Por Marc Frank
LA HABANA, 8 abr (Reuters) - Desde supermercados frente al mar en La Habana hasta las montañas de la Sierra Maestra, en la región oriental, los cubanos desafían el miedo al coronavirus y hacen filas en busca de alimentos debido a que interrupciones en importaciones en el comercio internacional empeoran la escasez de productos básicos.
En Cuba, los residentes de todas las edades caminan de tienda en tienda localizando los escasos productos, a pesar de las recomendaciones del Gobierno de quedarse en casa y mantener el distanciamiento social, evitando contraer la contagiosa enfermedad.
Cuba importa más del 60 por ciento de sus alimentos, pero la pandemia ha obligado al Gobierno a cerrar las fronteras y restringir la moneda fuerte del turismo, una necesidad para pagar los bienes del extranjero. El turismo representa el 25 por ciento de los ingresos de divisas del país.
Debido a la escasez, muchos residentes utilizan aplicaciones para localizar las tiendas cuando llegan productos codiciados, desde pollo y queso hasta leche en polvo y salsa de tomate, creando largas filas en calles de La Habana, donde la policía intenta mantener el orden.
Si bien Cuba se ha enfrentado a una escasez dispersa desde el colapso de la Unión Soviética en 1989, su antiguo benefactor, ha empeorado debido a la disminución en la ayuda del aliado socialista Venezuela y el endurecimiento de las sanciones estadounidenses por décadas bajo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Ahora se intensifica la escasez a medida que la pandemia agrava la crisis de efectivo de Cuba e interrumpe el comercio internacional y los precios de los alimentos.
"Hay una cola (fila) para todo, los productos son escasos", dijo el residente de La Habana, Luis Alberto, mientras esperaba en una cola para comprar pollo que se extendía por más de 100 metros.
Desde que se registraron el mes pasado los primeros casos de coronavirus, las autoridades han cerrado fronteras a personas y han pedido a los cubanos que salgan si es estrictamente necesario, siempre con máscaras faciales. El desinfectante se ha incluido en las tarjetas de racionamiento que se usan en la isla para obtener sus bienes.
"Nadie está caminando excepto el médico de cabecera y la enfermera", dijo Nuris López, una peluquera, desde un pueblo en las inmediaciones de la Sierra Maestra, en la provincia oriental Granma.
"Pero cuando algo de picadillo (carne molida) llegó el otro día, todos salieron de sus hogares con máscaras y se alinearon con un policía que mantenía el orden", añadió.
"PERFECTA TORMENTA"
El presidente Miguel Díaz-Canel advirtió recientemente a los cubanos que consumirían menos alimentos importados "debido a la situación actual".
Cuando los barcos llegaron la semana pasada con maíz y arroz, fue una gran noticia en medios estatales. Cuba no es miembro del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial u otras instituciones multilaterales de crédito a las que podría recurrir para obtener fondos de emergencia.
El ministro de Economía, Alejandro Gil, dijo que la única solución es "encontrar en la agricultura la principal fuente de alimentos para la gente", pero el sector está sufriendo una falta cada vez mayor de insumos, como fertilizantes y pesticidas, en parte, debido a sanciones de Estados Unidos.
"Se está gestando una tormenta perfecta. Para mayo, la situación alimentaria aquí será mucho peor", dijo un experto agrícola local, que solicitó mantener el anonimato.
PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS, EN PROBLEMAS
Cuba es famosa por luchar contra las epidemias y criticada por su sistema agrícola centralizado y considerado improductivo al estilo soviético, desde hace mucho tiempo abandonado por otros países de gestión comunista.
"Cuba tiene el virus bajo control y estoy seguro de que seguirá así", dijo Emandez Maceo, un maestro en el este de Cuba.
"Al mismo tiempo, estamos entrando en una situación crítica, no hay nada en los mercados y está empeorando", señaló.
Cuba ha reportado 457 casos de coronavirus y 12 muertes, todos, menos algunos, relacionados ya con viajeros que ingresan desde el extranjero, dijo el miércoles José Ángel Portal, ministro de Salud en la televisión local.
Según el Gobierno, solo el 40 por ciento de los suministros normales de combustible e incluso menos fertilizantes y pesticidas, se usaron en la cosecha de invierno. La siembra comenzó antes de la pandemia en noviembre y la cosecha terminó en marzo.
El funcionario del Ministerio de Agricultura, Yojan García Rodas, dijo a la radio local que los agricultores pudieron plantar menos de la mitad de la superficie planificada de frijoles, un alimento básico local, porque tuvieron que usar bueyes para labrar la tierra debido a la falta de combustible.
Hablando de una plaga que acabó con gran parte de la cosecha, Rodas dijo que solo el 15 por ciento de las 22.000 hectáreas plantadas podrían protegerse con pesticidas químicos.
Luis Enrique Plutín, un agricultor que trabajaba en los campos bajo un sol abrasador con otros miembros de la cooperativa en las afueras de La Habana, fue discreto.
"A través del sacrificio y el trabajo podemos producir algo, pero no mucho, para la población. Y podemos seguir produciendo más, pero se imagina las dificultades que tenemos", agregó. (Reporte de Marc Frank. Escrito en español por Nelson Acosta, Editado por Juana Casas REUTERS NAB JIC/)