes bajo carreteras con sólo un plástico sobre sus cabezas.
Castro practicaba su oficio en su casa. Al perderla, también se quedó sin su fuente de ingresos. En su barrio, aún se ven en las calles postes de energía derribados, troncos y árboles caídos, muebles y electrodomésticos en medio del lodo, mientras el agua aún rebasa el metro de altura en algunos lugares.
DESDE CERO
"Vamos a tener que volver a empezar (...) no lo podemos hacer solos", se lamentó Castro, pidiendo la ayuda del Gobierno. "Si no tendré que pensar en lo que han hecho muchos aquí en el pasado: irme para Estados Unidos", advirtió.
Julissa Mercado, portavoz de la estatal Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), dijo a Reuters que enviaron víveres a los albergues de los poblados más afectados pero "siempre hay gente que dice que no se le ha suministrado alimentos".
A fines de noviembre, el presidente Juan Orlando Hernández clamó por ayuda mundial para salir de la "gran calamidad" que vive su país debido a la devastación provocada por las fuertes tormentas, que dejaron un centenar de muertos en Honduras, donde el 60% de la población ya vivía en la pobreza. lo más fuerte (...) que hemos vivido en la historia de la República de Honduras", dijo el jueves Hernández, en un acto de reconocimiento socorristas por su labor en la emergencia.
A la tragedia, se suma la de la pandemia del coronavirus, que ha provocado el cierre de empresas privadas y una contracción económica histórica del 10.5% este año. Y, el panorama no es alentador. es una tragedia económica, social y humana", declaró a Reuters el director de la Comisión de Acción Social Menonita (CASM), Nelson García, una organización que trabaja proyectos sociales y derechos humanos.
"Gente que ya era pobre al perder sus casas, sus bienes y hasta sus trabajos ahora son miserables", subrayó.
Castro, quien se refugió de las inundaciones en el techo de una fábrica, relató que ahora vive en la casa de un amigo a una hora de San Pedro Sula y que han subsistido de donaciones de comida de organizaciones privadas y de ayuda de vecinos que reciben dinero de familiares en Estados Unidos.
"El Gobierno no nos ha dado nada", acusó. (Escrito por Gustavo Palencia; Editado por Adriana Barrera y Diego Oré)