Por Hugh Bronstein y Maximilian Heath
BUENOS AIRES, 15 abr (Reuters) - Argentina se prepara para el primer caso de coronavirus entre los miles de trabajadores agroportuarios del país, uno de los principales proveedores mundiales de alimentos, lo que cambiaría el modo de trabajo de una industria clave de la economía local.
La nación sudamericana es el mayor exportador mundial de aceite y harina de soja, y el tercero de granos de soja y de maíz. Hasta el momento, según datos del Gobierno argentino, se han registrado 2.443 casos confirmados de COVID-19 en su población, de los que 105 fallecieron.
A medida que la enfermedad se extiende en el país y las compañías exportadoras incrementan las medidas preventivas, representantes del sector agroexportador dicen que será inevitable que alguien de la actividad se contagie el virus, causando preocupación entre colegas.
"Este es el momento crítico. Estamos trabajando con distintos protocolos de prevención, supervisados por expertos en enfermedades infecciosas que nos dan recomendaciones", dijo Gustavo Idígoras, presidente de la cámara de empresas exportadoras y procesadoras de granos CIARA-CEC.
"Hasta el momento no hemos tenido casos confirmados. Pero nos estamos preparando", explicó Idígoras.
Inicialmente, la pandemia restringió el flujo de granos al complejo agroportuario de la zona de Rosario -donde se embarca el 80% de las exportaciones de alimentos de Argentina- debido a los límites a la circulación de camiones que impusieron algunos distritos en medio de una cuarentena contra el coronavirus.
Sin embargo, esos cuellos de botella fueron resueltos gracias a la intervención del Gobierno nacional y gobiernos provinciales, y ahora líderes del poderoso complejo agroalimentario argentino dicen que están preparados para el "shock" que acompañaría al primer caso de COVID-19 en el sector.
"La cadena de exportación está preparada", dijo Luis Zubizarreta, titular de la Cámara de Puertos Privados Comerciales argentina (CPPC).
Los barcos de carga que ingresan a los puertos argentinos están siendo revisados por inspectores sanitarios de la Prefectura Naval y se requiere que empleados a lo largo de la cadena usen elementos de protección, señaló Zubizarreta.
Además, se les toma de forma constante la temperatura a los trabajadores en las terminales portuarias, donde las empresas también tienen sus plantas de procesamiento de granos. A cualquier persona con más de 37,5 grados Celsius se le impide el acceso a las instalaciones de la empresa.
Los estibadores y trabajadores técnicos de los puertos deben permanecer a una distancia de 1,5 metros de sus colegas en todo momento y se han ubicado equipos médicos en todos los puntos de transferencia de granos.
SINDICATOS
No obstante, sindicatos de trabajadores portuarios han expresado su preocupación por el coronavirus, entre ellos el gremio de recibidores de granos URGARA que amenazó con realizar una huelga y pidió al presidente argentino suspender las exportaciones durante la duración de la cuarentena.
El presidente argentino, Alberto Fernández, estableció una cuarentena general y obligatoria que comenzó el 20 de marzo y que, por ahora, se extenderá hasta el 26 de abril. Fernández eximió del confinamiento a aquellos vinculados a tareas exportadoras y al transporte de mercadería.
"En este contexto no ameritaba declarar esencial la actividad de exportación", dijo Pablo Palacio, secretario general de URGARA. "Sabemos que el tema económico es importante, pero en este contexto la decisión del presidente de preservar la salud de la población estaba por encima".
El líder del sindicato advirtió que los puertos de granos de Argentina, donde se embarcan las exportaciones que son la principal fuente de divisas del país que atraviesa una grave crisis económica, son un potencial foco de transmisión del virus. (Reporte de Hugh Bronstein y Maximilian Heath. Editado por Nicolás Misculin y Marion Giraldo)