Las promesas del CHIPS Act de Biden están lejos de cumplirse: solo una fracción del dinero ha llegado a las empresas, mientras miles de millones se destinan a conflictos internacionales.***
- El CHIPS Act prometió USD $52,7 mil millones, pero el gasto real es mínimo.
- Burocracia y regulaciones complican la distribución de fondos.
- Críticas al gobierno por priorizar guerras y ayuda internacional.
Las cifras no cuadran A pesar de los USD $52,7 mil millones prometidos, informes recientes indican que apenas un 0,3% del monto total ha sido gastado efectivamente. Aunque más de USD $30 mil millones han sido anunciados para subvenciones, el proceso de desembolso está plagado de retrasos. Este ritmo desesperantemente lento pone en duda la capacidad del gobierno de cumplir su palabra.
Por otro lado, empresas clave de tecnología han comenzado a manifestar su frustración. Mientras tanto, sectores como el automotriz y la defensa —que dependen de semiconductores maduros— enfrentan dificultades, a pesar de que USD $2 mil millones fueron reservados específicamente para ellos.
Burocracia y prioridades cuestionables Uno de los mayores obstáculos para la distribución de los fondos es el complicado sistema de aprobación. Cada propuesta debe superar revisiones ambientales, evaluaciones de seguridad nacional y planes de desarrollo laboral. Aunque estas medidas buscan garantizar el uso responsable del dinero, también generan demoras innecesarias.
A esto se suma un problema geopolítico: las restricciones impuestas por el gobierno para evitar que las empresas expandan operaciones en China, lo que limita la viabilidad de muchos proyectos.
Y mientras las fábricas esperan, el gobierno de Biden gasta miles de millones en conflictos internacionales y ayuda exterior. Críticos señalan que el presupuesto destinado a Ucrania, por ejemplo, ha recibido más prioridad que el desarrollo tecnológico nacional.
¿Tecnología o política? La administración Biden justifica su enfoque, argumentando que la seguridad nacional depende tanto de una cadena de suministro sólida como de la estabilidad internacional. Sin embargo, esta estrategia ha sido calificada de hipócrita por expertos que destacan el impacto negativo en la competitividad global de las empresas estadounidenses.
Organizaciones tecnológicas y analistas económicos coinciden en que este retraso podría permitir que China siga consolidando su liderazgo en la producción de chips, mientras Estados Unidos pierde terreno en uno de los mercados más importantes del siglo XXI.
El CHIPS Act, que prometía un renacimiento en la fabricación de semiconductores, se enfrenta ahora a la realidad de la burocracia, los conflictos internacionales y una falta de visión estratégica. Si el gobierno no toma medidas inmediatas, este programa corre el riesgo de convertirse en otro ejemplo de una política más enfocada en titulares que en resultados reales.
Fuentes: datos obtenidos de informes del Departamento de Comercio de Estados Unidos, declaraciones oficiales y análisis de medios independientes.
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